De tener un negocio boyante en Gáldar «al embargo de la jubilación»
Paco Alemán litiga desde hace 13 años en el juzgado para cobrar impagos y otras deudas de la persona a la que subarrendó el piscolabis La Rosaleda en 2010
Los últimos 13 años de Paco Alemán han sido una lucha constante en los juzgados. De tener prevista un jubilación holgada con su pensión de jubilación y los 2.000 euros del arrendamiento del piscolabis La Rosaleda, en el barrio galdense de Barrial, pasó a tener que litigar por el «impago (22.000 euros), la apropiación indebida de maquinaria y mobiliario (6.070 euros) y la deudas (7.500 euros) que dejó el arrendatario, más de 35.000 euros en total».
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La odisea empezó para Paco Alemán y su familia en 2010. Entonces, llevaba 20 años regentando el famoso piscolabis, La Rosaleda, en el barrio galdense de Barrial. Pero decidió subarrendar el negocio y fue cuando el Ayuntamiento de Gáldar le comunicó que carecía de licencia hasta que una sentencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo número 5 de Las Palmas de Gran Canaria anuló la resolución del consistorio y le concedió por silencio administrativo la licencia que solicitó primero en 1990, y luego en 2001, cuando el Consistorio le comunicó que el expediente de su solicitud había sido extraviado.
El fallo a favor de Alemán llega en 2013, cuando se encuentra inmerso en otro proceso judicial contra el subarrendatario de su piscolabis, que dejó de pagarle dos meses después de la firma del contrato. Según el arrendador, le debe «unos 22.000 euros de los que únicamente ha logrado cobrar 1.000 euros». «De la noche a la mañana, me quedé sin nada por culpa de Y.M.D. que ha buscado la manera de no pagar nada. He llorado lo que no está escrito», comenta Alemán, que añade, que no entiende cómo la justicia «no le obliga a pagarme o le embarga el sueldo ya que trabaja en una empresa privada de transporte muy conocida» en las Islas.
Por si fuera poco, posteriormente se ve obligado a denunciarlo de nuevo, esta vez por estafa y apropiación indebida de maquinaria y mobiliario arrendado, que tenía un valor de unos 6.000 euros, que «vende a una tercera persona a la que ha subarrendando el negocio», señala.
Prescripción del delito
Sin embargo, después de «cinco años en busca y captura» y de que la denuncia fuera saltando del juzgado de Guía al de Gáldar y, por último, al de Las Palmas de Gran Canaria, Alemán pierde el caso. El pasado mes de junio, el Juzgado de lo Penal nº1 lo absolvió de los delitos de estafa y apropiación indebida, «por expresa apreciación de la prescripción del delito». «No entiendo qué ha pasado. Una persona que lleva cinco años en busca y captura y cuando por fin se sienta en el banquillo, lo dejan libre y yo tengo que asumir que lo he perdido todo», comenta Alemán.
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Pero esto no queda así. Lo último es una deuda de la luz que asciende a 7.500 euros que esta misma persona, «Y.M.D., no pagó durante los meses de arrendamiento» y que el juzgado ha condenado a pagar a Alemán porque el contador estaba a su nombre, apunta.
«Vendí un negocio boyante para quedarme sin nada», repite Alemán, que reconoce que se siente «impotente» ante una situación que «me ha arruinado la vida».
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«Esto que me ha pasado a mí es gravísimo y es un caso insólito en Gáldar. Un piscolabis que estaba equipado por todo lo alto, un buen negocio que daba dinero, que hacíamos cientos de bocadillos todos los días y me lo han robado. Me han robado mi jubilación, el trabajo de toda mi vida. Es una impotencia muy grande», se lamenta Alemán.
El afectado asegura que estos momentos está estudiando «qué hacer y a quién acudir para ver cómo se puede resolver esto, porque alguien tiene que hacer justicia. Esto no se puede quedar así». «No sé dónde ha estado el error. Parece que la culpa solo la tengo yo. Me castigan a mí por un delito cometido por otro, que tiene nombre y apellido. Es muy injusto», añade.
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Mientras tanto, Paco Alemán se refugia en Radio Doramas, una emisora local de Gáldar y de la comarca del Norte, a donde acude todos los días «para poder tener la cabeza ocupada y no pensar en esta ruina en la que me dejó esta persona», comenta.
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