Vea la portada de CANARIAS7 de este sábado 6 de diciembre de 2025
El 3 de julio de 2017 La Aldea vio como se hacía realidad la apertura del último tramo de la primera fase de la carretera. JUAN CARLOS ALONSO
Diario de campaña

El primer día que sentí que la política servía para algo

Siempre he dicho que hay que ir a votar porque sino, cuando ocurran (o no), ciertas situaciones no podremos quejarnos

Lucía Álamo Valencia

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 17 de mayo 2023

Soy aldeana. Nací, crecí, viví y todos los viernes, cuando termina mi jornada laboral, me desplazo a la Aldea de San Nicolás.

Publicidad

Cuando le digo ... a una persona de cualquier otro municipio que soy de este pueblo se sorprende, me hace alguna que otra pregunta e, incluso, me han llegado a decir «madre mía,ese pueblo que maltratado está con el tema de la carretera».

Pues sí, no le quito razón. Un pueblo trabajador y luchador, que ha tenido que tomar las 365 curvas más peligrosas de España para manifestarse frente a la sede del Gobierno de Canarias para exigir una carretera segura.

Muchos aldeanos/as me entenderán. Yo era una niña cuando se hacían las manifestaciones en la capital de la isla o las protestas en el pueblo, pero era consciente de lo que pasaba: la carretera que más fatigas y dolores de cabeza nos dio, era un sinfín de promesas que parecían interminables.

Publicidad

Pero sorprendentemente las promesas acabaron el 3 de julio de 2017, día en el que se abrió el útimo tramo de la primera fase de la carretera de La Aldea. Desde mi casa podía ver la caravana de coches, motos, guaguas, bicicletas e incluso santos sobresaliendo de los vehículos. El pueblo respiraba, y por primera vez, creo que nos sentimos más conectados que nunca con el resto de Gran Canaria.

Entre tanta celebración, estaba la persona que, en mi opinión, más deseaba disfrutar de esa nueva carretera. Mi tía Carmen.

Recuerdo sus llamadas a la radio del pueblo preguntando o directamente respondiendo, en tono de enfado, al presidente del Cabildo y al del Gobierno de Canarias que estaban por aquel entonces. Ella se dirigía a quien fuera, siempre desde el respeto, con tal de ver en vida la carretera abierta.

Publicidad

Ahora, seis años después todo ha cambiado. Ya nos hemos acostumbrado a un túnel que, aunque a veces se haga eterno nos da un respiro, y ya olvidamos que durante años fuimos ciudadanos de segunda al tener que coger por obligación para salir del pueblo, una de las carreteras más arriesgadas del país con esos grandes acantilados que daba vértigo, esas curvas serpenteantes y muy cerradas, o sentir miedo cuando había desprendimientos sobre la vía los días de lluvia y viento.

Por eso, recuerdo el día que se abrió el primer tramo de la carretera como el primer día que sentí que la política servía para algo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad