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Protesta ante la valla que impide la conexión de Almatriche con Siete Palmas. Cober

Quince años al otro lado de la valla

Vecinos de Almatriche se manifiestan para demandar al Cabildo que una Felo Monzón y Juan Hidalgo retirando el vallado que condena esta última calle

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 15 de octubre 2021, 20:24

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Almatriche ha quedado como un barrio olvidado. Parece una hilera de casas germinada a los bordes de la carretera, como el rabo de gato. De ahí que nunca tuvieran aceras y los pasos de peatones son ya un resto fosilizado en el pavimento. Por eso, hace quince años, cuando se construyó la calle Juan Hidalgo, proyectada como una continuación de Pintor Felo Monzón, vieron la oportunidad de volver a conectarse con la ciudad. Sin embargo, sus esperanzas chocaron con la valla de una rotonda. Desde ese tiempo, su conexión se ha quedado interrumpida. «Este barrio ya no sale ni en los mapas», resumía un vecino en la manifestación convocada en la tarde de este viernes por la plataforma ciudadana que trata de conseguir del Cabildo de Gran Canaria que levante la valla que cercena su calle y les dé paso franco hacia Siete Palmas.

Una veintena de vecinos se congregó en la rotonda para hacer visible su malestar y su protesta. Al otro lado de la valla, su voz se dejó oír, haciendo patente el absurdo urbanístico de tener una calle con aceras y dos sentidos de circulación para el tráfico rodado que muere en una rotonda vallada.

Jesús Alonso fue de los primeros en llegar desde la zona de Siete Palmas. Y lo hizo como hacen muchos otros vecinos, cruzando dos carriles y saltando la valla. Pero su tránsito es mucho más complicado. Desde hace cuatro meses está sentado en una silla de ruedas debido a una operación de fémur y cadera. Por eso, para superar el obstáculo, se vio ayudado por Juan Carlos Rivero y Martín Quintana, directivos de la asociación de vecinos Princesa Teixeira. «Esto está fatal», explica Jesús Alonso tras volver a la silla de ruedas, «deberían abrir esto para los peatones y los coches». Certifica que la situación de movilidad peatonal en el barrio es muy complicada, pero ahora que está en silla de ruedas es más consciente todavía de la necesidad de habilitar pasos seguros: «Es muy peligroso porque encima los pasos de peatones están sin pintar».

Las manifestaciones se sucederán una vez al mes hasta que el Cabildo de Gran Canaria les ofrezca una solución

La valla se ha convertido en un obstáculo, pero no ha frenado el caudal de personas que cruza por la rotonda en dirección a Siete Palmas. «Esto es un río de gente», explica el presidente de la asociación de vecinos, Martín Quintana, «llevamos años reivindicando que se nos dé una solución y se abra al tráfico».

El portavoz de la plataforma vecinal Almatriche Bajo, Fernando Miguel Micó, asegura que cuando hay partidos de la UD Las Palmas, el goteo de personas a través de la rotonda es incesante. «Los coches aparcan en el barrio y luego bajan caminando por esta calle y cruzan hasta veinte personas juntas por la rotonda hasta Siete Palmas», señala.

«Esta valla es de Miguel Ángel Pérez del Pino (consejero de Obras Públicas del Cabildo de Gran Canaria), nos tiene que buscar una solución», prosigue Micó, «no puede ser que nos tengan quince años así, por eso vamos a seguir manifestándonos una vez al mes».

Un poco de historia

La calle Juan Hidalgo era la vía principal de la nueva urbanización que Royal Urbis promovió a partir de 2002 como la continuación natural de Siete Palmas hacia el sur. El proyecto se interrumpió por un pleito judicial que promovieron algunos propietarios de terrenos que no se adhirieron a la junta de compensación y que terminó con la anulación de la clasificación del suelo como urbanizable. Se había invertido ya catorce millones de euros pero la urbanización se paralizó. Luego, ya en 2013, Urbis cayó en concurso de acreedores.

El Ayuntamiento decidió incluir, en 2020, la calle Juan Hidalgo en el inventario de bienes y derechos municipales, siguiendo la recomendación del Diputado del Común, Rafael Yanes. Y eso ha permitido que se adecente un poco la zona, pero la valla sigue siendo un obstáculo que frena las aspiraciones vecinales, no así su movilidad.

Una persona pasa por encima de la valla en un momento de la manifestación.
Una persona pasa por encima de la valla en un momento de la manifestación. Cober

Madres con carritos de bebés, ciclistas, corredores, estudiantes... son muchos los que cada día atraviesan la rotonda para ir a la zona de Siete Palmas. «Se juegan la vida», aseguran los vecinos, «cualquier día hay un atropello».

Los mayores son los que peor lo tienen. Félix y Juan González, que llevan 53 años caminando por Almatriche, aseguran que saltar la valla «da miedo» pero entienden que no hay otra opción. Ahora les cuesta más. «Ya no puedo levantar la pierna», dice.

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