Máximo Huerta y el elogio de la diferencia en su nueva novela

Máximo Huerta es otro de los nombres propios de la primera fecha de la Feria del Libro en Las Palmas de Gran Canaria. Ya no es un rostro televisivo. Y su efímero paso por el Ministerio de Cultura, del que tuvo que dimitir por un caso de fraude fiscal, quedó atrás hace tiempo. Sin embargo, cree tener clara la receta ideal para estos días. «Amar la cultura. Y protegerla». expresa.

Huerta está en Las Palmas de Gran Canaria para presentar 'Con el amor bastaba', un texto en el que quiere consignar «el valor de la diferencia».

Y es que esta historia «nostálgica y feliz», ambientada en la luz y el color de la Provenza francesa, va precisamente de eso: de libertades individuales. «La libertad se reivindica cada día y los derechos conseguidos no se han ganado para toda la vida. Hay que seguir reivindicándolos. Cada uno desde su lugar. Esta novela habla de la libertad personal y de cómo miramos todos la diferencia. De cómo nos enfrentamos todos al que es particular, al que tiene otro acento, otra forma de ser u otra sexualidad. Cómo la familia afronta la particularidad, la rareza», expone.

Huerta habla con una sonrisa franca sobre su creación. Un texto con el que asegura haber conectado a la perfección con los lectores y en el que también cree tener localizado al 'enemigo': «El que tiene el problema es el que tiene los prejuicios. El que lo sufre lo lleva de otra manera, desde su libertad. Lo que me gusta de este libro es que reivindica que todos, de alguna manera, somos raros. Habría que reivindicarse siempre desde uno mismo», añade.

Su nueva creación nace de lo más íntimo del escritor pero no tiene nada que ver con las variaciones de su propia vida, según asegura. «Este no es un libro auo tobiográfico aunque todos lo son de alguna manera. Leí el discurso que leyó Miguel Delibes cuando le dieron el Cervantes y hablaba que él pertenece a todos sus personajes, que crecieron con él y, a su vez, él creció con ellos. Todos tenemos de alguna manera tenemos un reflejo autobiográfico en los personajes que creamos aunque no es e el objetivo. Pero todos escribimos nuestros libros en un momento muy personal y es inevitable que te conectes con las personas que creas», subraya antes de añadir que «lo bonito de la historia es que todos tienen una rareza. La madre también quiere vivir de otra manera. Todos a final tenemos una particularidad que se anda escondiendo».

Más que una apreciación personal, lo que relata 'Con el amor bastaba' es una historia de la sociedad. De mirar el día a día con los ojos bien abiertos. «Todos los días hay conflictos en todo el país ante alguien que es diferente, incluso aquí en Las Palmas de Gran Canaria. Lo que genera la inmigración y los pensamientos y las políticas que mueve. Porque lo normal es pertenecer a la masa y disimularse para sentirnos seguros. La diferencia se critica, se enjuicia. Por eso desde la novela me gusta reflejar cómo nos enfrentamos a ello desde los círculos pequeños de las familias o los vecinos», expresa.

Por ello, en este momento de su vida, Huerta se siente en plena libertad. Ajeno al ruido de otros tiempos y con una visión periférica de la actualidad. «Mi libertad es la de poder estar tranquilo. No sentirme agredido y poder expresarme libremente. La literatura me sirve para cuestionar mundos, para tomarse pequeñas venganzas contra la actualidad. Y cambiar el mundo en el que vives generando preguntas o matar al malo si te parece», comenta.

De hecho, asegura que el Huerta escritor no para. Por primera vez afronta el reto de escribir una segunda parte de una de sus novelas, recuperar una acción que le volverá a situar en el París de los años veinte del siglo pasado, un espacio geográfico y literario en el que también se siente libre.