La odisea del comercio electrónico en Canarias: «Su paquete ha sido devuelto»
Con la llegada del Black Friday y las navidades, la posición de Canarias en el mapa sigue planteando problemas a la hora de recibir un pedido 'online'
La posición de Canarias en el mapa respecto al resto del territorio español siempre ha causado dificultades, donde constantemente escuchamos manifestaciones principalmente a nivel político, acerca de la singularidad del archipiélago, que con gran frecuencia no se respeta y provoca serias desventajas para las islas en materia de movilidad, comercio y sobrecostes a la hora de realizar importaciones y exportaciones de bienes básicos.
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A nivel cotidiano, uno de los mayores reclamos siempre ha sido la imposibilidad de poder recibir envíos desde la península. Son muchas las compañías que optan por colgar el cartel de 'no se realizan envíos a Canarias' debido a las trabas que se dan tanto en los servicios de Aduana como en el de las propias empresas de paquetería.
Ahora que se acerca el periodo de compras 'online' más intenso del año con la llegada del Black Friday y la navidad, hay que estar más atento que nunca para evitar que lo que parece una «ganga» se acabe convirtiendo en un quebradero de cabeza para los consumidores.
Un «error del sistema»
Esta semana, Ricardo Pérez, residente en Las Palmas de Gran Canaria contactó con la redacción de CANARIAS7 para denunciar lo sucedido con un envío que realizó a la empresa Pádel Nuestro el pasado 18 de agosto por valor de 267 euros y que nunca llegó a su destino.
Lo que el consideró un error del sistema, seguramente perpetrado a nivel humano, no solo le privó de recibir su pedido en tiempo y forma, sino de una pérdida de dinero y de tiempo, acompañada de la frustración y de enfado con todos los agentes involucrados.
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La tienda, que tiene su sede principal en la región de Murcia procedió a enviar la mercancía, (dos palas de pádel) a su destinatario el 3 de septiembre. Al ser un envío con valor superior a los 150 euros y sujeto a trámites aduaneros, Correos le remitió una carta informándole la necesidad de tramitar un Documento Único Administrativo (DUA).
Para realizar ese proceso, Correos ofrece siempre tres opciones, a través del propio Correos, de forma telemática ante la aduana o a través de un representante aduanero externo.
En este caso, Pérez optó por la segunda opción, ya que en su momento, asegura, fue la que le resultó más sencilla y con menos pasos a cumplimentar.
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Después de rellenar el formulario y abonar la tasa de IGIC correspondiente de 21,04 euros, la carta explica que se deberá remitir a Correos el justificante de levante de importación que le facilite la Agencia Tributaria (AEAT) por correo electrónico, un documento que tras consultar distintas fuentes, descubrió que nunca envía la AEAT, sino que hay que acudir a la sede electrónica del modelo 031 y expedir el justificante, Pérez dice que hay que «ingeniárselas» para conseguir averiguar el código de producto, una auténtica «odisea» para una persona que no esté familiarizada con este tipo de procesos informáticos.
Una vez remitido el justificante de levante de importación, junto con las cartas de pago y el número de seguimiento del pedido a la dirección de Correos que aparece en la carta, Ricardo recibe una respuesta el 16 de septiembre en la que se lee: «Su envío se ha tramitado correctamente».
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Al estar supuestamente el pedido retenido en la aduana de la capital grancanaria, Ricardo esperaba que el envío llegara a sus manos en un corto periodo de tiempo. Al pasar los días, decidió contactar con Correos para comprobar el estado de su pedido, ya que con el localizador, seguía sin estar actualizado. En ese momento le comunicaron que el mismo día que su pedido había sido supuestamente tramitado correctamente, el 16 de septiembre, se había dado por cancelado su envío y se había devuelto a la sede de Pádel Nuestro en Murcia. Inmediatamente contactó con la empresa para informar de la situación y preguntar si era posible que se volviera a emitir el envío, a lo que la empresa respondió que solo sería posible hacerlo con un nuevo etiquetado, con lo cual Ricardo tendría que volver a repetir el proceso y abonar nuevamente el IGIC, algo que a lo se negó «rotundamente» y exigió la devolución del importe del pedido (267 euros).
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