Dónde saborear Gran Canaria, según el empresario y presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez
Todos los días de su vida, exceptuando la Navidad, almuerza y cena fuera de casa hasta cuatro veces al día y su ruta es una apuesta a la lealtad que le guarda a los locales donde todo lo hacen bien
Resulta delicioso entrevistar a nuestro protagonista porque, aparte de ser un anfitrión excepcional, Miguel Ángel sostiene la mirada, directamente a los ojos para decirnos que se le puede preguntar absolutamente todo, incluso por las leyendas que le han perseguido toda la vida y, al postre, ni tan siquiera dijo una sola vez esa manida frase con la que a veces nos encontramos: «Eso no lo pongas».
Ante tal suculento aperitivo tocaba preguntarle por sus inicios donde muchos aseguran que cuidaba coches en el pabellón de Tamaraceite, su barrio, en el que creció y en el que compartió vida con su familia, a la que adora, y con su pandilla: Antonio, José Elías, Miguelín y Benjamín, y sí. Es absolutamente cierto. En aquella época el barrio de Tamaraceite no era lo que es hoy en día y ellos, en pandilla, se ofrecían a cuidar los coches de los jugadores para evitar hurtos en los mismos.
Una vez y ya los jugadores terminaban de entrenar, ellos regresaban a la cancha, a sus juegos, y como el propio Miguel relata: «Estar ahí nos disuadió y nos salvó de echar a perder la juventud con otros asuntos».
Pero, antes de seguir desmitificando, Miguel Ángel se quiebra al recordar a su amigo Benjamín, para él, la persona con más humildad del mundo, pero también la más íntegra, la más digna y la más honesta que haya existido sobre la tierra. Y tanto es así que, donde otros tienen dioses u otra suerte de consuelos, no ha existido un mal día en la vida de Miguel Ángel, ni uno bueno, en que no recuerde el ejemplo de vida de su amigo: «la única persona que he conocido que lo daba todo por nada». El mejor ser humano con el que haya tropezado jamás.
Desde entonces, Miguel soñaba para sí mismo con convertirse en militar y han sido muchas las veces que ha declarado su admiración por La Legión, pero, la vida, le llevó por otros derroteros y sus primeros trabajos tenían más que ver con seguir el ejemplo de su familia y la venta ambulante de frutas.
Con 17 años ya vendía libros por las puertas de las casas y si tenía que remangarse y cruzar el charco a otras islas como Lanzarote y Fuerteventura, también lo hacía.
Empresas donde trabajó también en la carga y descarga de alimentos y entre medio, el servicio militar en artillería, hasta que el camino comenzó a centrarse en la seguridad privada, entrando como auxiliar en una agencia de detectives. Y llega ahora el momento de seguir aclarando otra de sus tantas leyendas, para quien escribió que Miguel se jactaba de no haber estudiado, saquen papel y lápiz que aquí viene corrección: Miguel posee las titulaciones de Vigilante, Escolta, Detective Privado, Experto en Explosivos y unas cuantas más que, además, lo habilitan como formador en todas estas disciplinas.
Con todo esto, los caminos de Miguel también fueron inescrutables: trabajó en Barcelona y en Madrid, transitando diversos sectores y, como él mismo nos cuenta, se entregaba en cada cosa que hacía porque solo conoce un idioma: «trabajar bien, siempre y todo el tiempo». Eso le llevaba a que se lo rifaran y ya para el año 92, Miguel era empresario en sociedades de muy diversa índole como empresa de transportes, tiendas de mascotas y embutidos y productos cárnicos.
En el año 96, la vida volvió a portarse de manera generosa con él, quizás porque como el mismo dice de sí: «siempre me he sentido en la obligación de ayudar a los demás, porque la vida a mí me ha tratado maravillosamente bien». Y ese fue el año en que se cruzó con el inolvidable empresario Ángel Luis Tadeo, para Miguel Ángel otro ser humano excepcional en su lista. La persona que lo disparó en su carrera empresarial, que le abrió las puertas de par en par de bancos y de empresarios de la isla. Un ser 'aglutinador' y la persona más seria y con más palabra de las que Miguel haya conocido. Y de nuevo, desmonta el mito: «Jamás tuvimos sociedades juntos, él me apoyaba siempre desde la enorme generosidad que dispensaba a los demás en quienes creía y el hecho de que mi patrimonio creciera se lo debo a él».
A partir de ahi se plantaron las raíces que llevaron a Miguel a consolidar su empresa Seguridad Integral Canaria como la primera de las islas y la quinta del país en el sector y lejos de acomplejarse, siguió el camino de la diversificación, con otras actividades y otras empresas, también el de la transformación hacia otros sectores y jamás ha dejado de cruzar una frontera para continuar con sus compromisos: «seguir trabajando, siempre».
Ya en 2018 vende SIC, sobre todo para salvaguardar al personal en filas, donde llegó a generar más de 7000 puestos de trabajo, para dedicarse a otras actividades, siempre en el sector servicios y sin dejar de levantar fronteras por el mundo.
Nos reconoce que jamás ha sentido vértigo y que no recuerda que el pulso le haya temblado nunca, ni tan siquiera cuando tomó el testigo y la enorme responsabilidad de presidir la UD Las Palmas, a donde llegó, nos cuenta, de pura casualidad.
«Nadie daba el primer paso y yo me atreví con el aval de mi patrimonio personal», y como él mismo apunta, «o lo daba yo o no lo daba nadie y, aun así, las críticas, siempre gratuitas y desinformadas, fueron capaces de ponerme en entredicho». Aunque también apunta que, la gran mayoría del público y de la afición sí que le reconocieron y le siguen reconociendo el esfuerzo y altísimo valor de su compromiso. Él mismo que el tomó desde el primer día, manteniendo incluso a fieles patrocinadores como Domingo Alonso aún siendo competencia del propio Miguel Ángel y su empresa Marmotor.
Desde su posición como presidente del club más querido de la isla y de otras partes del mundo, reconoce que siempre está dispuesto a escuchar todo tipo de críticas que tengan que ver con el club en lo que materia deportiva se refiere, pero no sucede lo mismo con las críticas a la gestión: «cuando uno ha aportado su patrimonio personal para salvar un club que es más que un equipo de fútbol es nuestra cultura, es nuestro arraigo, es nuestra bandera y hasta nuestro ADN, no admito injerencias de ningún tipo, porque, ¿quién más que yo puede querer que al club le vaya bien?«.
Hoy, orgulloso y a boca llena, presume de la afición por la que siente un profundo respeto y una profunda admiración. 23.500 abonados y en segunda es el mejor homenaje que la UD Las Palmas puede recibir.
Para cuando toca hablar del futuro de las islas, Miguel Ángel pisa charcos y pisa todos los callos que hagan falta, porque no se guarda nada y dice en voz alta, no solo lo que piensa sino también todo aquello en lo que cree: «Me da igual que color ostente los mandos del archipiélago, pero, lo que no me puede dar igual es que Canarias no sienta y vote por tener representación canaria en el Parlamento Nacional. ¿Quiénes mejor que nosotros mismos para defender lo nuestro? ¿Quién va a conocer mejor nuestras necesidades que nosotros mismos? ¿Y quién no recuerda que la mayor etapa de expansión de las islas vino motivada por tener una amplia representación canaria en Madrid? A lo que pide, como deseo, que la gente despierte y piense en un nacionalismo cohesionado y fuerte que represente a la sociedad canaria para cuando toque llenar de nuevo las urnas. «Solo así tendremos voz, emitiendo nuestro voto en esa dirección».
Dos proyectos ilusionantes también se vislumbran en el horizonte, el primero, el libro de sus memorias que verá la luz próximamente y que, además, está escrito por un compañero de esta casa, CANARIAS7: Ignacio Sánchez Acedo y el segundo, la compra de la legendaria casa de Eufemiano Fuentes. Una acción que trae a la mesa el Miguel Ángel más romántico porque, de esta manera cierra el círculo que, en su día, este ilustre canario comenzó: fundando la UD Las Palmas y cediendo los terrenos para aquel primer inolvidable Estadio Insular. Una casa, por otro lado, que servirá para concentración de los jugadores, para celebrar acontecimientos sociales e incluso como hotel que, sin duda, Miguel conseguirá convertir en emblemático.
Como cierre y, antes de entrar en materia, Miguel Ángel considera que no tiene queja alguna de su vida: «Tengo padre, tengo madre, tengo dos hijas y un nieto», al que además hace presente durante la entrevista para llamarle y preguntarle por sus deberes y llevárselo consigo a ver unas tortugas. Y, tan pronto como los nombra, segunda y última vez que se emociona durante el encuentro.
Generoso, nos regala titulares desde el primer minuto y hasta el último, pero, sobre todo, hay tres que lo definen: «Todo en la vida es mejorable, así que hay que seguir trabajando siempre», «Me siento orgulloso de mi trayectoria» y «Jamás he jodido a nadie porque no todo vale en la vida».
Y desde aquí y, y a pesar de que su comida favorita es el potaje de verduras de su madre, no dice que no a un buen pescado de costa canaria como el agriote o el rascacio frito, con papas arrugadas, gofio escaldado y mojo verde y rojo y, desde aquí también nos señala donde saborea la isla que tanto ama y defiende como mejor sabe hacer: trabajando cada día.
Los desayunos de Miguel Ángel Ramírez en Gran Canaria
A pesar de despertarse cada mañana al alba, Miguel no desayuna nunca, pero, eso no quita para que nos trace una lista deliciosa por sus locales favoritos.
Los almuerzos y cenas 'dobles' de Miguel Ángel
Esto es así, lo habitual en su día a día es que almuerce dos veces y cene dos veces porque los mejores acuerdos y reuniones se dan mientras se comparte mesa y mantel.
El primero de estos locales donde prácticamente lo reciben a diario es Ribera del Río Miño porque tanto su cocina como su servicio son impecables. Además de que el local reúne las condiciones necesarias para convertirlo en el entorno perfecto donde mantener sus reuniones de trabajo.
El segundo de ellos y prácticamente por lo mismo que el primero: La Bodega de la Avenida, además de ser nombrado recientemente como el «Mejor Restaurante del Año» por la Academia de Gastronomía de Las Palmas. De aquí Miguel se queda con su producto, su servicio y su valiosa discreción.
En otros cuatro locales, sinónimo los cuatro de excelente gastronomía en la capital grancanaria, donde también disfruta de buen pescado, buena carne y buen servicio son: Gambrinus, Rías Bajas , La Marinera y El Rincón de Triana. Una propuesta absolutamente ganadora.
Si toca salir de la capital, a Miguel podremos encontrarle en El Senador en la Playa de Maspalomas y en el Rías Bajas de Playa del Inglés, eso, siempre y cuando no haya parado antes en el Asador Las Lilas por su excelente producto o en Arinaga para disfrutar de la insuperable cocina de Nelson. Y si toca poner rumbo al norte, Miguel lo tiene claro: su elección se centra en la excelencia de Casa Brito en Visvique.
Las copas, solo cerveza Pío Pío
Nos reconoce que no es experto en alcoholes, pero no perdona una copa de champán cuando la ocasión lo requiere, agua de Firgas siempre en su mesa y en materia de ron, solo Arehucas. Eso sí, nunca dice que no a una cerveza Pío-Pío: 'Pilsen' o Especial. Una cerveza que cada vez le gusta más y que va tomando posición en el mercado por la gran acogida del público, así que, para cuando se permite ese champán y ese ron y siempre una Pío-Pío, sus locales están todos en la capital grancanaria.
Carlichi Copas, por ser el bar más bonito de la capital.
También podremos encontrarlo en Chester, un punto de encuentro absoluto.
El Viajero también ha sido testigo de esas sobremesas de Miguel que se alargan más allá del restaurante y, como cierre, el local 'The Room' donde siempre que acude lo pasa bien.