El Ronqueo, el oasis gastronómico capitalino donde manda el producto
En el mismo centro de Las Palmas de Gran Canaria, dos son los locales que concentran la excelencia culinaria y ambos capitaneados por Efrén Guerrero, propietario y motor de La Bodega de la Avenida y de El Ronqueo y a su vera siempre, Ale Santana, impecable chef ejecutivo de los dos
Si hace unos meses ya les hablábamos de la transformación de La Bodega de la Avenida, tanto más hay que contar de su local 'hermano', El Ronqueo, donde, a diario cargas considerables del mejor producto sin disfraz de ningún tipo atraviesa su puerta.
En la cocina, un equipazo al amparo de la maestría y la creatividad que nace de los recuerdos de su vida, el chef Ale Santana, quien domina la tradición y la vanguardia sin cambiarse de chaquetilla y sin perder nunca la sonrisa y a donde solo añade pólvora para huir despavoridamente de los artificios y de todo aquello que no aporte.
Si ya en La Bodega, este tándem que conforman Efrén y Ale, junto al resto de un equipo de grandes profesionales, tuvieron claro que la excelencia se serviría desde los entrantes hasta los postres, para El Ronqueo pensaron de manera idéntica con los arroces y el pescado fresco como líderes de una carta a la que nadie sería capaz de tacharle ningún plato.
Una auténtica casa de comidas
Lo vienen contando las tendencias desde hace algún tiempo: el comensal pide reconectar con la cocina tradicional más auténtica y genuina porque al público le sobran las ganas de reencontrarse con platos de cuchara que sepan a hogar y con elaboraciones donde el sabor predominante sea el del producto sin pirotecnia. Y todo esto lo saben en El Ronqueo, desde la teoría y hasta la práctica, erigiéndose, sin género alguno de duda en una auténtica e irresistible 'casa de comidas' contemporánea y si sumamos a La Bodega de la Avenida, conforman ambos el dúo gastronómico de referencia por excelencia de la capital grancanaria.
Cocciones perfectas en cada elaboración
En El Ronqueo solo se habla de cocina de fondos, de hecho, es el único idioma que entienden porque pocos como Ale para seguir custodiando y defendiendo la cocina tradicional y así lo demuestra desde su ensaladilla hasta sus croquetas, desde su pulpo a la gallega hasta sus divinos y celestiales caracoles, desde sus papas arrieras hasta su ceviche o con unas fabulosas anchoas de Santoña. A Santana, no hay técnica que se le resista y no hay trilero que le merme el producto.
A todo ello, la creatividad acompaña cada plato, solo si la precisa porque aun reivindicando la más pura tradición desde sus cocinas, la vanguardia tampoco guarda secretos para él, como así sucede con sus alcachofas confitadas a las que dota de un intenso sabor salino con unas delicadas láminas de bacalao ahumado y corona con huevo perfectamente escalfado o a su atún, capítulo aparte en su carta y con el que son capaces de emocionar al comensal con este pescado hecho lágrimas y fruta de temporada.
Arroces y pescado fresco, eje de El Ronqueo
Pero que a nadie se le olvide que aquí se viene a ronquear, pero no solo el pescado sino también el sabor, limpiando cada plato como si no hubiera un mañana. A sus arroces, secos, melosos o caldosos, les confieren una especial devoción: negro con chipirón y gamba roja o de bogavante, como dos sencillos ejemplos que nada tienen que ver con la simpleza sino con fondos limpios y trabajados y sin descuidar el punto del grano en ningún momento.
En materia marina, los pescados solo pueden ser frescos de corte noble y con preferencia a las aguas atlánticas y lo mismo ejecutan una fritura de calamares perfecta que brasean unos lomos de rodaballo, sencillamente impecables.
Los carnívoros también tienen su asiento
La carta de El Ronqueo no debió ser fruto de la casualidad. Cada producto estrella, desde los huevos hasta las piezas más selectas de carne, encuentran aquí el resumen perfecto como garantía de disfrute y tampoco le faltan esos platos antojo, donde la textura crujiente como la de sus berenjenas satisfacen a los paladares más caprichosos, convirtiéndose con la suma de todo ello, en un local donde nada puede salir mal y así lo demuestra su lleno diario cada día de apertura.
La experiencia empieza en la sala
En El Ronqueo la sala tiene nombre propio: Luis Ramos. Porque también en El Ronqueo pueden presumir de tener consigo a uno de los mejores jefes de sala que existen en la isla de Gran Canaria. Su dirección y su papel como sumiller sostienen una atención exquisita, empezando por el ritmo del servicio hasta la coreografía que acompaña con una bodega repleta de referencias destacadas, especiales y seleccionadas desde un experto criterio.
Una atención a la que el ambiente recogido de su sala y su coqueta decoración, lo convierten en un local exclusivo, sin hipérboles ni postureo, porque jamás pierden de vista que a El Ronqueo, a lo que se viene es a comer bien y lo único que no se explica es que en su fachada no brillen más reconocimientos de tantos como merecen.