«Estamos ante hechos repugnantes»

«Estamos ante hechos repugnantes», detalló de forma explícita el fiscal Pedro Gimeno al describir la acusación formulada contra un taxista de 67 años por -presuntamente- haber abusado sexualmente de sus cinco nietos menores de edad. El representante del Ministerio Público mantuvo ayer en la última jornada del juicio su petición de 34 años de cárcel, 50 de libertad vigilada y 55 de prohibición del desempeño de cualquier profesión u oficio que suponga contacto directo con menores para este individuo

Gimeno, en su informe, expuso que, a pesar de que el acusado negó los hechos, si hubiese sido una sola víctima se podría haber deducido algún interés de las mismas en mentir, pero en este caso «se trata de cinco de sus nietos» que «aún contando situaciones diferentes, coinciden en la manera que tuvo de acercarse a ellos» ofreciéndoles a cambio golosinas y demás para «ganarse el cariño» de los niños y «abusar de ellos sexualmente».

Gimeno describió como «especialmente repugnante» un episodio de abusos en los que, presuntamente, el encausado obligó a un menor de solo cuatro años a practicarle una felación, por lo que pidió a la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas «una condena acorde a los hechos».

Por su parte, las acusaciones particulares se alinearon con las tesis planteadas por el Ministerio Fiscal y apuntaron que había quedado «totalmente acreditado» que el taxista natural de Las Palmas de Gran Canaria había cometido los abusos sexuales sobre sus cinco nietos: «Tenemos la firme convicción de que fue consciente de lo que hizo en todo momento durante años sobre sus cinco nietos prevaleciéndose de ser un abuelo cariñoso y tierno sin importarle la edad de los menores. Todo lo hizo sin escrúpulos», detalló la letrada Ana Cristina Febles.

En el bando contrario, la abogada de la defensa, Belinda Betancor, insistió en que su patrocinado no cometió los hechos por los que fue acusado, «los cuales negó en todo momento», añadiendo además que siempre mantuvo una «muy buena relación, tanto con sus hijas como con sus nietos», dijo.

«Como únicos testimonios en contra de acusado están los relatos de los menores y hay que tener en cuenta que la versión que ofrecieron en un primer momento sus respectivas madres giró en torno a que mi cliente era un abuelo y padre ejemplar, aunque luego todo cambió con el tiempo de forma sorpresiva», describió a la Sala.

El acusado, en su turno de última palabra, manifestó que «me había pasado toda la vida cuidando a mis hijos y mis nietos y los he querido mucho. No entiendo estas barbaridades que se han dicho, no entiendo nada de lo que está pasando y solo me he dedicado a trabajar todos los días 14 o 15 horas para sacar adelante a mi familia hasta el punto de haberme jubilado sin tener ahorrado ni un euro», declaró.

«No entiendo nada de esto y la repugnancia que siento al oír todas estas barbaridades que se han dicho de mi... no sé. Ante la tumba de mi madre juro por el eterno descanso de su alma que nunca jamás he hecho nada de felaciones ni nada de esto y pido protección para estos niños», añadió ante los sollozos de varios de sus familiares que estaban presentes en la sala. Incluso, una de sus hijas tuvo que ser atendida por una doctora al sufrir una crisis de ansiedad en los pasillos de la Ciudad de la Justicia al término de la vista oral.

El procedimiento quedó visto para sentencia.