«Nos vemos en la calle con dos niños»

Ya les cuesta hasta dormir. Viven en una angustia insoportable. Todo el futuro de Irina Betancor, su pareja Samuel y sus dos niños, de 5 años y 19 meses, se reduce, al menos por ahora, a la inminencia de una fecha, el 27 de enero de 2021. Ese es el día en el que esta familia residente en Las Goteras, en Santa Brígida, tiene fijado el lanzamiento judicial de la casa en la que viven desde hace dos años. Primero tuvieron diferencias con la casera por el estado de la vivienda y después dejaron de pagarle el alquiler al quedarse ambos sin trabajo. Lo deben desde noviembre de 2019. La dueña les demandó y ganó. Tienen que dejar esta casa y no tienen a dónde ir.

«Gracias a la ayuda de una trabajadora social del Ayuntamiento ganamos tiempo, porque ahora mismo estaríamos en la calle», aclara Samuel. El desahucio estaba previsto para octubre de 2020, pero pidieron una prórroga al juzgado y se les concedió. Lo cierto es que el tiempo se les echa encima y siguen sin alternativa. «Nos vemos en la calle con dos niños y sin ayudas de nadie». Así se ve Irina, que no se cree lo que está pasando.

Sus últimas esperanzas están puestas en el real decreto-ley que aprobó el Gobierno central en diciembre para que familias vulnerables no se vean sin un techo. Su abogada ya les ha pedido acogerse, pero les aterroriza jugárselo todo a una sola carta.

«No nos dan una respuesta»

Samuel es de la Península y casi no le queda familia que le ayude (su madre y su hermano ya fallecieron), y a Irina, aunque de Santa Brígida, tampoco puede ayudarle la suya. Así las cosas, se ven solos y sin ingresos. Él da las gracias a una empresa que le da trabajo por horas, pero lo cierto es que en dos años lo máximo que ha cobrado en «un mes fuerte» son 300 euros. Se está formando para ser vigilante privado. Y ella se quedó en paro hace un año y no consigue nada. Para colmo, ahora uno de los dos tiene que quedarse en casa para cuidar de los dos críos.

Esta familia pide al Ayuntamiento que les facilite una ayuda de alquiler, o una alternativa, un tiempo. «No pedimos que nos metan gratis en ningún lado, ni que nos regalen dinero. Solo que no nos quedemos en la calle», apunta Samuel, al que le puede la «rabia» y la «impotencia». «He mandado cientos de correos a los concejales, incluso tengo el wasap de uno de ellos, y nadie ni siquiera me responde». Dice que le bloquearon en el facebook del Ayuntamiento. «No nos gusta cómo nos tratan».

Por su parte, la edil de Acción Social, Carmen del Rosario Montesdeoca, apunta que aunque no puede dar datos de ningún caso concreto, asegura que el Ayuntamiento sí atiende a este perfil de familias con ayudas de alimentos y tramitando ante el juzgado informes sobre su vulnerabilidad social, pero deja claro que la institución municipal no dispone de alternativas habitacionales porque tampoco es su competencia. Cree que su departamento hace todo lo que puede.