Enzo firma la resurrección de la UD, que caza de nuevo el ascenso directo

Cuando todo parecía abocado al abismo, la UD renació y recuperó la segunda plaza de la clasificación. Sucumbía en Albacete y casi se despedía como candidato a la gloria, pero Sidnei igualó y Enzo Loiodice firmó la resurrección amarilla. En una plaza de las complicadas, remando a contracorriente y sacando músculo, Las Palmas rescató sensaciones en el momento justo y crucial del campeonato. Así dejó atrás la agonía el equipo insular, sufriendo como siempre y celebrando con más rabia que nunca. Porque necesitaban los de Pimienta un triunfo así. Con remontada todavía sabe mucho mejor. Esto lo cambia todo.

Agitó el once Pimienta, dando un escarmiento a Eric Curbelo, Sergi Cardona y Loren. Siguió insistiendo con Álex Suárez de lateral y por el otro lado metió a Enrique Clemente. Sobre el papel debería tener menos profundidad en los carriles. Pero ahí trató de meterle nervio y verticalidad Las Palmas, siempre con Sandro buscando el gol y con Álvaro Jiménez desbordando como un velocista. No tardó en avisar el cuadro grancanario, tras un centro del cordobés que bajó el propio Sandro en el segundo palo y dejó a Viera para que le pegara al borde del área pequeña. El disparo se fue arriba. Era el primer intento. Y quien perdona...

El arrebato en la retaguardia le salió caro a Pimienta. No concedió tregua alguna el Albacete en la primera que tuvo. Corría el minuto 15 cuando Dubasin cazó un balón largo a la espalda de Sidnei, que tampoco fue capaz de corregir Clemente, y batió a Valles simplemente rozando la pelota. 1-0 y tocaba luchar a corazón abierto. Lo de las últimas jornadas. El eterno lamento.

Mientras los isleños acontecían casi sin crear peligro, Dubasin mandaba un balón al palo tras coger otra vez vuelo ante una defensa gélida y picar la bola ante Valles, ya vendido. Por suerte la madera dio una vida extra. Kaptoum era una estatua, el ritmo amarillo invitaba a acostarse a dormir y solo Sandro, con desmarques que nadie encontraba, dibujaba alguna línea de peligro visitante en el Carlos Belmonte. Al descanso se fue Las Palmas con ritmo nauseabundo, muy poca chicha y a años luz, en términos de sensaciones, de ser candidato al ascenso directo. Pero las cartas están para jugarlas. Y esta vez los cambios funcionaron.

Tras el intermedio, y entre urgencias, Pimienta volvió a llamar a Marvin, como ya es ritual cada vez que la cosa se complica. Poco después acudió también a Sergi Cardona y a Moleiro. Suárez, Enrique y Kaptoum fueron los sacrificados. Con muy pocas ilusiones, Sandro Ramírez armó el cañón y fusiló. La negó el arquero, pero en el saque de esquina posterior Sidnei remató para subir el empate al marcador (1-1) en el minuto 67. El centro también había sido del delantero isleño.

Los cambios ofrecieron mejor cara a Las Palmas, que quería aferrarse a sus opciones de pujar por el ascenso directo. Y tanto que fue así. En otra jugada a balón parado, la pelota le cayó en la frontal a Enzo, que acababa de suplir a Álvaro. El francés controló y sin dejarla caer, desde fuera, la mandó a la red (1-2). Golazo para cazar la segunda posición de la tabla clasificatoria y sacudir del letargo a la UD. Y ahí sí mostró credenciales el combinado insular, que controló pulsaciones y no corrió riesgos hasta que el cronómetro dijo basta.

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