Admite que la acuchilló pero no la agresión sexual
El acusado del intento de violación y homicidio de la hija de la que era su pareja se escuda en que se encontraba «muy cansado y alterado»
El acusado de haber intentado violar y matar a una niña de 13 años, hija de su pareja, admitió ayer ante la Audiencia de Las Palmas que le clavó un cuchillo y que cree que intentó asfixiarla, pero que «nunca» la tocó y que actuó bajo los efectos de las drogas tras consumir «200 euros de crack».
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El procesado, J.A.S.S., que se enfrenta a una condena de 28 años de prisión, en el juicio que se celebró contra él declaró además que estaba «muy cansado y alterado ese día», el 29 de septiembre de 2016, y que no se explica los motivos de su proceder.
Sin embargo, la fiscal recalcó que el acusado merece la mayor de las penas por ambos delitos ante la «especial gravedad de los hechos», que sucedieron después de que fuera a buscar a la niña al instituto y le dijera que tenía una «sorpresa» para ella en su casa, según contó al tribunal la menor, que dijo que pensó que le iba a dar una pizza.
La abogada de la defensa, por su parte, solicitó para el procesado una condena de 3 años y 6 meses de prisión como presunto autor de un delito de intento de homicidio en el que sostuvo que concurren las atenuantes de confesión y de «intoxicación plena» de su cliente aquel día.
El acusado relató que al llegar a la casa en la que vivía con su entonces pareja y la niña le lanzó por detrás un jarrón a la cabeza, la arrastró hasta la habitación, donde cree que intentó asfixiarla y le dio una puñalada en el abdomen.
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Según declaró, la agarró por el cuello y le tapó la boca con un pañuelo, y después se fue a la cocina y cogió el cuchillo «más grande que había en la casa» y se lo clavó en el ombligo y, posteriormente, se lo retiró para que no le hiciera daño y lo dejó junto al cuerpo de la niña.
El procesado afirmó que «nunca tocó» con propósitos sexuales a la hija de su entonces pareja y que es «imposible» que intentara abusar de la niña por su estado físico, ya que la droga que había consumido inhibe el deseo sexual.
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La fiscal, sin embargo, considera que quedó acreditado que el acusado cometió ambos delitos y que era consciente de lo que hacía, ya que, conforme a los informes forenses, su facultades mentales no están afectadas, y por ello pidió la pena máxima aplicable, dada la «especial gravedad de los hechos».
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