Imagen del mercadillo paralelo al rastro juntoa la valla de obra de la MetroGuagua. C7

Un mercadillo paralelo al rastro dominical

Vecinos de Santa Catalina denuncian los problemas que genera la venta incontrolada en la zona del parque blanco

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 18 de mayo 2025, 02:00

A partir de las 07.30 horas de cada domingo, el parque blanco de Las Palmas de Gran Canaria vive un trasiego ajeno a la cita del rastro. Desde hace más de un año, las primeras horas del día alumbran una competencia por apoderarse de un hueco de la calle y extender una sábana sobre la que se desarrolla el comercio de prendas y otros productos al margen de cualquier control legal. «Es como cuando ves a la gente correr para colocar la sombrilla en primera fila de las playas de la península o como las personas que se alojan en los hoteles y bajan temprano a poner sus toallas en las hamacas de la piscina», relatan los vecinos consultados por este periódico. «Ahí se venden desde productos que son marcas propias de supermercado hasta cosas que se cogen de los contenedores», prosiguen las mismas fuentes vecinales.

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Ya hay más de medio centenar de puntos de venta 'extrarrastro' y su expansión sigue en aumento por las calles Simón Bolívar, Marino y Emilio Castelar, a veces incluso debajo de los soportales que tienen algunos edificios y siempre complicando la movilidad de los vecinos de la zona cuando intentan salir de sus garajes.

«Al verlos ocupar la calle, la gente se cree que no podemos circular por ahí, pero la calle no está cerrada y nosotros tenemos que ir por ella para entrar y salir de nuestras viviendas», indican los afectados, que prefieren mantenerse en el anonimato.

«El problema es que cada vez va a más», añaden, «y ya hemos tenido problemas con ellos cuando salimos de nuestros garajes». Según refieren, se han producido ya enfrentamientos en forma de fuertes discusiones.

Los vecinos que viven en los edificios alrededor del parque blanco se quejan de que el pseudomercadillo dominical se ha convertido ya en un problema de seguridad.

«Aquí no aparece la Policía Local por ningún lado», indican los residentes, «una vez nos quejamos al concejal del distrito Isleta-Puerto-Guanarteme, Héctor Alemán, y casualmente en las siguientes semanas apareció la Policía y se llevaron todos los productos, pero ocurrió solo dos veces, lo normal es que por aquí no aparezca la Policía».

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Los vecinos aseguran que han presentado escritos en los que comunican esta situación, pero que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha dejado de responderles y, lo que es peor, han dejado de actuar.

Sí reconocen que el operativo del servicio municipal Limpieza que se encarga de actuar en la zona del rastro deja todo limpio, incluido el pseudomercadillo, en torno a las tres o cuatro de la tarde, pero entienden que una actividad como ésta debería estar regulada, tal y como ocurre con el rastro dominical. Y los que no tengan la autorización para la venta, no deberían seguir ejerciendo esta actividad.

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«La imagen que damos de la ciudad es lamentable, con todo por el suelo, con gente que trae los productos en carritos de bebés, y personas que vienen con niños pequeños revolviendo en los contenedores», aseguran estos vecinos del entorno del parque de Santa Catalina. Uno de ellos asegura que hace unos días una amistad se quedó en el hotel que hay allí y «se quedó asombrada de lo que se encontró el domingo al despertarse».

Este periódico intentó conocer la versión del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, pero no obtuvo respuesta a los requerimientos de información.

Los vendedores del rastro también están descontentos con esta situación. Algunos puesteros que fueron consultados para hacer este reportaje dijeron no entender «cómo es posible que nosotros tengamos que pagar las tasas y a nuestro lado otras personas se dedican a vender sin pagar nada y sin control alguno».

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Recuerdan que en varias ocasiones se ha levantado el puesto a vendedores que llevaban toda la vida en el rastro pero que no obtuvieron los permisos requeridos, «y ahora dejan vender a estos que no tienen papeles, que están como Pedro por su casa».

Estas mismas fuentes también relatan que se han dirigido al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para poner en conocimiento estos hechos, «pero no han hecho nada y cada vez hay más».

Lo que sí está haciendo el Ayuntamiento es licitar la actualización de la prestación de los servicios públicos municipales en mercados, mercadillos, venta ambulante, el rastro municipal y la dinamización de las zonas comerciales. El nuevo contrato, que cuenta con un presupuesto base de 1.189.535,52 euros para cuatro años da respuesta al incremento de la actividad y las nuevas necesidades de la actividad comercial en la ciudad. Como principal novedad, el contrato incluye la vigilancia y seguridad del rastro.

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