Carlos Zanón y la tradición del novelista que explica los mecanismos del poder

Carlos Zanón forma parte de esa tradición de narradores mediterráneos que desde la intimidad de sus páginas atestiguaron la realidad de aquello que se define como un tiempo y un país; procelosas aguas que antes navegaron Manuel Vázquez Montalbán o Juan Marsé. Zanón está ahora en Las Palmas de Gran Canaria para participar en la Feria del Libro con la revisión de 'Tarde, mal y nunca', la novela que utilizó como ariete para abrir las puertas del mercado editorial.

El escritor barcelonés llegó a la ciudad protegido por una cazadora de cuero y una camiseta de los Smiths, un atuendo que no es fachada sino la proyección de su personalidad, vital y literaria.

Zanón es un personaje poliédrico. Con 22 años público su primer libro de poemas y hasta los 42 no llegó 'Tarde, mal y pronto', el texto con el que estalló como creador de historias. «Fue una novela que escribí sin pensar que fuera negra e, incluso, el primer editor que tuvo en una editorial pequeña no la publicitó como total. Cuando Rosa Mora la leyó y la calificó como una novela negra atípica entró en ese circuito, aunque no era mi voluntad. Yo pensaba que la novela negra era cosa de detectives e investigación. Así empezó todo. Tuvo muchas traducciones y quedé finalista en el Silverio Cañada de Gijón y fue la manera de entrar en este mundo», subraya.

Zanón es una figura reivindicada en la novela negra actual, incluso es el comisario del BCNegra, una de las citas claves del género. Por eso reivindica ese espacio narrativo como elemento de consulta. «De la misma manera que para saber cómo se vivía en Madrid en la época de Galdós había que meterse en sus libros la novela negra utiliza lo costumbrista para explicarse. Lo de menos es la trama y quien ejerce la violencia, lo de más es que te expliquen cómo funcionan los mecanismos de poder de una sociedad. Creo que es lo interesante de la novela y eso es lo que estaba en Galdós. Lo que con los años hemos añadido es el plus de la violencia», resume.

Aunque, llegados a este punto, rehuye de la connotación estrictamente comercial que se le asigna. «Las etiquetas están bien para que te encuentren en una librería pero no sé hasta qué punto se pueden considerar escritores de género Dennis Lehane, Henning Mankell o Patricia Highsmith, que son de los mejores narradores del siglo», subraya antes de añadir que lo «que importa son las historias que atrapen al lector y que no sea solo un acto masturbatorio de tu proceso creativo. También hacer mucho trabajo de artesano, que ha beneficiado al género. Y es la novela social porque te puede explicar qué está pasando justo ahora. Es un formato muy potente porque casi todo lo que consumimos usa el suspense, hasta 'Sálvame' lo utiliza».

Lo que sí defiende el creador es el espacio común e intergeneracional en el que se mueven aquellos escritores que actualmente exprimen el género. «Hay muchos autores que hacemos una novela negra muy fuera de los márgenes, entre los que están David Llorente o Alexis Ravelo. Y tenemos una muy buena relación, y nos leemos, con gente anterior como Rosa Ribas, Juan Madrid o Andreu Martín», dice.

Zanón cultiva un afecto honesto por los que le precedieron. No en vano fue escogido para otorgar de nuevo vida al Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán. Y eso se percibe en sus textos, a los que barniza con sus vivencias personales y sus propios referentes culturales. «A mí me gusta mucho la idea de estar insertado en una tradición. Es verdad que es muy especial porque hemos crecido leyendo a muchos autores anglosajones o franceses. No me gustan nada los escritores que parecen que se hayan inventado ellos solos. Parece que sí mencionas al vecino denigras tu literatura pero si mencionas a Foster Wallace eres la hostia. Evidentemente es una influencia, pero también lo es Delibes», acota.

A las 19.00 horas de este jueves es la cita con Carlos Zanón en la sala Cinemax del Museo Elder, donde presentado por Paco Sánchez, el autor catalán hablará sobre su obra, la literatura y demás periferias como la música.