Una escena del montaje 'Castelvines y Monteses', que dirige Sergio Peris-Mencheta. SERGIO PARRA

Paula Iwasaki: «Hay que reivindicar las historias con final feliz en estos tiempos convulsos»

La actriz da vida a Julia en 'Castelvines y Monteses', de Lope de Vega, que este viernes y sábado se representa en el Teatro Cuyás

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 23 de febrero 2022

A partir de la misma leyenda medieval, Lope de Vega y William Shakespeare emprendieron caminos distintos. El español optó darle un tono de comedia dramática que plasmó en 'Castelvines y Monteses', una de sus piezas menos conocidas, mientras que el británico se decantó por la tragedia y escribió la icónica 'Romeo y Julieta'.

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Este viernes y sábado, siempre a partir de las 19.30 horas, el Teatro Cuyás de la capital grancanaria recibe 'Castelvines y Monteses', bajo la dirección de Sergio Peris Mencheta y el apoyo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC).

Se trata de una visión contemporánea y muy musical de esta historia que nace de una leyenda reescrita por autores como Bandello antes de caer en manos de dos de los dramaturgos más importantes de todos los tiempos. «Es una obra que todo el mundo reconoce, 'Romeo y Julieta', pero la versión de Lope plasma toda la picaresca y el carácter español», avanza la actriz Paula Iwasaki, una de las trece intérpretes de este montaje.

Encarna a Julia, la Julieta shakespeariana que en manos del autor de referencia del Siglo de Oro español adquiere un cariz diferente. «A diferencia de la de la tragedia de Shakespeare, es una mujer con mucho carácter, muy autosuficiente y autónoma. Además, es quien propicia la historia de amor y los encuentros clandestinos entre los dos protagonistas», explica desde Madrid en referencia a Roselo.

La joven intérprete solo encuentra una explicación al hecho de que 'Romeo y Julieta' sea parte de los grandes clásicos y no suceda lo mismo 'Castelvines y Monteses'. «No hay una respuesta cuando son dos obras escritas más o menos en el mismo periodo y ambas están inspiradas en la misma leyenda. Pero siempre hay un ingrediente en las tragedias y en las historias imposibles que cautivan y conmueven de una forma distinta que las que tienen un final feliz. Hay que reivindicar las historias con un final feliz en estos tiempos tan convulsos que vivimos. Hay que celebrar la alegría y el triunfo, como hace este montaje, porque es lo único que nos queda en estos momentos tan difíciles», subraya en referencia a la pandemia.

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Avanza que el público se topa con un apuesta dinámica. «La puesta en escena incluye un escenario móvil, con dos muros por los que trepamos, subimos y bajamos y le damos muchas vueltas para cambiar de espacio. El vestuario, que firma Elda Noriega, tiene una estética 'pin up'. La banda sonora incluye algunos temas originales y casi todo lo demás es un homenaje a la música italiana de los 60 y 70», dice.

El montaje que dirige Sergio Peris Mencheta se acerca a la obra desde «un código y un lenguaje cercano y contemporáneo». «Con esta apuesta, se acaba con los que tienen una idea mal entendida de cómo debe decirse y hacerse el verso, que nace de puestas en escena más convencionales, clásicas y canónicas. Nosotros vemos que no tiene que ser así, que nos podemos acercar mediante la música y una energía joven, fruto de una perspectiva de hoy y no del siglo XVI», comenta.

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Paula Iwasaki destaca la labor de Pepa Pedroche al frente de la asesoría para abordar los versos, así como una característica común entre el elenco. «Los trece actores y actrices somos músicos o tenemos una relación con la música y eso tiene que ver con la forma de decir el verso, que tiene unas estructuras muy concretas, rítmicas y musicales. Para los que ya lo habíamos trabajado como para los que no, creó un código común para comprenderlo desde la música».

Una escena del montaje. sergio parra

Un patrimonio para poner en valor «rescatar y reinterpretar»

Paula Iwasaki, que tras licenciarse en la Resad en 2013 ha formado parte del elenco de varios montajes del Compañía Nacional de Teatro Clásico, destaca que el Siglo de Oro español no solo entretiene sino que ayuda a entender nuestro presente.

«Tenemos un patrimonio espectacular que hay que reivindicar, rescatar y reinterpretar. Esos textos existen y están a nuestro alcance. Creo que los textos clásicos hay que replantearlos para encontrarles, como sucede en este 'Castelvines y Monteses', una estética diferente y potenciar su vigencia. Hay cosas que están superadas y por eso hay que revisitarlos, pero también contienen aspectos que están a la orden del día», dice la actriz. «Debemos tener una mirada de ternura y comprensión hacia cómo se actuaba en otros tiempos. La evolución de la mujer es indiscutible, pero en Lope de Vega ya había una rebeldía de la mujer para enfrentarse a un padre, a un alcalde o a un villano. Y eso que son obras escritas por un hombre. Habla de inquietudes que hoy abordamos de otra manera», subraya.

La joven destaca que se sintió muy cómoda con Sergio Peris-Mencheta para diseñar su personaje de Julia. «Propicia que todos construyamos los personajes a través de nuestra sensibilidad e imaginario. No trata de imponer cosas, sino que parte de la esencia de cada intérprete», recuerda quien figura en el montaje 'Tea Rooms', dirigido por Laila Ripoll, y que se estrena en Madrid el próximo 10 de marzo, en el Teatro Ferrán Gómez.

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