Fernando Campero posa en el escenario de 'El matrimonio secreto', ópera que se representa desde este martes y hasta el sábado en el Teatro Pérez Galdós. COBER

Fernando Campero, barítono

«Me gusta la comedia y el conde Robinson es ideal para mis características»

El barítono tinerfeño asume desde este martes el rol del conde Robinson en la ópera 'El matrimonio secreto', de Cimarosa

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 23 de abril 2024, 02:00

Mediado el primero de los dos actos de 'El matrimonio secreto' (Il matrimonio segreto), aparece sobre el escenario el conde Robinson, que se convierte en una pieza esencial dentro de la historia cómica que narra esta ópera de Cimarosa. Este título, muy poco habitual en el repertorio, se representa este martes, jueves y sábado, a partir de las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria, lo que supone un hito histórico ya que nunca se ha visto sobre un escenario en las islas. El rol del conde Robinson supone también un punto de inflexión en la carrera de Fernando Campero (Santa Cruz de Tenerife, 1986), habitual dentro de los elencos de las últimas temporadas de los Amigos Canarios de la Ópera (ACO), pero que se estrena ahora con un personaje con mucho más peso. Comparte protagonismo con Rubén Amoretti, Giuliana Gianfalfoni, Maxi Mironov, Aitana Sanz y Olga Syniakova.

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-¿El conde Robinson que asume usted en la ópera 'El matrimonio secreto' (Il matrimonio segreto), de Cimarrosa, supone un salto cualitativo dentro de su trayectoria en la temporada de la ópera de la capital grancanaria?

-Sí. Puede parecer poca cosa, pero tiene mucho trabajo detrás. Es prácticamente protagónico. Se trata de una ópera un poco extraña, porque se sale del repertorio habitual. Dentro de que Carolina y un poco su padre son los protagonistas, el resto de roles estamos presentes prácticamente a la misma altura, salimos todo el rato. El mío es el último personaje en entrar en la escena, pero después estoy entrando y saliendo constantemente.

«La parte vocal mía del rol es bastante asequible, no presenta grandes complicaciones»

-¿Es exigente desde un punto de vista vocal?

-Tienes momentos en los que te tienes que medir un poco para reservarte para la cola final junto con la orquesta. Si das demasiado al principio, después puedes llegar un poco justo. Por eso ha sido importante trabajar en los ensayos ya con la orquesta, para ir probando. La parte vocal mía es bastante asequible, no presenta grandes complicaciones.

-¿Y desde un punto de vista interpretativo?

-Es un caramelo. La ópera está muy bien escrita. Yo no había trabajado hasta ahora con el director de orquesta Lorenzo Coladonato, sí con Daniele Piscopo, el escenógrafo y director de orquesta, con el que me gusta mucho porque es joven y aporta frescura. Lorenzo aporta, suma. Si tú traes una versión diferente, quiere que se la justifiques y después lo valora. Cuando ha aportado su visión hemos visto que coincidimos prácticamente en todo. La música te lleva casi a una interpretación que está también casi escrita. La música refleja mucho el carácter de los personajes. A mí me gusta mucho la comedia, el drama no tanto. Me identifico mucho con el género cómico y por eso creo que es un rol ideal para mis características.

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-¿Por qué es una ópera tan poco representada y desconocida?

-La verdad es que no lo sé. Lo estuve hablando entre bambalinas con Maxim Mironov porque esta ópera se podría representar de una forma muy económica. No requiere coro y con una escenografía mínima se puede representar. Creo que no se suele hacer porque el mercado se centra en los clásicos más populares y se vuelca en el Romanticismo. Eso lleva a que se olviden de muchas obras muy interesantes y creo que es un lujo que se pueda estrenar aquí, porque nunca se ha representado en Canarias. Por un lado, para mí es una responsabilidad, pero por otro es un lujo. El rol me viene vocalmente muy bien y no solo lo debuto sino que lo estreno en las islas. Nadie, salvo que lo haya visto fuera, lo conoce.

-¿El público que acuda a las tres funciones de esta semana en el Teatro Pérez Galdós debe tener miedo a 'El matrimonio secreto'? ¿Le parecerá difícil?

-Para nada. Tiene una música que refleja totalmente lo que sucede en el escenario. Tiene algunos momentos más dramáticos, para que haya luces y sombras, pero por lo general es una ópera para reírse y pasarlo bien. Está todo muy claro en cuanto a la historia. Nosotros en el escenario nos lo pasamos muy bien y la gente se lo pasará igual de bien.

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Distintos momentos del ensayo general de 'El matrimonio secreto'. Nacho González

-¿Qué tal la conexión con sus compañeros de elenco? ¿Había trabajado ya con algunos?

-Con Rubén Amoretti sí que he trabajado antes. También con Aitana Sanz, en una representación de 'Don Carlo'. Al resto los conocía por las redes sociales. No habíamos coincidido. Es un reparto muy guapo, las voces están geniales. Y existe un equilibrio entre todas las voces, que lo considero muy importante. Aquí todo está muy bien pensado y las voces van genial con sus respectivos roles.

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-¿Cuando le llamó Ulises Jaén, director artístico de ACO, para ofrecerle el rol del conde Robinson se sorprendió?

-No me sorprendió, ya que estaba planteada otra ópera. Me avisó y me dijo que se iba a hacer 'El matrimonio secreto'. Era la primera vez que escuchaba ese título. Me pasó la partitura y en cuanto le eché un ojo vi que era estupenda. Me recuerda un poco a 'Las bodas de Fígaro'. Mi rol va en esa línea, es un conde de alma viva, completamente baritonal a veces con momentos de barítono bajo. Eso ayuda a que salga su comicidad.

- Usted se ha convertido en una parte más dentro de esta temporada, es un habitual en muchas de las producciones, aunque con roles con menos protagonismo que este conde...

-Espero que siga así [risas]. Tengo que decir que sin la temporada de ópera de Las Palmas de Gran Canaria mi carrera no habría despegado de la misma forma. Por eso tengo que darle las gracias a Ulises, que ha apostado por mí dentro de las voces canarias. Siempre he intentado merecerme al máximo la oportunidad que me da. Este año estoy en tres títulos y en 'La Bohème' y 'El matrimonio secreto' tengo unos roles más presentes que me permiten mostrar más de mis cualidades. Los dos son bombones por los que cualquier cantante mataría por hacerlos.

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- Con suerte irá a más y volverá las próximas temporadas.

-Ojalá, a día de hoy no tengo información sobre ello, pero siempre que las agendas lo permitan, aquí volveré a estar.

- ¿Entiende que su carrera es de fondo y de ir paso a paso, sin prisas?

-Totalmente. Una compañera canaria, Raquel Elvira suele comentar con acierto que decir que no también es hacer carrera. El otro día me propusieron ir a Alemania, para cantar ocho funciones de 'Luisa Miller', para sustituir a un compañero. Es un rol que siento para mí, pero no en este momento. Creo que hay que saber medirse. Quemar etapas antes de tiempo suponer acortar, casi seguro, la duración de la carrera. Los músicos tenemos que plantearnos la carrera como si fuera de fondo. Y los cantantes tenemos que tener mucho más cuidado, porque nuestro instrumento no se puede reemplazar. Por eso siempre acabamos nuestras carreras antes. Dependemos de muchos más factores. Por eso tenemos que andar con ojo a la hora de ver qué te propones, lo que puedes abarcar y el tiempo que hay entre función y función. Los descansos son muy importantes. Hay que tener claro hacia dónde orientas tu carrera. El mercado es goloso y muchas veces te ponen delante un caramelo y puede que esté envenenado. Puedes necesitar el dinero... pero también puede llevarte a desconectarte del repertorio que estás haciendo y te obliga a montar una vocalidad totalmente nueva.

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«Cada cuerpo es un mundo y los papeles llegan cuando tienen que llegar, no hay que precipitarse»

- Imagino que será importante saber escuchar a su propio cuerpo para elegir los roles, porque la voz evoluciona y cambia con los años, ¿no es así?

-Totalmente. Muchas veces es desesperante que en las voces graves la madurez llega después de mucho tiempo. Hay gente que pasados los veinte años ya tiene una madurez brutal. Yo tengo 38 años y me siento en pañales todavía. Cada cuerpo es un mundo. Los papeles llegan cuando tienen que llegar. No hay que tener prisa, porque cuando te metes en esos jardines nuevos, como con los grandes Verdi, no hay vuelta atrás, rara vez te llamarán para un conde de 'Las bodas de Fígaro', que es un personaje que me vuelve loco. En enero lo voy a debutar en la ópera de Oviedo. En noviembre también debuto 'Madame Butterfly', en Tenerife. Por fin comienzan a confiar en mi casa en las voces canarias y a darnos roles mucho más importantes. Yo había trabajado varias temporadas en la ópera de cámara pero por fin ahora voy con ese rol.

- Ulises Jaén dice siempre que los canarios que figuran en los repartos de ACO están por su calidad vocal y no por el lugar de nacimiento que figura en sus respectivos DNI...

-Soy de la opinión de que todos se tienen que ganar el puesto, los de aquí y los que vienen de fuera. No debe haber distinciones. Confío en que cuando se me llama para las próximas temporadas, Ulises Jaén lo hace porque confía en mí para el papel que ha pensado. Aquí cada vez trabajo más y mejor y en la Península voy haciendo mis pinitos. Y ahora en Tenerife también comienzo a contar.

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«Sin el apoyo de la temporada de la capital grancanaria mi carrera no habría despegado igual»

- ¿El salto a Europa?

-He cantado en el festival de verano de Malta. Se hizo un arreglo del 'Cuento de los tres cerditos', con varias óperas de Mozart adaptadas. Fue un éxito. Ahora no están en su mejor momento por problemas internos. Me propusieron una gira de dos meses en Alemania con 'La Cenerentola', después de la que hice aquí, pero la segunda oleada de la covid-19 acabó el proyecto. Soy de la opinión de que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Así que habrá que esperar.

- ¿El estar en roles no protagónicos en las producciones de ACO lo entiende también como un aprendizaje, ya que comparte escenario y ve trabajar a su lado a figuras mundiales?

-Creo que es la forma en la que hay que empezar. Como cantante joven para el tipo de voz que tengo, creo que es un atrevimiento lanzarse a un rol grande sin ese aprendizaje. Puedes tenerlo vocalmente, pero si no tienes solvencia sobre el escenario... y eso lo consigues con el rodaje. Es como empezar en un taller de mecánica desmontando y montando motores directamente, sin pasar por otras labores más asequibles previamente. Los artistas que vienen te escuchan, te ayudan a pulir cosas, te orientan sobre el repertorio que debes cantar...

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- ¿Quién ha sido el que más le ha impresionado en esta temporada de ACO?

-Como público he escuchado a muchos y he cantado después con muchos grandes. Con Leo Nucci no he cantado pero ha sido uno de los grandes barítonos del siglo pasado y del XXI. Es la mayor lección de cómo se debe llegar al final de la carrera. Antes de abrir la boca, lo que demuestra es que tiene una gran inteligencia. Es imposible llegar a hacer tantos 'Rigoletto' sin esa inteligencia detrás. Jessica Pratt, por ejemplo, no solo me dejó con la boca abierta al verla sobre el escenario, sino que es una gran compañera. A día de hoy le mando audios con pasajes para que me aconseje y siempre me contesta.

- Formó usted parte del elenco de 'Luisa Fernanda', con la OFGC dirigida por Karel Mark Chichon y Elina Garanca como solista principal, que fue al Teatro Real. ¿Qué tal esa experiencia?

-Fue maravillosa. Es la primera y única vez hasta ahora que he cantado en el Real. Fue una súper oportunidad. Ya tomaron nota de mi nombre y eso es muy importante. Entras en una lista y no eres tan anónimo como antes.

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