De campañas, 'pelis' canciones y series
Como ocurre en 'El juego del calamar' o en 'Los inmortales', sólo puede quedar uno, así que al final, habrá que pactar
La campaña electoral acaba de empezar y a mí, que ya he vivido unas cuantas, siempre me pasa lo mismo. No puedo evitar hacer asociaciones entre libros, series, películas y canciones con los mítines, actos, fotos, discursos y demás delicatessen que vamos a tener que degustar estos días.
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Por un puñado de votos se ha organizado todo lo que viviremos hasta la traca final del 26 de mayo. Afortunadamente, sin duelos armados de por medio, pero al final el objetivo es el mismo: todos quieren sacar una puñado de votos más que sus adversarios; los suficientes como para gobernar en solitario (de ilusión también se vive) o como para formar una coalición que aguante cuatro años (el sueño de una noche de primavera). Todos los que aparecen en las listas que votaremos el domingo 28 quieren ganar y por eso la banda sonora que suena en su mente es algo así como «¿qué pasará, cuantos votos tendré? Puede ser mi gran noche (lalarará). Sin embargo la experiencia demuestra que en esta bendita tierra, salvo honrosas excepciones, lo que toca después de unos comicios es sentarse a pactar. Algunos lucharán por la sucesión, otros estarán en la lista negra y es posible que alguien descubra que tiene un espía entre amigos. Lo cierto es que como en 'El juego del calamar' o en 'Los inmortales', al final sólo puede quedar uno/a, que será quién lleve el timón de los destinos de la comunidad o la isla o el ayuntamiento (la vida es así, no la he inventado yo).
Cuando la época de pactos acabe, ya sabremos los nombres de los elegidos para la gloria, los que tendrán mando en plaza y empezaremos a vivir una nueva legislatura a la que, lo único que le pido, es que no vuelva a recrear 'El bosque en llamas', 'Volcano', 'Aterriza como puedas' o 'El mediador'.
Y si yo fuera miembro importante de algún partido, tendría muy en cuenta qué resultado electoral cosechan los 'satélite' de la plataforma presentada por Yolanda Díaz hace unas semanas. Porque desde que la vicepresidenta 'suma', la vicepresidenta 'factura' (los votos de sus partidos amigos); las elecciones generales de diciembre están a la vuelta de la esquina y si Madrid estornuda, el resto ya estamos con catarro. Por eso, los que pueden parecer los 'Slow horses' son lo que, a la hora de la verdad, inclinan la balanza para un lado y terminan ganando la carrera.
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