«Estudien mi cerebro. Lo siento», escribió el cuádruple asesino de Nueva York
La Policía reconstruye el perfil de Shane Tamura, de 27 años, que se suicidó convencido de que padecía una enfermedad vinculada al fútbol americano, mientras se consolida la teoría de que su objetivo era la sede de la Liga Profesional
M. Pérez
Martes, 29 de julio 2025
El FBI y la Policía se afanan en reconstruir el perfil de Shane Devon Tamura, el joven de 27 años que el lunes mató a ... cuatro personas en un rascacielos de Nueva York antes de sucididarse. El asesino, que fue una promesa del fútbol americano a los 16 años, estaba convencido de que padecía encefalopatía traumática crónica, un trastorno asociado a la práctica de este deporte y dejó una nota en la que podía leerse la siguiente frase: «Estudien mi cerebro, por favor. Lo siento». La dolencia solo puede confirmarse cuando el afectado ha fallecido, mediante un examen forense del cerebro.
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Los agentes están casi plenamente seguros de que Tamura tenía como objetivo la sede de la Liga Nacional de Fútbol Americano (LFN), situada en el rascacielos, y que su plan no fue fruto de una crisis repentina, sino que lo había planeado con anterioridad. La disculpa final en su nota de suicidio avalaría que tenía intención de sembrar una tragedia antes de dispararse en el pecho.
Una de las líneas de investigación trata de averiguar si el joven había visitado el rascacielos con anterioridad para trazar su ruta mortal hasta las oficinas deportivas. Cruzó tres Estados desde Nevada n su BMW negro, atravesó Nueva Jersey en hora punta y aparcó directamente delante del 435 de Park Avenue en Manhattan, donde se encuentra la sede central de la Liga Profesional. Inmediatamente después de entrar en el vestíbulo se giró a la derecha y disparó contra un policía que ejercía como vigilante de seguridad del edificio en sus horas libres. Luego acribilló a un segundo guarda encargado de controlar los accesos a los ascensores en su misma mesa de trabajo. Las otras dos víctimas son dos ejecutivas de la torre. El error de Tamura fue meterse en el ascensor equivocado, que le condujo hasta una planta ocupada por una corporación inmobiliaria en vez de las oficinas de la NFL.
Los investigadores del cuádruple crimen han viajado este miércoles a Nevada para interrogar a los compañeros de trabajo del pistolero y registrar su casa en Las Vegas. Shane trabajaba como empleado en la seguridad nocturna de un casino. El domingo no se presentó a su trabajo. El arma utilizada fue un rifle de asalto comprado en una armería de la ciudad del juego, pero no la adquirió Tamura, sino una segunda persona que ya ha sido identificada. El exdeportista tenía una licencia de armas en regla y un carnet de detective privado caducado.
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«A diestro y siniestro»
La antigua estrella del fútbol americano juvenil armada con un rifle de asalto M4 mató este lunes a cuatro personas en un rascacielos de Nueva York antes de suicidarse. El edificio, situado en Park Avenue, es la sede de la NFL (Liga Nacional de Fúbol Americano), el gigante de inversiones Blackstone y la asesoría financiera KPMG. Entre los fallecidos figura un policía, el primer abatido cuando el asesino penetró en el edificio «disparando a diestro y siniestro», Un agente de la NFL resultó herido y reconoció al pistolero como Shane Devon Tamura, de 27 años, un prometedor deportista cuya carrera quedó súbitamente interrumpida antes de precipitarse en el olvido.
Los investigadores encontaron, al parecer, una nota en el bolsillo trasero del pantalón del tirador. Explicaba que sufría encefalopatía traumática crónica y pedía que se estudiara su cerebro. Las primeras hipótesis apuntan a que, por este motivo, decidió dispararse con su fúsil en el corazón. La dolencia a la que aludía está relacionada con los traumatismos craneoencefálicos y se han encontrado pruebas de su vinculo con el fútbol americano después de que un número inusual de deportistas la hayan padecido e, incluso, fallecido debido a sus secuelas.
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Tamura residía en Las Vegas. El sábado cogió su BMW negro, metió en él un fusil de asalto y abundante munición e inició el viaje hacia la oscuridad. Condujo miles de kilómetros prácticamente sin detenerse, Una reconstrucción ha permitido determinar que el mismo día de su salida atravesó Colorado. El domingo cruzó Nebraska y Colorado y el lunes llegó a Nueva York. Las cámaras de tráfico registran su coche en la ciudad a las 16.30 horas (22.30 horas en España). A las 18.25, aparcó en doble fila frente al enorme rascacielos de 44 plantas, en 345 Park Avenue, conocido por albergar oficinas estatales y algunas de las principales compañías jurídicas y financieras del Estado.
Según la Policía, cruzó la plaza delantera a paso ligero. En el trayecto no oculta el arma. No parece importarle. Una grabación le capta caminando con ella sujeta con la mano derecha, el cañón hacia el suelo. Los testigos señalaron que entró en el vestíbulo y comenzó a disparar «inmediatamente».
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El caos se apoderó de las personas que en ese momento se movían por el hall. Dos empleados que acababan de salir a la calle para cenar en un restaurante cercano dijeron que escucharon «repetidas explosiones», se dieron la vuelta y observaron cómo decenas y decenas de trabajadores de la torre salían de estampida por las puertas y huían despavoridos. Otros muchos se confinaron dentro de las oficinas. En la sede de Blackstone, los trabajadores acumularon mesas, sofás, sillas e incluso ordenadores contra las puertas para formar una barricada e impedir la entrada del pistolero. Más tarde, la comisionada de Nueva York informó a la dirección de la empresa que no eran el objetivo.
La primera víctima mortal resultó ser Didarul Islam, de origen indio, de 36 años, que en 2022 ingresó en el Departamento de Policía de Nueva York. Procedía de Bangladesh. Padre de dos hijos, él y su mujer esperaban el tercero. Tras certificarse su muerte, un furgón fúnebre lo llevó esta madrugada al hospital central de Nueva York. Decenas de sanitarios y policías hicieron un pasillo al paso de la ambulancia.
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Shane Tumara no se detuvo en este asesinato. «Roció» el vestíbulo de balas. Mató a una mujer que se escondió detrás de una columna y a un agente de seguridad que intentó refugiarse detrás de una mesa, según los primeros testimonios. Luego se encaminó hacia un ascensor. Pulsó el botón del piso 33. Al abrirse la puerta se topó con una mujer. La dejó salir del elevador y alejarse, ilesa. Tumara subio hasta la planta ocupada por las oficinas de Rudin Management, una de las grandes compañías inmobiliarias de Nueva York. Allí asesinó a otro hombre. «Siguió disparando mientras caminaba», relató un empleado a la Policía. Luego avanzó por un pasillo y se suicidó de un disparo en el pecho. Detrás dejó un Midtown Manhattan aterrorizado y precintando por un cordón de seguridad.
Salvo la del policía Didarul Islam, las autoridades mantenían esta madrugada en secreto las identidades del resto de las víctimas hasta que sus familias fueran informadas. Dos de ellas podrían pertenecer a Blackstone y el despacho inmobliario donde Tumara decidió quitarse la vida. A la vista de la nota que portaba, los investigadores trabajan con la hipótesis de que el pistolero sufriera una dolencia mental y que quisiera vengarse de la NFL.
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«Hizo el sacrificio máximo, fue asesinado a sangre fría con un uniforme que representaba la promesa que le hizo a esta ciudad. Era un neoyorquino de pura cepa», declaró el alcalde de Nueva York, Eric Adams, en una rueda de prensa en la que elogió al policía fallecido. «Todavía tenemos que desentrañar el caso», dmitió sobre el cuádruple asesinato.
La casa de Islam en el barrio de Parkchester, en el Bronx, era esta madrugada un trajín de allegados, amigos y policías. El agente asesinado había comprado la vivienda para su familia. Trajo a sus padres de India y ejercía como mentor de los jóvenes de la comunidad bangladesí. Esta noche pasada formaba parte de la plantilla de seguridad del rascacielos. Su puesto de control estaba cerca de los ascensores. Sus inicios laborales tambien fueron en estos cometidos, como guardia de seguridad en una escuela «y luego se enamoró de las fuerzas del orden», comentaba esta madrugada uno de sus amigos.
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La Policía ha encontrado en el coche del asesino una pistola, comprada legalmente en 2022 en Nevada, así como varios cargadores de munición. En el maletero llevaba una mochila y medicamentos. La nota de suicidio, en realidad compuesta por varias páginas, parecía culpar al fútbol de su enfermedad. Sin embargo, en caso de que se tratase de una venganza contra la autoridad que regula este deporte, los investigadores desconocen el motivo por el que decidió subir a la planta 33 del rascacielos y no detenerse en la quinta, donde se ubica la NFL.
Antiguos amigos de Tamura han asegurado que «no era el tipo de persona que pudieras considerar violenta». Algunos de sus exccompañeros han señalado que se trataba de un joven «cargado de energía» y el «bromista de la clase». Tampoco parecía ser un fanático del fútbol americano. «Más bien era el jugador al que todos consideraban genial, aunque él nunca daba la sensación de contemplar un futuro en el fútbol».
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