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Plato de pulpo de La Santa Barra. Arcadio Suárez

La Santa Barra: un altar gastronómico que celebra Gran Canaria entre tradición y modernidad

Un espacio joven que rinde culto al producto local y promete experiencias «divinas» con menús especiales para estas fiestas

Paula F. Rodríguez-Borlado

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 5 de diciembre 2025, 23:19

La Santa Barra, ubicada en la calle Juan Rejón 40 e integrada en el Hotel Puerto de la Luz (Pierre & Vacances), es desde hace poco más de medio año el altar donde se venera al sabor canario. Su propuesta nace del respeto al producto de la isla y lo acompaña con técnicas contemporáneas propias de la cocina española y mediterránea, logrando una armonía deliciosa entre lo cercano y lo moderno.

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Desde el restaurante tienen claro que lo esencial es el buen comer. No buscan grandes artificios, sino sabores auténticos, platos con intención y un servicio atento que convierte la visita en una experiencia casi «divina». Su inspiración viene directamente de la parroquia de Nuestra Señora de la Luz —situada justo frente al local y muy querida en el barrio de La Isleta—, motivo por el cual decidieron convertir el espacio en un templo gastronómico, con una barra concebida como altar para sus tapas más cuidadas.

El concepto, tal como explican, es una peregrinación sensorial que comienza desde el equipo, meticuloso y entregado, y continúa en cada plato. Cada rincón del restaurante invita a quedarse, a disfrutar y a dejarse tentar por sabores que, aunque la carta aún no es extensa, dejan al comensal con ganas de volver a pecar.

Entrada y estancias de La Santa Barra. Arcadio Suárez

Detrás de los fogones se encuentran dos jóvenes promesas de la isla, David Domínguez y Fernando Reina, quienes lideran con ilusión este proyecto junto a un equipo multidisciplinar que funciona como engranaje perfecto. Su cocina parte del producto local y lo fusiona con referencias nacionales, sin complicaciones técnicas innecesarias: tradición reconocible con un giro personal, capaz de reinterpretar sabores de siempre con sutileza contemporánea.

Los chefs de La Santa Barra, Fernando Reina y David Domínguez. Arcadio Suárez

La carta, pensada para compartir, se divide en tres apartados. El primero, llamada la «Barra Milagrosa», disponible durante todo el día, está destinado al picoteo informal: quesos, jamón ibérico, papas arrugadas o una mini tortilla de bacalao, entre otros clásicos.

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Elaboraciones de «La Barra Milagrosa». Arcadio Suárez

El horario de comidas se abre con la «Cocina del Convento», un despliegue que refleja la versatilidad creativa de la casa: pepito de solomillo, tartar de wagyu, croquetas de cerdo negro o fritura andaluza con pescado local. Su gran imprescindible —convertido en icono— es el bombón de mejillones en escabeche, servido en brioche y acompañado de papas.

Elaboraciones de «la Cocina del Convento». Arcadio Suárez

A la lista se suma una elaboración que ya ha conquistado paladares: los dados de salmón ahumado, tapa ganadora del último concurso Tapas con Arte de La Isleta.

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Con «El pecado sería no probarlo», su sección de la carta dedicada a los postres, tampoco se quedan atrás: torrija, tarta de queso, helados y sorbetes, además de un postre sorprendente que roza el espectáculo: plátano a la sal, flambeado y servido con crumble, aceite de oliva y helado de chocolate.

Plátano a la sal. Arcadio Suárez

Banquetes que miran al cielo: dos propuestas para celebrar con sabor

Con la mirada puesta en las festividades navideñas, el restaurante presenta dos menús festivos pensados para disfrutar sin prisas, donde el producto local y los sabores reconocibles se visten de celebración. Dos viajes gastronómicos —«Banquete del Cielo» y «Los Apóstoles»— que invitan a brindar y compartir alrededor de la mesa, con bebidas incluidas durante todo el servicio.

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Menú «Banquete del Cielo»

Una experiencia pensada para quienes buscan un homenaje completo. La velada comienza con un despliegue de entrantes para compartir, pequeños bocados que abren el apetito con guiños al territorio y toques contemporáneos: Aceitunas para despertar el paladar, bikini de queso y jamón ahumado con trufa, de aroma envolvente, dados de salmón frescos y jugosos, ensalada de tomate de Agüimes con ventresca, un tributo al producto cercano y tortelloni de cerdo negro con puré de manzana, cierre cálido y delicado

El plato principal reivindica la cocina lenta: ternera guisada con tomillo y vino tinto canario, tierna, perfumada y bañada en una salsa profunda y fragante. El final llega con un clásico contemporáneo: lingote de chocolate con frutos rojos, un postre intenso pero equilibrado, pensado para culminar con placer. El menú incluye barra libre de cerveza, vinos y refrescos, además de cafés e infusiones para acompañar la sobremesa.

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Menú «Los Apóstoles»

Una opción más ligera pero igualmente celebratoria. Cuatro entrantes —con una selección distinta a la del menú superior— abren paso a un navarín de cordero con verduras y culis de tomate, plato reconfortante, lleno de matices y tradición.

El postre mantiene el mismo cierre dulce: el lingote de chocolate con frutos rojos, compartiendo protagonismo con la barra libre de bebidas, cafés e infusiones.

Aunque el restaurante no ofrece cenas de gala los días 24 y 31 de diciembre, sí prepara menús especiales para comidas y celebraciones, ideales para encuentros familiares, empresariales o celebraciones íntimas.

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