Un cambio de ubicación tras 75 años de fidelidad en Los Llanos
La teldense Mariana Ravelo abandona su histórica localización de la calle Ruiz para abrir ahora su negocio de composturas en Alférez Quintana. «Mi padre inició Sastrería Ravelo en 1949 y ahora llega el momento de continuar en otro lugar»
Que Sastrería Ravelo, como la conocen los más viejos del lugar, o Composturas Mariana, como se llama el establecimiento desde 1998, no se encuentre ya en la calle Ruiz del barrio teldense de Los Llanos (San Gregorio) ha causado sorpresa. Y es que ha cambiado de ubicación. La fiel clientela ya es conocedora del cambio a la calle Alférez Quintana Suárez, 38, a solo dos minutos caminando de la localización histórica de siempre, pero en el trasiego diario de la calle Ruiz ya uno no ve en el interior del número 16 a Mariana pegada a la máquina de coser efectuando arreglos de ropa, algo que ya muchos echan en falta.
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Este histórico lugar, que inició hace casi 76 años su andadura en la calle Ruiz, se ha convertido en una tradición familiar y en un lugar lleno de encanto. En la ubicación de siempre, en la calle Ruiz, reza una placa que dice: «En este edificio estuvo la célebre Sastrería de Francisco Ravelo Calderín y Agustina Pérez López, hoy regentada por Mariana Ravelo Pérez». Pues desde el pasado lunes, este mítico lugar ya no cuenta con este taller de confección que estaba muy arraigado a la ciudad de Telde.
Pero Mariana ha querido seguir adelante. «Por causas ajenas a nuestra voluntad hemos tenido que irnos del lugar de siempre, finalizándose el alquiler que teníamos. Se acabó una etapa preciosa en la calle Ruiz. Ahí comenzó mi padre la actividad de Sastrería Ravelo, uniéndose mi madre. Yo continúe en 1998 con las composturas, en todo tipo de arreglos de ropa, manteniendo muy viva la tradición hasta hoy. Ahora he cogido un local familiar, a menos de dos minutos caminando de donde estábamos, e iniciamos este nuevo camino, con la intención de acabar aquí hasta que me jubile», relata con emoción una mujer que ha enarbolado la bandera de la profesionalidad y el trato exquisito al cliente, en una profesión de enorme dureza.
Ahora goza de un espacio más amplio, más cómodo y con mucha luminosidad. El miércoles abrió las puertas de su nuevo local y la clientela ya está acudiendo a Mariana para sus arreglos. «Mi trabajo siempre ha sido el dejar la prenda como estaba de fábrica, y como si fuese mía», relata mientras pasan clientas a saludarla y a desearle suerte en esta nueva andadura.
Algunos familiares, cuando la propiedad del antiguo local le comunicó una inminente marcha, le comentaron que era el momento de dejarlo, pero ella siente pasión por su profesión, aunque es consciente que con ella acabará la tradición de la familia. «Conmigo acabará la generación. Algo que me produce mucha pena», mientras nos muestra los cuadros que decoran su nuevo espacio en el que sus padres están muy presentes con el inicio de Sastrería Ravelo.
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Entre máquinas de coser, dedales, carretes de hilos y plancha, Mariana Ravelo continúa en Los Llanos con su trajín diario, pero ahora en otra calle.
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