La huella de los majos estrena museo insular

El cuerno de cabra con perforaciones que podría ser una hoz, el collar de cuentas de caracolas marinas, la vasija con decoración de espiga y cenefa geométrica única que Ramón Fernández Castañeyra envío a finales del siglo XIX para el Museo Canario, los huesos que evidenciaron que el 33% del ADN actual es de procedencia prehispánica, dos ídolos y otras piezas procedentes de la cultura de los majos de Fuerteventura pueden contemplarse desde hoy en el Museo Arqueológico, en Betancuria. Nona Perera, directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, el presidente Blas Acosta, el alcalde Marcelino Cerdeña y el consejero de área Andrés Briansó inauguraron ayer «una nueva casa donde reside el alma de Fuerteventura y su pasado», según Perera.

Además de conservar «los restos históricos para futuras generaciones», como subrayó su director Luis Lorenzo Mata, el Museo Arqueológico acoge cuatro exposiciones temporales donde se pueden ver por primera vez en Fuerteventura el cuerno de cabra hoz, el collar malacológicos y hasta una veintena de piezas que se conservan en el Museo Canario y el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife. Estos resto óseos, cerámicos y malacológicos salieron de Fuerteventura en los siglos XIX y XX para su conservación.

El nuevo edificio cuenta con tres salas de exposición: dos salas permanentes, ubicadas en las plantas baja y primera, de 562 y 346 metros cuadrados, respectivamente, y una sala de exposiciones temporales de 111 metros cuadrados en la planta segunda. Entre estas salas se distribuyen las cuatro muestras: Fuerteventura Arqueológica. Donde empieza nuestra historia; Retos/Restos para un Museo; Betancuria. Una Fe en la piedra y La Memoria de las piedras. El horario es de martes a domingo, de 10.00 a 17.30 horas.

El nuevo Museo Arqueológico, que costó dos millones de euros, está unido física y espiritualmente al anterior edificio, unas casas que donó Alfonso Martín Fajardo en 1956, además de 100.000 pesetas. Años más tarde se formó el patronato del Cabildo para la construcción del museo con el historiador Francisco Navarro Artiles entre sus miembros. Para el primer montaje expositivo hubo que esperar a 1965 de la mano del juez Roberto Roldán Verdejo, con la ayuda del conservador local Vicentito Ruiz Méndez, quien durante años recopiló todos los vestigios de la cultural majo que encontraba o le daban.

Con todo, hay que remontarse al siglo XIX para oír hablar de arqueología en Fuerteventura. Fue en 1883, en el artículo de Ramón Fernández Castañeyra titulado Antigüedades de Fuerteventura. Este comerciante del entonces Puerto Cabras también se encargó de enviar al Museo Canario y al de Tenerife las piezas arqueológicas para su conservación que hoy, 136 años después, retornan.