63 años velando por los vecinos de Pino Santo
Con 12 años asumió la presidencia de la asociación, cuando el pueblo carecía de carreteras, agua o luz. Se acaba de jubilar con 78 y deja su gestión en manos de los más jóvenes
Hablar de Pino Santo es nombrar a Antonio González. Varias generaciones de familias del barrio satauteño lo conocen por haber sido el presidente de la Asociación de Vecinos La Caldera de Pino Santo Alto, ni más ni menos que durante 65 años. Hace apenas tres meses renunció al cargo, con 78 años. «Estoy cansado y me toca hacer otras cosas y además, creo que ya es hora de dejar paso a los más jóvenes. Nosotros, los mayores, ya hemos hecho todo lo posible por tener un buen barrio. Ahora les toca a ellos», señala, orgulloso de haber formado parte del desarrollo del pueblo.
Publicidad
Antonio no sabe cómo pero a los 12 años lo nombraron primero para la comisión de fiestas y luego para la presidencia, que contaba en ese momento con un tesorero que «no sabía leer ni escribir pero que llevaba todo a rajatabla». Por ese entonces, recuerda, había dejado de estudiar porque la necesidad apremiaba en casa. «Tenía que ayudar». Su madre, ama de casa, y su padre, maquinista de un pozo, hacían lo posible por mantener a la familia y no se opusieron.
Pero, como dice Antonio, siempre hay un maestro o maestra, en su caso, Doña Eduvigis, que no permitió que se «dedicara a trabajar y me devolvió al colegio dos años después». A ella debe su carrera de Magisterio, de la que se jubiló hace unos años siendo profesor de Física y Química en el IES Mesa y López en la capital grancanaria. «No me olvido de cuando nos acompañaba, a mis padres y a mí, en la guagua hacia la ciudad -Las Palmas de Gran Canaria- porque no sabíamos llegar ni nunca habíamos estado. Los chicos se reían de mí, eso que ahora llaman bullying, por mi forma de vestir y venir del campo y mire, aquí estoy orgulloso de la vida que he tenido».
Sea como fuera, Antonio ha estado durante casi toda su vida cuidando, mimando, apoyando, defendiendo y bregando en favor de sus vecinos y de un barrio que vivía de la tierra -muchos bajaban al sur a trabajar en las tomatera- no tenía carreteras, ni accesos seguros, que se desplazaban por barranqueras, sin servicio de agua ni luz -se usaban velas y se bajaba al naciente... pero donde «nos ayudábamo entre todos», señala. Por ejemplo, el terreno donde se construyó la Iglesia de la Virgen de laSalud en 1960 «lo cedió un vecino, mientras otros aportaron el material y la mano de obra. Alrededor de ella nació la asociación, también gracias al esfuerzo de todos», cuenta.
Estuvo al frente de la construcción de la carretera o de la instalación del agua potable y de la electricidad y, por supuesto de la creación del día dedicado al caballo, fiesta pionera en Canarias.
Publicidad
Por eso quiere «agradecer a todas las familias el esfuerzo que han hecho por mejorar el barrio, «echando una mano en lo que se ha necesitado » y les pide que no desistan en el proyecto de reforma de la Iglesia, en que la fiesta del Caballo -Doma vaquera, Doma pie en tierra, Doma Clásica y Doma en libertad- una de las ferias ecuestres más importantes de Canarias sea nombrada fiesta de interés cultural, que se preocupen porque el Ayuntamiento de Santa Brígida proteja el drago de Barranco Alonso o de Pino Santo -el quinto más antiguo de GranCanaria- y que vigilen que Pino Santo siga creciendo.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión