En la UD ensalzan a Pimienta tras lo de Cartagena: «Ya se nota su mano»

La importante victoria lograda en Cartagena, valorada en el club en fondo y forma, pues era importante ganar y, además, mereciéndolo, proporciona a la UD tranquilidad, confianza y una dosis de optimismo para lo que viene en camino, ni más ni menos que las curvas finales de un calendario en el que ha de definir si se termina de meter arriba o, como ya ha tenido que lamentar, experimenta un retroceso en el momento menos esperado.

En el club consideran muy valiosos los tres puntos conquistados en Cartagonova porque, además de corregir la trayectoria errática del equipo, fortifican la figura de García Pimienta, recién llegado al cargo y que necesitaba el refrendo de los resultados para acrecentar su predicamento. Buenas intenciones con marcadores favorables y una imagen consistente, de las que proyectan para el futuro, que es lo que aconteció en tierras murcianas anteayer, sustentan esta etapa iniciada hace poco y en la que se han puesto todas las esperanzas de culminar con el proyecto en Primera División.

«Se nota la mano del entrenador», reconocen desde la cúpula a la luz de los últimos acontecimientos. En la UD sabían que el peaje del relevo en el banquillo, con el manual de Pepe Mel con casi tres años de vigencia, iba a comportar una transición. Nada que favoreciera con los rivales en la lucha sin estos virajes y mejor engrasados.

Ya en el debut frente a la Real B fueron perceptibles algunos matices que quería instaurar Pimienta, si bien también saltaron a la vista las dificultades en la implantación de esos rasgos del nuevo estilo. Presión más adelantada y agresiva, mayor posesión de balón, achique continuo y querencia ofensiva. Una velocidad más a lo que se venía haciendo, con dinámica perfeccionista, y que en duras jornadas de trabajo en Barranco Seco todos los futbolistas han tratado de comprender y poner en práctica. Porque, como desvelan en la entidad, «el nivel de esfuerzo ha sido máximo» desde que se produjo la destitución de Mel y la llegada del nuevo jefe.

Entonces, Miguel Ángel Ramírez se personó en Barranco Seco y se dirigió a la plantilla sin rodeos, pidiendo máxima implicación y otra actitud a la que se venía mostrando. El presidente les conminó a alinearse incondicionalmente con los postulados de Pimienta porque era la figura elegida para revertir el rumbo, con confianza firmada más allá de este curso pasara lo que pasara. Firmó hasta junio de 2023 con un claro mensaje de autoridad, a salvo, en teoría, del desenlace que se pueda dar en junio en caso de no entrar en el sexteto de cabeza, que es el objetivo innegociable y que justificó su fichaje.

Y el balance hasta el momento, atendiendo a lo que se ve en el trabajo de campo y las evidencias en competición, no puede ser mejor. «Los jugadores han reaccionado, se han responsabilizado y tienen claro que con García Pimienta tienen que llegar hasta el final. No han sido días fáciles los vividos últimamente porque hay cambios en muchas cosas, pero la profesionalidad ha sido máxima», insisten voces autorizadas al analizar un escenario rupturista y que ya comenzó a rendir dividendos, impulso clasificatorio y una vitamina más necesaria que nunca.

En Cartagena se aterrizó con la respiración contenida y de Cartagena se salió por la puerta grande.

«Hay capacidad para dar más y queda por venir lo mejor», dicen en la UD. Fundamentalmente porque el equipo no terminó nunca de agarrar una regularidad que, siendo la asignatura pendiente, ahora constituye el reto de García Pimienta, encantado con la plantilla que tiene y convencido de que Cartagena es el punto de partida.

El entrenador insiste en que el margen de mejora es notorio («estos jugadores son capaces de cualquier cosa») y no alberga dudas de que con el paso de las jornadas van a ser más notorios esos automatismos que todavía andan en fase inicial y que, con mayor recorrido, permitirán una versión de la UD mejorada y constante. Una UD de ascenso.

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