Saavedra resume el acto de honores en dos palabras: agradecimiento y amor

Al borde de los 85 años de vida, Jerónimo Saavedra protagonizó, en representación de las personas y entidades distinguidas, un discurso sencillo, cercano y con algunas dosis de su conocida retranca, resumiendo el acto «en dos palabras: agradecimiento y amor».

Porque, según el expresidente del Gobierno de Canarias, el compromiso de los galardonados con el entorno social es «una manifestación de amor hacia nuestros paisanos, hacia nuestros barrancos, playas y pinares, nuestros alisios y calimas, nuestros balcones y tejados, nuestras iglesias y plazoletas, nuestras músicas y cantares, nuestro gofio y bizcochos».

Como portavoz de «un gran mosaico de diversos e intensos colores que refleja nuestras vocaciones, nuestras profesiones y también nuestros sentimientos», el exministro de Educación resumió los méritos de las distinciones antes de declarar que a lo largo de su vida «sólo he intentado dirigir administraciones como si fuera una orquesta. A veces las he desafinado».

El repaso comenzó con los cuatro fallecidos y su compromiso personal con la enseñanza e interpretación musical (Javier Rapisarda), la espectacular presencia carnavalera (Fernando Méndez), la repoblación forestal y el control de la erosión (Juan Nogales) y la recuperación de la democracia y el análisis crítico de la situación económica y social (Fernando Redondo).

Continuó el exalcalde de Las Palmas de Gran Canaria resaltando el compromiso por la igualdad y lucha contra la violencia de género de Basilia Sánchez, la incorporación de la mujer a actividades deportivas tradicionales como el fútbol que ejemplifica Andrea Sánchez, la manifestación de la solidaridad y la protección a los migrantes de Teodoro Bondyale, el trabajo de Salvamento Marítimo en las incidencias de los mares canarios, las prestaciones sociales a mayores y discapacitados realizadas por el Grupo ICOT, la fidelidad a nuestras tradiciones, desde la lucha canaria por parte de Juan Espino, desde la música popular por Los Cebolleros de Gáldar y desde la identidad y la manera de ser cultural por la Orden del Cachorro Canario.

Alabó después el exDiputado del Común «la respuesta social, de solidaridad, realizada de una forma ejemplar» por el colectivo de trabajadores sociosanitarios de la isla en la lucha contra la pandemia, al mismo tiempo que lamentó el impacto del coronavirus «en el pulmón de nuestra, economía, el sector turístico en toda su amplitud», que ha supuesto una pérdida considerable del bienestar social de empresas y trabajadores.

En contraposición, el profesor universitario se congratuló del próximo centenario de la actividad de la empresa Cooperativa Agrícola del Norte y del que ha cumplido el Colegio Alemán, «pionero en el compromiso de enseñar otros idiomas con excelente calidad».

El reputado melómano alabó asimismo el esfuerzo de investigar y mejorar la competitividad del Instituto Universitario de Turismo y Desarrollado Sostenible desde la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la labor del doctor Bernardino Clavo Caras en sus investigaciones oncológicas relacionadas con los efectos de la radioterapia en el Hospital Juan Negrín.

Tuvo finalmente unas palabras cariñosas para dos mujeres premiadas por su amor a la cultura, María del Pino Marrero Berbel, artista multidisciplinar, en sus versos y pinturas, «que ha expresado la intimidad sin sobresaltos y la inseguridad que le acosa.», y Yolanda Graziani, «fiel al surrealismo abstracto, pero lírico al sumergirse en su mundo de transparencias acuáticas».

El nuevo Hijo Predilecto de Gran Canaria cerró su intervención en el 108 aniversario del Cabildo explicando que «siempre he sido leal a mis principios y valores, que me inculcaron mis padres, los jesuitas y los grandes humanistas que nos han legado la cultura: la libertad, la igualdad, la tolerancia, el respeto a los demás», en otras palabras, con «amor a la isla y amor a la tierra, intentando con mucha esperanza que todo vaya a mejor», declaró.