Territorio por explorar, historia por hacer

Victorias en San Mamés, Camp Nou, los históricos y desaparecidos Vicente Calderón o Atocha. Victorias, también, en el Sánchez Pizjuán, Mestalla, Benito Villamarín o El Molinón. Y conquistas añadidas en Riazor, Heliodoro Rodríguez López, Balaídos, El Sadar, La Rosaleda o antiguo Ramón de Carranza, hoy Nueva Mirandilla, entre otros templos del fútbol nacional. A la extensa colección que atesora la UD fuera de casa desde le falta el Santiago Bernabéu en Primera División. Jamás en su historia ha podido vencer a domicilio al Real Madrid.

El balance de encuentros oficiales allí no puede ser más negativo: en 40 visitas, entre las correspondientes al campeonato de Liga en Primera División y la Copa del Rey, 35 derrotas y cinco empates. Sigue pendiente una gesta que se resiste pese a que alguna vez se rozó la proeza. Sin ir más lejos, con el 3-3 cosechado en la temporada 2016-17 y que supuso una reivindicación de las que no se olvidan en el templo blanco.

Fue un empate que supo a derrota ya que se llegó al tramo final con 1-3 a favor que terminó nivelando el arrebato final merengue liderado por Cristiano Ronaldo. Tras los goles de Tana, Viera y Boateng, la UD mandaba con dos goles de renta en el minuto 85.

Nunca lo tuvo tan cerca y más con la superioridad numérica que gozaba tras la expulsión de Gareth Bale. Ganó en número de pases a los madridistas (351-501), en posesión: 43% por 56%, se defendió en saques de esquina (7-4) y mantuvo el tipo en los remates (20 del Madrid por los 17 de la UD).

Por el camino, alguna goleada sonrojante (10-1 en la campaña 1958-59) y abundancia de decepciones. Sin embargo, hay un capítulo acaecido allí que sí forma parte de la cronología feliz de la entidad. Fue en 1985 y con motivo del sexto ascenso a Primera. Un empate frente al filial (0-0), el Castilla, permitió a la UD, entonces dirigida por Roque Olsen, quedar campeona de la categoría de plata y regresar a la máxima categoría.

En el ánimo de los jugadores de Diego Martínez pesan, y mucho, las buenas prestaciones exhibidas en este curso en plazas de indudable exigencia. La derrota en la visita al Metropolitano ante el Atlético de Madrid (2-0) no fue obstáculo para que la UD se mantuviera con opciones hasta el final del choque, cuando llegó el segundo tanto rojiblanco, hubo exhibiciones en Mestalla (2-3) y Vallecas (1-3) y un meritorio ejercicio de resistencia en el Reale Arena de San Sebastián (0-0) por no hablar de la memorable gesta en Monjtuic frente al Barcelona (1-2). Es más, de las tres derrotas ligueras con el preparado gallego en el banquillo se han dado más dentro de casa (2) que a domicilio, lo que constata el buen tono competitivo del equipo cuando ha cogido el avión.

Antecedentes que pesan y animan a pensar en que el partido en el Santiago Bernabéu hay que jugarlo. Y ya se verá.

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