Lucha de clases, dictadura y metacine
El largometraje de Santiago Fillol compite en la sección Canarias Cinema del 22º festival internacional de la capital grancanaria
El drama se intuye desde las protestas que buscan que la película no se proyecte. El salto en el tiempo de la mano de quien ejerció de ayudante de dirección durante el rodaje de aquella producción amateur no hace más que acentuar la sensación. La propia temática de la película que tratan de filmar también suma. El disparatado rodaje, otro tanto. Pero este juego de cine dentro del cine tiene muchas capas que con paso lento pero seguro va aflorando a medida que avanza 'Matadero', el largometraje de Santiago Fillol que compite en la sección Canarias Cinema del 22º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, tras su estreno en la pasada edición del certamen internacional sevillano.
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Esta coproducción española, argentina y francesa aterriza en este apartado del festival de la capital grancanaria ya que la pincelada nacional se debe a la productora canaria El viaje Films. Su tono autoral se ajusta como un guante a las producciones que tanto gusta al productor, cineasta y director de fotografía tinerfeño José Alayón y que marca todo lo que pasa por las manos de su empresa.
El punto de partida de esta ficción obliga a mirar bastante atrás. En concreto hasta 1840, fecha de publicación de 'El matadero', que está considerada como la primera ficción literaria de la historia de Argentina. No vio la luz hasta 20 años después, cuando su autor, Esteban Echevarría, ya había fallecido y se entiende como un alegato contra el régimen atroz de Juan Manuel de Rosas, que incluía asesinatos políticos, persecuciones y desapariciones.
El filme de Fillol se centra en el relato del rodaje de la adaptación a la gran pantalla del relato de Echevarría, emprendido por un cineasta norteamericano en tierras argentinas. Sus desquicies llevan a que su productor opte por retirarse, momento en el que emprende la aventura en solitario de llevar a cabo el proyecto junto a un grupo de jóvenes actores aficionados y en la casa de campo de su ayudante de producción.
La lucha de clases que reivindicaba Echevarría en su relato, el poder de los terratenientes, la rebelión de sus trabajadores esclavizados, la poderosa industria cárnica argentina y el clima político que reinaba en el país antes y durante la dictadura de Videla afloran durante esta interesante propuesta de cine dentro del cine.
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