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Cuatro de los acusados se juegan de 20 a 27 años de cárcel por la 'Operación Caldereta'

Cuatro de los acusados se juegan de 20 a 27 años de cárcel por la 'Operación Caldereta'

tribunales ·

Estos encausados por el crimen de La Escombrera también serán juzgados por haber apalizado y robado al carpintero José Antonio Perera

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 22 de octubre 2021, 07:05

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Cuatro de los individuos que están siendo juzgados estos días por el crimen de La Escombrera, tienen pendiente otro procedimiento judicial por unos hechos también especialmente graves y que desembocaron en la muerte del carpintero de San Bartolomé, José Antonio Perera en marzo de 2016. Este lanzaroteño fue supuestamente agredido de forma brutal por Néstor David P.P., Ángelo D.D., Juan Antonio D.R. y Antonio Enrique G.G. -y otros tres encausados más- en su domicilio de La Florida el 18 de enero de 2016, más de un año después de los hechos por los que están sentados actualmente ante el Tribunal del Jurado. La Fiscalía les pide penas en este caso denominado 'Operación Caldereta', que van de los 27 a los 20 años por los delitos de asesinato en grado de tentativa, robo con violencia en casa habitada y tenencia de armas prohibidas.

Según el escrito de acusación del Ministerio Fiscal, todos ellos sobre las 08.30 horas del 18 de enero de 2016, se hicieron pasar por guardias civiles «simulando realizar una entrada y registro por la supuesta comisión de un delito de blanqueo de capitales», a así acceder a la vivienda propiedad de José Antonio Perera en el municipio de San Bartolomé.

De esta forma, el encausado J.M.B.O. «portando un perilla y bigote postizo» para ocultar su rostro y evitar así ser identificado, «requirió al perjudicado para que accediera a la vivienda». Una vez dentro y junto a la víctima y su esposa, los encausados procedieron «a maniatarlos».

El golpe lo ejecutaron un año después del crimen de Tejera. En este caso, José Antonio Perera falleció dos meses más tarde

En ese instante y «con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito», les gritaron para que les dijeran dónde estaba la caja fuerte y les dieran todo lo que de valor hubiera en su interior. Al negarse a darles esa información, les golpearon «por todo el cuerpo, llegando a aplicar al mismo descargas eléctricas», que produjeron a la víctima un gran «menoscabo físico».

Las lesiones que padeció José Antonio Perera por la agresión sufrida el 18 de enero de 2016 «produjo en el mismo un estado de alto riesgo vital al producir la afectación grave de órganos vitales y condicionar la aparición de factores sobrevenidos en la evolución del lesionado», según la Fiscalía, generando «un menoscabo severo de su integridad corporal en la esfera física y psíquica».

Añade el Ministerio Público en su escrito que, «dado el carácter sucesivo de los golpes infringidos y de las referidas descargas eléctricas» que infringieron a la víctima, le generaron «un estado de sufrimiento y pánico ante la situación que estaba viviendo».

Después de agredir salvajemente al carpintero, le robaron tres relojes y diversas joyas, para luego darse a la fuga utilizando para ello un vehículo, propiedad del propio fallecido y que posteriormente dejaron abandonado, «dejando a los propietarios atados y tirados en el suelo, tras la huida».

José Antonio Perera falleció dos meses más tarde, el día 10 de marzo de 2016, dejando huérfana a una hija menor de edad. Las causas de la muerte fueron un tromboembolismo pulmonar agudo bilateral masivo, por enfermedad trombo embólica originada en vena poplítea izquierda. Según el informe médico forense, el trombo tenía una evolución aproximada de 25-60 días, siendo coincidente este periodo con la fecha de la agresión -18 de enero de 2016- y la inmovilización derivada del mismo.

Por otro lado, los encausados, Néstor David P.P. y S.V.R.B., mantenían escondida en una casa de Tenerife, un escopeta del calibre 12.

Las penas

Por estos hechos, el Ministerio Fiscal realiza una petición de 27 años de prisión para Néstor David P.P., 24 para Antonio Enrique G.G. y 20 para Ángelo D.D. y Juan Antonio D.R., respectivamente, que son los acusados que están sentados en el banquillo también por el crimen de La Escombrera y que se enfrentan en este último caso a penas que van desde los 25 a los 14 años de cárcel.

Por su parte, el fiscal también se acusa a S.V.R.B. y le pide 27 años de prisión, 24 a J.M.B.O. y 20 a N.M.G.A., también supuestos participantes en este acto delictivo de extrema crudeza y que conmocionó a la sociedad lanzaroteña. El caso está pendiente de ser señalado para juicio oral.

La novia de la víctima: «Estuvimos nueve días buscándolo, yo sabía que le había pasado algo malo»

La pareja sentimental de José Carlos Tejera, el vecino de Lanzarote fallecido en el crimen de La Escombrera, declaró ayer ante el Tribunal del Jurado que «sabía que le había pasado algo malo al no recibir una llamada o un mensaje, fue lo primero que pensé», después de haber estado nueve días buscándolo por toda la isla.

Esta testigo mantuvo una relación sentimental con la víctima desde el año 2015 y dijo que llevaban «una vida totalmente normal».

La tarde previa a su muerte, relató que habían estado «en el campo y al día siguiente vi que las puertas del coche estaban cerradas y la de detrás del conductor abierta. Me acerqué y miré y fue cuando vi un charco de sangre en medio. Automáticamente me puse a gritar, no sabía ni a quién llamar y lo primer que hice fue contactar con mi hermano que llamó a la policía», expuso entre sollozos.

Al legar los agentes de la Policía Nacional, «acordonaron la zona y yo me senté en la carretera. En ese momento me empezaron a hacer preguntas los policías. Luego pasamos nueve días buscando a José Carlos, salía con mis amigas a todas partes, a todos los rincones hasta que la policía, a la que doy las gracias por la increíble labor que hicieron, me llamó y contó que lo habían encontrado en La Escombrera gracias a un perro».

Según esta lanzaroteña, el fallecido y ella llevaban «una vida normal, teníamos el proyecto del campo, le gustaban las palomas, quería alquilar una casa en Famara que le encantaba, iba a pescar y éramos felices. No hacía ostentación de dinero, para nada, se gastaba el sueldo en sus cosas, las palomas y demás. Incluso le pidió dinero a sus padres para comprar la pick-up», añadió a la vez que manifestó que desconocía si José Carlos «tenía deudas con otros individuos».

El juicio proseguirá este viernes con la prueba pericial en la que los forenses expondrán sus informes.

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