La agricultura regenerativa se materializa en la isla con varios bosques comestibles
Para los neófitos suena extraño el concepto, pero los bosques productivos ya son una realidad en Gran Canaria, donde hay alrededor de quince
Entre los proyectos que desarrolla la Red euroafricana de espacios naturales para promover la mejora del conocimiento, valorización y gestión de la biodiversidad y los ecosistemas (Treemac) destaca el impulso a la creación de bosques comestibles y regenerativos. En este marco, el Cabildo de Gran Canaria y la empresa regional Gesplan, con la colaboración de la Fundación Lidia García, organiza la formación de personas y colectivos vinculados a la agricultura regenerativa.
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El objetivo inmediato es la puesta en marcha de un bosque productivo en la capital grancanaria, concretamente en la zona de Los Tarahales. Pero hay más, en proyecto están otros bosques de este tipo en Tamaraceite, Telde y Senegal, ya que en el proyecto global participan los cabildos de Gran Canaria y La Gomera, el municipio tinerfeño de Adeje y los gobiernos de Cabo Verde, Senegal y Mauritania.
Se trata así de capacitar a la ciudadanía en sistemas productivos que incidan en el desarrollo económico, social y ambiental, y que mejoren la soberanía y la seguridad alimentaria. Para ello se sirven de espacios periurbanos donde se crean los bosques comestibles, a través de los cuales, además, se hila una red social que tiende a la colaboración en colectividad y al trueque de frutos, alimentos y mercancías. El nuevo bosque de Los Tarahales se desarrolla gracias a la participación en el proyecto de la Fundación Lidia García, con Jennifer Guerra y Vanesa Romero en la dirección.
Con la vista puesta en el bosque creado en Adeje, decano en Canarias, se pretende afianzar esta forma de agricultura que acelera el proceso de produción, recupera tierras y hace comunidad. Cuenta Jennifer Guerra que «si un bosque tarda de forma natural 100 en constituirse», un bosque productivo se logra «en unos 10 años». «Lo que hacemos es imitar a la naturaleza y acortar el tiempo de creación», y eso se logra eligiendo bien las especies que se pueden dar en el lugar escogido. El de Adeje, por ejemplo, «es tropical».
Pero hay más. «El Edén, en San Lorenzo, cuenta con pitangas, plátanos, guayabos, fruta de la pasión, caña de azúcar, uvas...». Y lo mejor es que en Gran Canaria «hay ya una red de personas, gente apasionada» por el tema y «por lo menos 15 bosques, unos más desarrollados y otros en ciernes».
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Una red colaborativa de éxito
Jennifer Guerra, directora de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Fundación Lidia García, señala que a través de la agricultura regenerativa, de la que forman parte los bosques productivos y comestibles, «se crea una red de economía circular donde todo el mundo colabora». Y aunque ahora es el Cabildo grancanario el que intenta crear un bosque de este tipo, son muchas las personas que ya están comprometidas en la creación de espacios productivos. «No es fácil» en un principio, reconoce Guerra, «pero no empezamos de cero», hay ya una quincena en marcha con ejemplo de éxito en Moya o Arucas. «Jugamos mucho con las especies. Usamos millones de técnicas para intentar conseguir comida de secano».
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