Mateo, ejemplo de integridad y autoridad moral
El mundo de la Justicia, la docencia y el deporte lamenta el fallecimiento del que fue primer presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias
La figura de José Mateo Díaz queda grabada en la memoria colectiva de Canarias como la de un jurista íntegro, de palabra firme y compromiso inquebrantable con la independencia judicial. Fallecido este lunes en Las Palmas de Gran Canaria a los 93 años, deja tras de sí más de seis décadas de dedicación a la Justicia, la docencia, la abogacía y el deporte, siempre con un vínculo profundo a su isla natal.
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Nacido el 25 de abril de 1932 en la capital grancanaria, inició su carrera como juez en 1959 y ejerció durante 44 años. Tras varios destinos en la Península y en otras islas, en 1973 regresó a Las Palmas de Gran Canaria, donde en 1986 fue nombrado presidente de la Audiencia Territorial. Desde ese cargo protagonizó un hito histórico en mayo de 1989, al convertirse en el primer presidente del recién creado Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Tres años después volvió a marcar un precedente al ser el primer canario en presidir el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
En 1996 accedió a la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, donde permaneció hasta septiembre de 2003, momento en que dejó la carrera judicial para ejercer la abogacía en los colegios de Las Palmas y de Madrid. Paralelamente, desarrolló una intensa labor docente como profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Su trayectoria estuvo acompañada de una reconocida autoridad moral. En la memoria del TSJC de 1990 dejó una frase que todavía resuena: «el esplendor y magnificencia de los edificios más representativos de todas las instituciones contrasta cada vez más con la cochambre y miseria que se aprecian en las instalaciones judiciales». En 2002 protagonizó otro episodio recordado cuando, durante la crisis migratoria, respondió al Defensor del Pueblo asegurando que «no tenía ni idea» de lo que era una isla, gesto que le valió la apertura de un expediente.
Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria desde 2007 y de Gran Canaria, fue pregonero de las Fiestas Fundacionales de la capital en 1999. Comprometido con causas sociales y con proyectos de desarrollo insular como la carretera de La Aldea, también dejó huella en el deporte. En los años 80 formó parte de la directiva de la UD Las Palmas y, durante más de una década, presidió el Comité de Apelación de la Real Federación Española de Fútbol.
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Su fallecimiento ha provocado una oleada de condolencias. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria lo recuerda como una figura de referencia en la judicatura y en la vida pública de la ciudad. El alcalde de Telde lo definió como «un testimonio de entrega, valentía y coherencia», destacando su voz contra la politización de la justicia. La UD Las Palmas lamentó la pérdida de quien fuera directivo y jurista de prestigio, y trasladó su pésame a familiares y amigos.
Con José Mateo Díaz se despide a un juez que entendió la toga como un servicio a la sociedad, un abogado que mantuvo viva la defensa de los más vulnerables y un canario que nunca olvidó su tierra ni rehuyó decir lo que pensaba. Su ejemplo, como subrayaron quienes lo conocieron, seguirá siendo un faro para las generaciones presentes y futuras.
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