Un auténtico todoterreno sobre el parqué. El jugador colombiano Braian Angola espera aportar puntos, rebotes, asistencias... y títulos en un proyecto que le ilusiona desde que aterrizó en la isla. ACB Photo

Liga Endesa

Angola: «Venir a un equipo como este, de la mejor liga de Europa, era importante para mí»

Baloncesto ·

La historia del mejor jugador que ha dado Colombia no puede pasar desapercibida, tras competir en siete países y rozar el sueño NBA. Con el Gran Canaria quiere llegar a su cenit deportivo

Daniel Herrera Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 2 de octubre 2025

Nada ha sido sencillo en la vida de Braian Angola (Villanueva, Colombia, 1994). Su familia lo mandó de pequeño a Villavicencio para evitar que se lo llevaran los paramilitares. Probó fortuna en el baloncesto universitario sin tener ni idea de inglés y a punto estuvo de convertirse en el primer cafetero en jugar en la NBA. De hecho, recaló en la Universidad de Florida State y, aunque no fue elegido en la ronda del draft de 2018, estuvo invitado por Orlando Magic durante tres meses en las ligas de verano y los workouts. Al final asomó la cabeza en el equipo de desarrollo de Lakeland Magic, disputando la temporada 2018-2019 de la NBA G-League. Ya en Europa desarrolló su carrera en seis países antes de recalar en el Granca. En algunos de ellos batió récords de anotación, títulos personales, entorchados ligueros y continentales. Pero también saboreó la amargura de que no le pagaran en algún club, o que le cortaran de la noche a la mañana. Además, durante el Covid-19 se le detectó una miocarditis que puso en jaque su carrera deportiva. De todo ello ha salido adelante... y parece que todo ha valido la pena.

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-Y, por lo que ha podido leer de usted, parece que ha sido una auténtica lucha de superación constante su vida....

-La verdad es que son unas cuantas... He tenido que luchar contra muchas adversidades pero le doy gracias a Dios por ayudarme a superarlas y a aprender de todas ellas.

-Porque, para empezar, a los once años, su familia decidió trasladarlo a Villavicencio para evitar que lo alistaran los paramilitares. ¿Cómo fue esa experiencia?

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-Antiguamente, hablamos de hace unos 20 años, si tenías 11,12 ó 13 años, si tenías dos hermanos varones, solían reclutar al segundo. Esas son cosas que siempre hemos querido cambiar del pasado de Colombia, una época difícil. Villavicencio está a cuatro horas en coche. Me fui solo, sin mis padres, con otros niños de 14 y 15 años. Por aquel entonces surgió la motivación por el baloncesto como una oportunidad, ya que venía de una familia de bajos recursos y mis padres solían tener dos o tres trabajos para salir adelante. Esa fue mi motivación principal: sacar a mi familia adelante; hacer algo para sacarlos de esa realidad. Y ahí estaba el basket.

Evitando a los paramilitares

«Con 11 años mis padres me mandaron a Villavicencio para que no me reclutaran»

-¿Han cambiado mucho las cosas en su país?

-Sí, muchísimo. No solo en el ámbito deportivo -el fútbol, el ciclismo, el béisbol- sino por la cantidad de artistas, cantantes o intelectuales que están ayudando a mejorar la imagen y la realidad de Colombia. Quedan aún cosas por mejorar, pero aspectos que te hablan del cambio es, por ejemplo, que ya es uno de los países más turísticos. Y Medellín, por ejemplo, es una ciudad 'top' en ese sentido.

-Siendo sinceros, tiene mérito lo suyo, teniendo en cuenta que no hay mucha tradición de baloncesto en su país...

-Es cierto. No tiene mucho baloncesto Colombia…. Y esa es una de las razones por las que me siento orgulloso de ser colombiano. Hay estereotipos que se tienen del país que no nos gustan. Colombia es un país muy diverso. Cuando llegué a Estados Unidos, quería cambiar un poco ese cliché tratando de destacar en este deporte. Cuando llegué a Orlando Magic estuve casi tres meses, de pretemporada y aprendí mucho de ellos. Eso me llena de orgullo.

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Brussino, Tobey, Angola y Pelos. ACB

-¿Cómo le llegó la oportunidad de ir a Estados Unidos?

-Fue un cambio brutal. Nada fácil. A los 18 años me llegó una beca para la Findlay Prep, un programa de baloncesto con sede en Henderson, Nevada. Fue un cambio muy complicado por el idioma, la cultura, la comida... Pero ahí tuve un gran amigo que me ayudó, Lucas Antúnez -hijo del mítico José Luis Antúnez-. Sé que su padre jugó en la ACB. Me ayudó muchísimo. Hoy le doy gracias a Dios por todas estas experiencias porque me han ayudado muchísimo.

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-En ese país siguió quemando etapas, ya en el baloncesto universitario. He leído que toda una eminencia como Mike Krzyzewski tuvo palabras de elogio por su rendimiento en esa época.

-Fue algo que me llenó de mucho orgullo. Jugamos un partido ante Duke, en el cual metí 28 puntos. Un encuentro que al final perdimos en la prórroga. Krzyzewski se acercó a mí y me dijo que era muy bueno, que siguiera así que tenía mucho futuro. Eso me emocionó.

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-Y estuvo a punto de ser el primer colombiano en alcanzar y competir en la NBA. Hubiera sido algo histórico para su país.

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-Orlando Magic me abrió un espacio en la Liga de Verano de la NBA. Conseguí un contrato que aseguraba mi participación en la pretemporada con ellos, lo que podía dar la opción de conseguir un contrato dual para la temporada 2018-2019. Al final me incluyeron en la plantilla del equipo de desarrollo Lakeland Magic. En cualquier caso, aprendí muchísimo, y estoy orgulloso de contribuir a romper estereotipos como el del baloncesto en Colombia.​

El reto de EE UU

«Estuve cerca de debutar en la NBA con Orlando, pero esa experiencia me ayudó muchísimo»

-Tal vez eso le falta aún a la selección, ahora que estuvo con el combinado nacional este verano. ¿qué necesita el baloncesto colombiano en la actualidad?

-Falta algo más de organización. Han bajado un poco el presupuesto para el deporte, algo que nos ha dolido a todos. Pero sobre todo, hace falta trabajar un poco más en la base, algo que veo aquí en España y me gusta. Todos los equipos, desde los 8 años, están trabajando a conciencia en sus fuerzas básicas. En Colombia tengo una fundación con 180 niños y tengo la ilusión de poder llevar dos o tres niños acá o a Estados Unidos para darles la oportunidad de que puedan crecer deportivamente y que tengan la posibilidad de jugar al basket.

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-Finalmente, decidió 'resetear' y hacer las maletas a Europa, donde se ha recorrido medio continente. ¿Cómo fue ese nuevo cambio para usted?

-Fue como lo de Estados Unidos, empezar literalmente de cero. Llegas el primer año y no conoces nada ni a nadie. Tampoco te conoce nadie. Entonces te pones a trabajar a tope para demostrar, en ese primer año, quien eres y lo que eres capaz de hacer. Ya a partir de entonces, te empiezas a granjearte una fama poco a poco.

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-Comenzó su periplo en Bélgica... y ha acabado acumulando experiencias en cinco países distintos. Entiendo que habrá vivido de todo en Europa.

Volver a empezar en Europa

«He ganado títulos aquí, pero también he vivido que no te pagasen, como en el Partizán»

-Empecé en Bélgica (Filou Oostende) y allí me fue muy bien, convirtiéndome en MVP de las finales y de la Liga. Luego me marché al Partizán, donde duré cuatro meses. Tenían problemas económicos y no me pagaron en todo ese tiempo. Hice las maletas a Israel, y fue como volver a empezar. Fiché por el Ironi Nes Ziona BC y logramos el título de la FIBA Europe Cup (20-21), promediando 20 puntos por partido, algo muy importante para mí. Tras eso, me fui al AEK Atenas, otro equipo importante de Europa.

-Si no me equivoco, por aquel entonces vivió otra experiencia, en pleno Covid, que le hizo volver a empezar, literalmente...

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-Me descubrieron que tenía el corazón más grande de lo normal -miocarditis- y tuve que 'resetear' otra vez cuerpo y mente. Son cosas de la vida. Ante estas situaciones, la clave está en la forma que reaccionas. Era algo que no podía controlar pero había empezar de cero nuevamente y volverte a levantar. Tras la tormenta viene la calma. Y ya eran muchas cosas: la muerte de mi padre, la enfermedad que le decía, que no te paguen en dos equipo, que en el Hapoel Tel Aviv haya problemas con el equipo y no puedas jugar.... Por eso estoy muy contento de estar aquí en el Gran Canaria que siempre está luchando por títulos en la mejor liga del continente europeo.

-¿Con todo ello, se ha reconciliado ya con el baloncesto?

-Son muchas cosas que han pasado en mi vida, pero si fuera fácil todo el mundo lo haría. Simplemente, le doy las gracias a Dios por dedicarme a esto. Y no es fácil, porque si lo fuera... Soy un privilegiado por ello, por lo que trato de dar ejemplo cada día ante mi gente.

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-Tocaba llegar a la ACB. ¿Cómo se materializó su fichaje por el Gran Canaria?

La miocarditis

«En Grecia me descubren que tenía un corazón más grande de lo normal: fue como 'resetear' tu vida»

-Si, ya tocaba la ACB. Tenía ganas de llegar aquí, ya que muchos amigo me insistían en ello. Uno de mis mejores amigos que te da el baloncesto es Dylan Ennis, que estuvo aquí y me dijo que tenía que venir, que era una liga perfecta para mí. Estuve en conversaciones con el club durante dos años continuos, aunque en la primera ocasión fui al final a Israel y en la segunda fue la llamada de Turquía.

-Este es un club ya acostumbrado a competir en todos los frentes, aunque siempre hace ilusión tocar metal -nacional o continental-, habiendo mucha competencia para ello. ¿Qué le han contado del club?

-Ese es uno de los motivos por los que me decidí a venir. En el momento que negociamos, me convencieron aquí por la mentalidad que mostraban para competir. Con la plantilla que tenemos, creo que hay opciones de ganar algo. El presidente, Sitapha Savané, que jugó aquí, y Willy (Villar) me dieron a conocer el proyecto y me pareció muy bonito.

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-¿Cómo se definiría como jugador y como ve al equipo claretiano?

-Soy un jugador que puede anotar asistir, rebotear, defender... Todo lo que necesite el entrenador. Tenemos un equipo muy extenso, con una gran amplitud de recursos. Tenemos anotadores en la posición de base, en el poste o en el alero. Un equipo al que creo que mi estilo se puede adaptarme muy bien. Jaka Lakovic es un entrenador que sabe muchísimo de baloncesto. En Europa es muy respetado. Tiene una mentalidad excepcional. Creo que va a sacar lo mejor de mí y a eso vengo. Y en colectivo, algo que también me ha gustado es que este es un grupo de buenas personas, que es algo muy importante. Gente con mentalidad trabajadora y ganadora, que quiere hacer grandes cosas.

-El equipo ha cambiado de 'hábitat' europeo, pasando de la EuroCup a la Basketball Champions League. ¿Qué le parece ese cambio?

ACB

-Es una competición que ya conozco muy bien. Sinceramente, del tema de la FIBA, la Euroliga y la NBA no sabría qué decir. En redes sociales se habla mucho, no tengo tanta información pero sí sería bueno que la NBA llegue a Europa por impulsar aún más el baloncesto. Pero todo llevará su tiempo, supongo. Ahora es momento de pensar en competir y de intentar ganar títulos tanto si es en la Basketball Champions League como si en el ámbito nacional.

-En esta liga estamos acostumbrados a la tiranía que han solido marcar Real Madrid-Barcelona, a la que se ha sumado el crecimiento, en su momento, del Baskonia y ahora el desarrollo efervescente tanto del Unicaja como del Valencia. Con todo ello, ¿Ves factible ganar algún título? ¿Te motiva el reto?

-Siempre es una motivación. Tenemos equipo para competir. A nivel económico habrá otros equipos más ricos, pero en el plano deportivo, este es un deporte de cinco contra cinco. Dentro de la cancha la clave es darlo todo y extraer toda la motivación posible para ganar. La verdad es que nunca jugué contra el Real Madrid ni contra el Barcelona, pero me he medido a rivales como el Fenerbahçe -campeón de la Euroliga- o el Efes. En Europa me he enfrentado a grandes equipos y a grandes contrincantes que me han permitido ganar experiencia. Y esa clase de experiencia es la que quiero plasmar aquí en este nuevo proyecto.

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La ACB y el Gran Canaria

«Tengo un buen amigo que es Dylan Ennis. Me dijo que tenía que venir aquí, que me iba a gustar»

-¿Ha tenido mucha resonancia su fichaje por el Gran Canaria en su país?

-Sí, hay que tener en cuenta que España, por diveros aspectos, es una 'pequeña Colombia'. Hay más de 800.000 paisanos en el país y en Canarias me dijeron que debía estar la cosa en unos 20.000. Todos mis amigos se movilizan para seguirme y seguramente vendrán a ver algún que otro partido. Sé que muchos artistas y cantantes suelen pasar mucho tiempo en España y estoy convencido que en más de una ocasión veremos banderas colombianas en las gradas del Gran Canaria Arena. La Liga ACB es la mejor competición de Europa y cada vez más colombianos siguen el basket. Es más, en Latinoamérica ya se conoce esta competición que se puede seguir allí por DAZN, así que espero que nos puedan seguir esta temporada por televisión.

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