La disputa jurídica entre las acusaciones y defensa está en el estado mental del acusado

Carlos Quintana, el letrado de Marcos José Hernández Sánchez, el vecino de Alcaravaneras acusado de haber acabado con la vida de su padre, el poeta y abogado grancanario José Rafael Hernández Santana, interesó ayer la libre absolución de su patrocinado alegando que sufría un trastorno psicopático que le diagnosticó el psiquiatra de la prisión «y que padece por haber cuidado de su madre con escasos medios», manifestó.

El letrado insistió en que era totalmente «incierto» que el acusado «no prestara la atención adecuada» a su madre, que sufría una enfermedad de Parkinson secundaria, parálisis supranuclear agresiva, hipertensión arterial, coleliatiasis y patología articular degenerativa, por lo que no apreciaba en la causa un «delito de abandono como así sostienen las acusaciones».

También determinó que este crimen no se orquestó de forma «deliberada y premeditada con la intención de matar, sino fue fruto de una situación de arrebato y obcecación que sufrió mi cliente, que nunca comprendió la ilicitud de su conducta», expuso al jurado popular: «No existe premeditación ni ánimo previo de querer asesinar a su padre, sino fue una situación inasumible de impotencia y dolor».

Por último, dijo que el poeta «era el dueño de la casa y tenía posibilidades económicas para que no fuera un estercolero».

El fiscal Luis Estévez, sin embargo, en su alegato solicitó un veredicto de culpabilidad, porque entendía que el acusado había cometido un asesinato.

Según expuso, José Rafael Hernández «estaba acostado bocarriba en la cama cuando sufrió un ataque sorpresivo y recibió numerosos golpes en el cuerpo y la cabeza sin posibilidad de defenderse» de su propio hijo, al que también culpó de tener a su madre en una «clara situación de abandono», pues no recibía los cuidados médicos, de alimentación y de aseo necesarios dada su situación de dependencia absoluta. Dijo de forma rotunda el Ministerio Público que Marcos José no sufría alteración mental y «presentaba sus facultades intelectivas, cognitivas y volitivas íntegras por lo que era capaz de comprender el alcance de sus actos», además de que mató a su padre porque lo culpó de la muerte de su madre.

Por último, la acusación particular ejercida por la hermana de poeta y llevada a cabo por el letrado Pablo Bolaños, se adhirió a la tesis planteada por la Fiscalía pero añadiendo que «el acusado tenía planificada la muerte de su padre» y se «ensañó con el hacha que guardaba en la azotea de la casa».

De la misma forma que hizo el fiscal Estévez, el letrado Bolaños descartó ante el jurado «que el procesado sufriera arrebato alguno por la muerte de su madre», a la que tenía «desasistida en una casa que parecía un estercolero. Incluso hay muchos testimonios que acreditan el historial violento del acusado que cuando confesó el crimen habló de sentirse ansioso, pero estaba tranquilo y dijo que lo mató porque lo culpaba de la muerte de su madre».