23ª edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria
La familia no se elige y su huella nunca te abandonaCoré Ruiz y Domingo J. González compiten este domingo en Canarias Cinema con sus primeros largometrajes, 'Voy a desaparecer' y 'Una casa en el pueblo'
La familia biológica es una. No se puede escoger. Es la lotería que cada ser humano se gana cuando nace y, para bien o para mal, su huella estará presente durante el resto de la vida. Lo que ocurra en su seno siempre será capital, tanto en la infancia como cuando se alcanza la madurez. Hay huellas o heridas que perduran y se convierten en una seña de identidad más.
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Sea por su peso dentro de la vida de los individuos, porque sea un microcosmos de lo que ocurre a mayor escala en la sociedad o por el juego literario, escénico y audiovisual que siempre da, la familia es un clásico dentro de las creaciones artísticas. Las proyecciones de largometrajes del apartado Canarias Cinema de esta 23ª edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria concluyen hoy con la puesta de largo de dos óperas prima, firmadas por el grancanario Coré Ruiz y el tinerfeño Domingo J. González que, desde perspectivas, géneros y estéticas distintas, focalizan la mirada en dos familias.
Coré Ruiz estrena este domingo a nivel mundial 'Voy a desaparecer', su esperado primer largometraje que ya cuenta con distribución nacional en salas comerciales. Se trata de una tragicomedia protagonizada por dos hermanos que llevan una década sin verse.
David aprovecha un permiso carcelario para reencontrarse con su hermana pequeña, Rocío, que trabaja de cajera en un súper. Tras cenar juntos, David la convence para irse al sur de la isla -que no se indentifica-, en concreto a Puerto Plata, para rememorar viejos tiempos de la infancia y pasárselo bien. Pero sobre ambos planea una sombra, la que llevó a David a prisión y la figura del padre.
Coré Ruiz firma una película con dos caras y siempre con pulso y equilibrio. Diálogos abundantes, chispeantes y muy canarios en los momentos más divertidos, que dominan gran parte del metraje hasta su tramo final, donde brillan las interpretaciones de Abraham Santacruz y Raquel Herrera. Otro reencuentro final, que lo explica todo y no desvelaremos aquí, muestra la cara más dura, durísima de 'Voy a desaparecer', donde Coré Ruiz también se desenvuelve con solvencia en unas secuencias interiores que requerían brío y templanza.
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Domingo J. González, por su parte, mira hacia su propia familia para rodar el entrañable y delicado documental 'Una casa en el pueblo'. Se ayuda para este sentido homenaje de la casa familiar en Vilaflor de Chasna, donde el clan se reunía todos los veranos y al que ahora regresa el propio cineasta con su mujer e hijos y donde la ausencia de la abuela resulta una pesada losa.
El cineasta tinerfeño opta por una pieza sencilla, sin artificios, en la que afloran sus recuerdos, sus reflexiones sobre la manera de encarar la familia cuando se es joven, los orígenes familiares y también la historia de este pequeño municipio a los pies del Teide. Incluso desvela la conexión familiar existente con la beatificación del Hermano Pedro.
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Con estos mimbres, evita cualquier atisbo de excesos sensibleros y presenta al espectador un filme pequeño en apariencia pero grande en su fondo.
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