Howie Roka falleció de malaria, sin saberlo y en sólo dos semanas
Fatalidad. El joven baloncestista lanzaroteño de 23 años viajó a Nigeria a finales de junio y quince días después murió sin saber lo que tenía. «Los médicos lloraron de ver cómo se iba un muchacho tan con tanta vitalidad»
C. DE INZA
Domingo, 25 de julio 2021, 01:00
La muerte repentina y por sorpresa del joven baloncestista de 23 años Howie Roka (Arrecife el 7 de agosto de 1997) el pasado sábado 17 de julio ha causado enorme consternación no solo en el mundo del deporte, sino en toda la sociedad lanzaroteña en general. Su familia no ha parado de recibir una avalancha de llamadas, mensajes y todo tipo de muestras de apoyo incluidas las del Cabildo y el Ayuntamiento de Arrecife. Su fallecimiento ha causado un gran impacto, no solo por cómo era Howie como persona, sino por su juventud, su vitalidad y su permanente sonrisa.
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Los hechos hasta ahora desconocidos que desencadenaron su triste marcha se remontan al pasado 20 de junio, cuando Howie -miembro del equipo de baloncesto Conejeros- decide marchar unos días a Nigeria. «A Howie le encantaba viajar», dice su hermana Patricia -la mayor de los cinco hermanos, cuatro chicas y él, quienes conforman la familia del jugador junto a su madre-. «Era un viajero nato y decidió irse tres o cuatro días, sin decirnos a donde, para no preocupáramos. Solo a mi madre le dijo que iba a Las Palmas y como sabíamos cómo era, no le dimos importancia. Pasados esos días regresó», continúa explicando Patricia. Tras su llegada, no sucedió nada extraño, siguió haciendo su vida hasta que el sábado día 10 fue a la playa del muellito de Puerto del Carmen con sus amigos. Al regresar, se sintió mal, dijo que estaba mareado y con síntomas de haber tenido una insolación.
«Todo eso era lógico porque ese día hizo mucho calor», explica también Patricia. Entonces acudió al Hospital y le pusieron un calmante. El martes 13 siguió encontrándose mal y su madre lo llevó al Centro de Salud de Valterra, y le remitieron al Hospital donde decidieron que se quedara ingresado, sin embargo, señala Patricia «se puso cabezón, dijo que se encontraba mejor y se volvió a casa».
Hasta entonces solo había tenido un día un algo de fiebre y no le dieron mucha importancia a su estado, sin embargo el jueves 15, su hermana Vanesa fue a verle a casa y lo encontró muy mal, así que lo llevó al hospital donde le hicieron todo tipo de pruebas. «A nadie se le ocurrió relacionar el viaje a Nigeria, del que él no había hablado apenas, hasta que su hermana lo contó a los médicos. En ese momento descubrieron que Howie tenía malaria. Se había demorado tanto su tratamiento que era tarde, le había causado graves daños neurológicos y le indujeron el coma para poderle administrarle la fuerte medicación que requería». El sábado 17, falleció. «Los médicos lloraban de impotencia y de ver como un joven con tanta luz y vitalidad se iba de forma irremediable». «Y es que Howie, irradiaba luz, simpatía, generosidad. Su sonrisa lo iluminaba todo, era como un ángel», explica Patricia, pero sus amigos opinan lo mismo, así que posiblemente debió ser un ángel.
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