El rocambolesco caso del cuadro de Agüimes
Arte ·
El Ayuntamiento expone en sus pasillos una copia de una obra de José Luis Artiles, quien lleva años buscando el original, conservado en una casa familiarEs un cuadro bonito, por su composición y por su temática, un paisaje muy reconocible de Agüimes, con la vista del imponente Roque Aguayro, pero es verdad que sus tonos algo apagados contribuyen a que pueda pasar algo desapercibido. Lo verá, si presta atención, colgado en una de las paredes del pasillo que conduce hasta la alcaldía del ayuntamiento de este municipio del sureste, y podrá incluso deleitarse con su contemplación, pero ni de lejos podrá imaginarse su rocambolesca historia.
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De entrada, y aunque parezca lo contrario, no es original. Acérquese y apreciará que es una impresión digital sobre lienzo pese a que su autor, José Luis Artiles, que firma sus cuadros como Artill, es un artista sobradamente conocido en la isla y, particularmente en el sureste, por lo que lo lógico sería que esta obra que comparte pasillo con creaciones de otros ilustres locales como Juan González debería ser original.
¿Y dónde está? A buen recaudo, pero no en el consistorio, sino en una casa familiar, donde, por otra parte, están convencidos de que son los legítimos propietarios y de los que este periódico no da referencias dado que no ha podido contactar con ellos para su versión. Por su parte, el Ayuntamiento, pese a la insistencia del autor, deja claro que no lo puede reclamar porque no consta en el inventario municipal, no consta como suyo. Tampoco hay documento alguno que dé fe de que fue comprado.
La historia arranca a mediados de los años 60 del siglo XX y algunos de sus protagonistas ni siquiera están ya vivos, lo que complica arrojar luz sobre las posibles y distintas versiones de un caso que quita el sueño al autor, a Artill, pero del que otros en el pueblo ni siquiera quieren oír ni hablar. Agüimes es muy pequeño y nadie quiere problemas con nadie, menos aún entre vecinos de toda la vida.
Si no fue el primero, sí fue uno de los primeros cuadros que pintó José Luis y que formó parte de la que, según recuerda, fue su primera exposición, que se organizó en Agüimes. De hecho, aún era menor de edad. Su memoria le dice que fue en 1965, aunque su firma en el cuadro, o mejor, en la copia, la que está expuesta en el Ayuntamiento, data su creación en 1967.
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Según Artill, el gobierno municipal de entonces le compró este cuadro, de lo que «quedó constancia en un acta» y que tuvo que firmar su padre porque él, al ser menor de edad, no podía. Por lo que recuerda, lo adquirieron por 2.500 pesetas, una cuantía considerable dado que entonces un salario mensual, como apunta el artista, giraba en torno a unas 500 pesetas.
Lo colocaron en el llamado Salón Dorado, el salón de plenos, de la anterior sede del Ayuntamiento, en el actual Hotel Villa de Agüimes. Lo cierto es que, tiempo después, un concejal lo llamó para advertirle de que en unas obras de mantenimiento del edificio el cuadro quedó algo dañado, por lo que le pidió que se pasara a recogerlo para repararlo. Pero Artiles, que pensó que no debía ser nada grave, dejó pasar el tiempo y no se pasó por el Ayuntamiento.
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AAños más tarde se volvió a tropezar con el mismo concejal, quien no tardó en reprocharle que se hubiese llevado la obra y no la hubiese devuelto. Pero no fue él y así se lo hizo saber. Es justo esta impresión la que entonces, y pasado el tiempo, más disgusta al autor, que no quiere quedar con la tacha injusta de ser señalado porque se quedó con un cuadro que, en realidad, ya es municipal.
Y desde entonces y durante años no supo más de aquella estampa que pintó de Agüimes, y ello pese a que hizo sus averiguaciones y se movió lo suyo para tratar de hallarlo y de devolverlo a las paredes del consistorio.
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Cosas de la vida, 15 o 20 años después se reencuentra con su cuadro de forma muy casual. Un familiar suyo le alertó de que aquella obra que llevaba buscando tanto tiempo formaba parte de una exposición que se organizó en el centro municipal de la Mujer. Se pidió colaboración a los vecinos para que aportasen cuadros para la muestra y una de las familias, vinculada a un ex alto cargo municipal en tiempos de la Dictadura, llevó la pintura de Artill.
Fue y la vio, y pidió explicaciones a los gestores municipales. Quería saber quién había aportado esa obra, pero entonces, según cuenta, no se lo dijeron y le pidieron que olvidara ese asunto. Hasta el cronista oficial de Agüimes, Francisco Tarajano, recabó su permiso más tarde para que aquel paisaje que pintó José Luis fuera la imagen de portada de uno de sus libros 'Memorias de Agüimes'.
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Todo quedó así hasta que el autor logró hace dos o tres años el concurso de un mediador, quien, por cierto, declinó dar su versión de lo que sucedió. Esta persona dio con la obra, descubrió quién la tenía y trató de llegar a una solución pactada. Según Artill, le dijo que la familia solo pidió al menos que se le hiciera un duplicado y él se quedó tranquilo. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando hace un mes, en una visita que hizo a Alcaldía, descubrió que el que cuelga en el Ayuntamiento es el duplicado. El original, 60 años después, sigue perdido, al menos para su autor.
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