Se han ganado estudiar en América

Casi 10.000 estudiantes compitieron este curso por lograr una beca de la Fundación Amancio Ortega. Pasar un año escolar en Estados Unidos o en Canadá es el sueño de muchos de ellos, pero hay 500 plazas. Una quincena de alumnos y alumnas de las islas lo ha logrado. Entre ellos están los grancanarios Alba Domínguez, Nuria Morales, Daniel Viera, Aníbal Rodríguez Pablo Rodríguez. Tienen entre 15 y 16 años y varios meses por delante para prepararse.

La prueba para obtener una de estas becas tiene tres fases. La primera es un examen. «No estaba nervioso porque quería probar. Si la pasaba, estupendo. Si no, pues nada», comentó Pablo (IES Tomás Morales). El resto estuvo de acuerdo. En realidad esta prueba les pareció a todos la más «fácil». No es extraño, para optar deben tener una nota media de 7.

En la segunda el peso lo lleva la economía familiar. Se barema la renta, y todos la pasaron. En ese momento llega la tercer prueba y es cuando les embarga la responsabilidad. «Esta ya depende de ti, es en inglés y estaba muy nervioso», confiesa Daniel (IES El Calero), que quiere ser biomédico o bioquímico.

Alba, que estudia en el IES José La Rocha asiente. «Fue lo peor. Temía que no me cogieran y la espera... Uff». Daniel la interrumpe, «es verdad, yo tuve que esperar dos horas».

Pablo (IES Tomás Morales) también coincide. «Es que no sabes qué te vas a encontrar. Estaba muy nervioso», comenta el futuro arquitecto.

Aníbal (IES Tafira) está de acuerdo. A él le ha tocado Estados Unidos, como a Alba y a Pablo, pero aún no saben a qué ciudad irán. Nuria (Salesianos) y Daniel estudiarán en Canadá. Ella, que quiere ser pedagoga o maestra, a Alberta y él a Príncipe Eduardo. La gestión del viaje recae en dos «agencias diferentes», explican, según sea a Estados Unidos o Canadá, de ahí las diferencias.

La Fundación Amancio Ortega gestiona todo el papeleo y les proporciona una familia de acogida durante el curso. Ninguno ha pensado aún si tendrán problemas con la comida o con los nuevos compañeros de instituto, quizás porque precisamente algo que busca la Fundación es que sean jóvenes «abiertos, interesados en conocer gente y otras culturas», coinciden.

El idioma no será problema, para las pruebas se exigía una nota media de inglés de 8 y todos la han pasado. Unos, como Daniel, porque en su instituto hay programa bilingüe. Otros, como Pablo, porque reciben clases extraescolares.

Todos, eso sí, han contado con el apoyo de sus padres. «Cuando me avisaron estaban orgullosos, saben que es una oportunidad», afirma Nuria. Los de Aníbal, explica, «estaban sorprendidos y contentos», y los de Daniel «más contentos» que él, como los de Pablo.

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