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Rubén Castro sostiene una camiseta conmemorativa de sus 250 goles entre Primera y Segunda División, rodeado de sus compañeros de equipo. CARTAGENA

Se llama Rubén y se apellida Castro: el peligro que viene al frente de un Cartagena que va a más

Llega en racha tras anotar tres tantos en las dos últimas jornadas y ya sabe lo que es marcarle a Las Palmas con hasta cuatro camisetas diferentes

I. S. ACEDO

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 17 de febrero 2021, 00:00

Rubén Castro es la amenaza del Cartagena que viene. Hasta el año pasado en la UD, en verano rechazó la propuesta de seguir (según él no le valoraron, según el club se llegó hasta donde se pudo) y emigró al equipo murciano, su décimo destino profesional contabilizando su única aventura en el extranjero, en las filas del Guizhou Hengfeng, y allí ya lleva doce goles en la presente campaña, casi la mitad de todos los que totaliza Las Palmas (25). Por si fuera poco, llega a la cita en el Gran Canaria lanzado, con tres dianas en las últimas dos jornadas.

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Firmó un doblete ante el Rayo el pasado fin de semana y, en el anterior encuentro, también vio puerta ante el Oviedo. En la primera vuelta, y desde el punto de penalti, ya ajustició a la UD, abriendo la cuenta de un doloroso 3-0 encajado en el Cartagonova y en unas de las peores actuaciones del conjunto entrenado por Pepe Mel. De hecho, sigue figurando como el peor correctivo encajado en este curso.

SUS 7 GOLES A LA UD

  • Con el Huesca En la jornada 14ª de la temporada 2008-09, Segunda División, batió a Santamaría para el gol del triunfo del equipo oscense (2-1).

  • Con el Rayo Vallecano Campaña 2009-10, también en Segunda, marcó a Assmann en el Gran Canaria, aunque la UD acabó ganando (2-1).

  • Con el Betis Cuatro tantos con la camiseta verdiblanca y todos decisivos. Dos en Liga y otros tantos en Copa.

  • Con el Cartagena En octubre pasado, el primero del 3-0.

No es nuevo para el ariete isletero eso de marcarle al club que le formó y le dio la oportunidad de ganarse la vida como futbolista: ya antes lo hizo con la camiseta del Huesca (temporada 2008-09), Rayo Vallecano (2009-10) y Real Betis (por partida doble, en la campaña 2010-11, y, también en dos ocasiones, en una eliminatoria de la Copa del Rey, en la campaña 2012-13).

Siete goles en total y en los que siempre fue comedido en las celebraciones como muestra de respeto al representativo de su tierra y al que perteneció, como jugador de la primera plantilla, seis campañas entre sus dos etapas (2000-04 y 2018-20).

Rubén, que en junio cumplirá 40 años, mantiene sus parámetros de acierto en el área rival sin notar el paso del tiempo. Está a tres de igualar los quince con los que saldó sus dos anteriores temporadas en la UD y muy mal se le tendrían que dar las cosas para no mejorar este registro con 17 partidos por delante si le respetan las lesiones, algo, que, a diferencia de tiempos recientes, sí le está sucediendo. Convertido en la pieza decisiva del próximo rival de la UD, su desafío de mantenerse en racha pasa por ir en contra de un escudo que, como siempre ha reconocido, le despierta sentimientos como ningún otro.

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El cruce pilla en momentos divergentes a los contendientes: mientras que la UD acumula tres derrotas y muy malas sensaciones, el Cartagena ha sumado cinco puntos de los últimos nueve, saldo de oro para su condición de superviviente en la categoría y que , por si fuera poco, puede sacarle de los puestos de descenso si es capaz de imponerse en Siete Palmas.

Muchas de sus opciones pasarán por el olfato y oportunismo de un Rubén Castro convertido en talismán: sus goles han tenido incidencia directa en la consecución de 12 de los 25 puntos que acumula el combinado blanquinegro o, lo que es lo mismo, casi siempre que marca le garantiza a sus compañeros alguna unidad más en el casillero.

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Para Mel, que tuvo a Rubén en el Rayo, Betis y UD, no hay secretos a la hora de pararle, aunque tampoco antídoto. Hay pocos delanteros que se muevan como él por todo el frente ofensivo y con su variedad de recursos, capaz de definir desde lejos, a media distancia y con potente juego de cabeza.

Indescifrable por naturaleza, incluyendo a sus antiguos compañeros y técnicos, el calendario ha sido caprichoso con la suerte de Las Palmas, necesitada como nunca de un resultado positivo: le aguarda un hijo pródigo que ha hecho del gol su auténtico modus vivendi.

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