Las familias adoptantes canarias reclaman su espacio
Hacer un árbol genealógico para el colegio o que pregunten en el médico por sus antecedentes familiares son algunas de las situaciones en las que no se tiene en cuenta la idiosincrasia de la adopción. La asociación ha lanzado una campaña en los colegios bajo el lema ‘No olvides mi mochila’
Que la sociedad canaria no es la misma que hace 20 años es un hecho que constata con cifras el último estudio sobre las familias en las islas que presentó el Gobierno canario. Pero esos cambios no son percibidos en todos los ámbitos por igual. Por eso las familias adoptantes reclaman su espacio en esa sociedad que hoy sabemos diversa. Así, a la lista de familias con y sin vínculo matrimonial, familias homoparentales, monoparentales, familias numerosas y con padres y madres separados hay que sumar a las familias adoptantes.
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Las instituciones sociales, sin embargo, parecen resistirse a esa multiplicidad de situaciones. De hecho, la Asociación de Familias Adoptantes de las islas canarias (Afaic) ha lanzado una campaña, , para que la comunidad educativa se acerque a los y las niñas adoptados y tenga en cuenta su idiosincrasia.
El típico ejercicio del árbol genealógico en el colegio es un ejemplo de este olvido, según lo que expresan las familias adoptantes. «A mi hija Aurora, que ya está en primero de la ESO, le pidieron fotos de su historia comenzando por cuando era bebé. Si fuera más pequeña la habría puesto en una tesitura difícil», asegura Ana Medina.
Lo más probable, además, es que este tipo de actividades se planteen en primaria, un momento en el que, dependiendo de la circunstancia de cada niño o niña adoptado puede no ser oportuno. «Hay niños y niñas que, a lo mejor, les gusta hacerlo, pero lo habitual es que no quieras sentirte diferente», recuerda Medina.
Pino Palomina relata la experiencia de su hija, a la que en alguna ocasión «le cuestionan sobre por qué tiene esos rasgos. A Inés le molesta que le digan si es china y que si es adoptada. Se siente incómoda y ha tomado la decisión de no contestar», asegura.
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Silvia Jaén resalta que es necesario que «los modelos educativos integren la diversidad». De hecho, explica, «parece que la sociedad es más flexible que los estamentos. Si en clase hay uno o dos niños y niñas adoptados no pueden hacer la rutina como siempre porque estos tienen sus características y realidades».
Lo mismo que el día del padre o madre se ha sustituido por el día de la familia, el sistema educativo debe asumir las distintas situaciones, reclaman desde la Afaic.
«Nuestro objetivo es que se interiorice que hay diversidad familiar y que la adopción es otra forma de crear familia», insiste Ana Medina.
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Onelia Medina llama la atención sobre que, además, «no todas las realidades» de los niños y niñas adoptados «son la misma, ni han tenido las mismas experiencias vitales». En referencia a que puede que algunos recuerden su paso por un orfanato porque fueron adoptados con edad suficiente para guardar esa experiencia en la memoria.
«La realidad adoptiva tiene unas singularidades que no tienen otras, pero las familias estamos muy cerca de ellos para que se integren», recalca Ana Padilla, quien recuerda que situaciones similares se dan en el médico cuando de forma automática «preguntan por sus antecedentes familiares. No tienen interiorizado que la adopción es una realidad», lamenta.
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«Hay un algo que todavía hace que las familias adoptantes no tengan el mismo peso de naturalidad que otras familias. El concepto adopción aún tiene una mochililla especial de silencio», afirma Silvia Jaén.
Además, recalca Medina, como ocurre con otros tipos de familias, las adoptivas también son «muy heterogéneas». Aún así, comparten experiencias y se dan apoyo través de la asociación. Especialmente, comentan, para saber contestar y superar las «preguntas» que siempre llegan.
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