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A San Cristóbal tampoco le arreglan la playaEl Barrio Marinero de San Cristóbal tiene cierta sensación de agravio con otros núcleos de Las Palmas de Gran Canaria. Entre la infinita lista de sus demandas está la renovación de la playa de La Puntilla, esa esquina de arena y orilla en la que a lo largo de décadas se desfogan los niños de la zona y los adultos hacen comunidad. Pues tendrán que seguir esperando, porque una resolución municipal informa que la licitación de esas obras queda desierta.
Las playas del Cono Sur de la ciudad parecen ser víctimas de una maldición y de estar condenadas a continuar en mal estado. Hace apenas un mes este periódico contaba que la renovación de las piscinas de La Laja, otra vieja demanda de sus usuarios, había corrido idéntica fortuna que ahora La Puntilla. Y la contratación de una empresa para sus trabajos quedó desierta.
El concejal de Urbanismo Mauricio Roque firmó días atrás la resolución que deja sin concretar la reforma de la pequeña playa capitalina, para disgusto de los vecinos de un barrio que clama desesperado por distintas acciones de mejora ante la sensación de desidia que afirman padecer por parte del gobierno local.
La licitación para el proyecto 'Acondicionamiento y mejora del entorno de la Playa de la Puntilla en San Cristóbal' queda desierta, según se refiere en el documento municipal al no haberse atendido por la empresa propuesta como adjudicataria el requerimiento de presentación de documentación general indicada en el pliego y no existir más empresas pujando por la adjudicación de los trabajos.
Esto deja sin efecto, a su vez, la partida presupuestaria con la que se contaba desde el organismo de Urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria, que se cifraba en 598.777,84 euros la inversión según las autorizaciones de gasto publicadas por el Ayuntamiento.
La Puntilla y su entorno seguirán en el estado defectuoso en el que se encuentran en la actualidad. Las rampas de acceso al arenal del Barrio Marinero no se encuentran en las mejores condiciones y las infraestructuras a su alrededor, como en la escasa zona de aparcamiento con la que cuenta, también están en un estado defectuoso.
Los vecinos han solicitado reiteradamente al gobierno de la ciudad una actuación que permita acondicionar esa zona dentro de uno de los barrios más singulares con los que cuenta la capital, que cuenta con más de 150 años de historia.
La situación de La Puntilla agrava el enfado que los vecinos de San Cristóbal tienen en estos momentos con las instituciones. Desde hace tiempo claman por la mejora de servicios en el barrio y ponen, como uno de los ejemplos, lo que sucede con la plaza Santiago Tejera. Este proyecto que lleva casi un año de retraso para su conclusión y que se ha ido encareciendo con cada retraso con sus modificaciones de crédito correspondientes.
Además, esta infraestructura, que se coronará con un parque infantil, genera rechazo vecinal porque los residentes del pequeño núcleo residencial demandaban para esa zona la construcción de plazas de aparcamiento, en respuesta al uso espontáneo que se le estaba dando.
Mientras se concreta el final del proyecto, la plaza se pasa los días con materiales de obra desperdigados por la zona y sus vallas y cartelería rodando por el suelo, generando cierta sensación de peligro en la ciudadanía.
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Pero esa no es la única queja vecinal que se escucha en San Cristóbal. La asociación vecinal ha llegado incluso a tomar la palabra en el pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para exigir que se tomen medidas urgentes para la reparación de la escollera y los elementos de protección frente al mar, para tratar de evitar que se repitan acontecimientos como los que sucedieron meses atrás que acabaron con el mar colándose por las calles estrechas del viejo núcleo de pescadores y colándose en sus viviendas.
Así como amplifican el contenido de sus protestas exigiendo al Estado una respuesta más eficiente en sus peticiones de ayudas, así como un criterio menos riguroso para su accesibilidad, también se detienen en solicitar al consistorio local las acciones previstas para combatir de una manera más efectiva las crecidas del mar.
Dado ese escenario, los vecinos del Barrio Marinero no esperan con confianza que la resolución del problema de la playa de La Puntilla se tome pronto. Incluso ponen en ocasiones esta demanda al final de sus peticiones, dando prioridad a las medidas de seguridad que se espera sean construidas en la zona que linda con el Atlántico. Cuyas enérgicas manifestaciones tienen el paseo del núcleo marinero desgastado y con gran parte de los cantos que forman sus calles levantados y sueltos, listos para ser llevados por la marea como perros sin correa por el interior de su diseño urbano y dispuestos para golpear con fuerza lo que surja a su paso.
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