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David Trueba durante el encuentro con los medios moderado por el periodista Ayoze García. QUIQUE CURBELO

«La principal misión del periodismo y la ficción es mostrar las fisuras de cualquier discurso»

David Trueba muestra en el Festival de Cine 'A este lado del mundo', una película con un punto de vista original sobre los conflictos migratorios

David Ojeda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 11 de abril 2021, 00:06

La humanidad, su desarrollo y su progreso siempre han estado cosidos a los movimientos migratorios, que a lo largo de milenios de existencia han sido afrontados de la misma y equívoca manera en cualquier esquina del mundo. Sobre esos errores y quiénes miran a esos fenómenos con indiferencia David Trueba ha construido la filmación de 'A este lado del mundo', película que este sábado y domingo es protagonista en el Festival Internacional de Cine de Las palmas de Gran Canaria.

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La película de Trueba encuentra una voz particular para narrar un problema que siempre se ha gestionado con furia y mentiras. Y asegura el cineasta, también desde su condición de periodista, que la inquina con la que todo se expresa en estos tiempos no puede condicionar al creador. «La crispación política forma parte de una especie de estrategia de la confusión. Lo primero que se sacrifica es el pensamiento libre, que se convierte en sospechoso. La misión del periodismo y de la ficción es provocar y mostrar las fisuras de cualquier discurso. A los que dicen tener la receta para solucionar estos problemas universales. Mostrar esa especie de lugar medio sin confrontar ideas hace que la gente pueda estar más preparada para no dejarse seducir por un cierto discurso. El de la migración es un problema perpetuo y universal que no se puede solucionar con una receta de buenos y malos», afirmó.

'A este lado del mundo' se sitúa en Melilla, cerca de esa valla que remarca una frontera. Entre países y entre derechos humanos. Vito Sanz encaja en el papel del protagonista, un ciudadano medio español que observa con indiferencia este fenómeno hasta que recibe el encargo de realizar un trabajo en ese punto caliente. Trueba necesitaba contar la historia conociendo la realidad del terreno y eludiendo las formas tradicionales de poner el foco en el asunto. «La habitual manera de contar estas historias es a través la épica del viaje con personajes positivos. Así calman la conciencia de los europeos. Por eso quise poner en el centro a un español con una cierta indiferencia al asunto. Esas personas son utilizadas para esa estrategia de daño. Y por ello quise hacerlo más incómodo para el espectador occidental. Tienes que conocer el punto de vista», indicó el realizador en un encuentro con los medios de comunicación en Miller.

La cinta sitúa a un ciudadano indiferente en uno de los corazones del conflicto junto a la valla de Melilla

David Trueba desembarcó con todo el equipo en Melilla. Fueron dos semanas intensas de rodaje para un grupo de trabajo que el director asegura que sintió un impacto muy fuerte al llegar a la zona. «Quería contar esta historia de verdad, por lo que no me interesaba como se hace en otras películas construir una valla de mentira en un polígono industrial de Madrid. Cuando llegamos a ese paso fronterizo y vimos las cosas que allí suceden a diario el equipo tuvo una conmoción muy grande que duró varias semanas», afirma.

Para el cineasta fue una experiencia vital. Para poder rodar en la zona hacía falta una autorización de la Guardia Civil y ese despliegue de seguridad estuvo presente siempre en el rodaje. Además, a pesar de ser un tema que despierta encendidas pasiones fueron bien acogidos por los melillenses. «Lo que sucede es que la gente en Melilla está harta de que cuando se cuenta la realidad de la ciudad solo se haga desde el punto de vista del conflicto migratorio y racial o el de las lanchas del narcotráfico. Por eso aceptaron de muy buenas maneras, tratándonos de una forma encantadora, que quisiéramos acercarnos de primera mano a conocer y contar la historia desde allí», indica.

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Trueba lamenta que la conclusión principal es que la sociedad no ha logrado avanzar nada en este aspecto a pesar de dedicar milenios a observar este fenómeno. «La de las vallas y los muros es la estrategia que ha decidido la sociedad a lo largo de los siglos para protegerse de los pobres. Me llama la atención lo cercana en el tiempo que es la construcción de la valla. Parece que ha sido eterna. Y esto siempre ha sido un fracaso, desde Babilonia hasta Berlín. En 4.000 años hemos avanzando científica e intelectualmente y en esto no hemos mejorado nada».

David Trueba hizo una inmersión completa en la vida ordinaria de Melilla para tener la visión más amplia posible de la relación de la ciudad con la situación migratoria. «Se vive con esa especie de sensación carcelaria. Melilla tiene como cualquier ciudad su vida cotidiana, la vida sigue funcionado y pasan cosas. Los niños van a los colegios, todo normal. Pero eso está ahí. Esto parte de la distancia. De esa distancia con la que sois mirados desde España y Europa, porque eso también os está pasando a vosotros con este asunto, cuando tenéis un problema de este tipo y os dicen ahí os quedáis. Que esa primera línea de llegada se convierte para el continente en el lugar en el que se queda el problema», relató el periodista y cineasta

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