Una canaria en Cantajuego

Coreógrafa, actriz y cantante, esta educadora social nacida en el barrio de Arenales de la capital grancanaria diseña desde hace seis años las coreografías de los números musicales que cautivan a los pequeños y pequeñas fans de esta popular producción.

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 16 de julio 2020, 14:14

Con 34 años apenas ha extraviado sus ganas de seguir cantando y jugando rodeada de niños y niñas que adoran los bailes que diseña para los exitosos espectáculos del grupo Cantajuego. Eugenia Cabrera Zambrano, una grancanaria de 34 años del barrio capitalino de Arenales, es la responsable desde hace seis años de las coreografías de esta popular compañía creada por el argentino Pedro Zaidman hace más de una década, que presenta el día 9 de septiembre en el Gran Canaria Arena su última producción, ‘Yo tengo derecho a jugar’.

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Cantajuego se ha convertido en todo un fenómeno infantil en España. Concebido como un proyecto pedagógico que combina entretenimiento con aprendizaje, ha sobrepasado las expectativas con datos que sorprenden: algunos de sus éxitos musicales han llegado a superar las 400 semanas consecutivas de permanencia en las listas oficiales de ventas, su extenso catálogo supera con creces el millón y medio de dvd vendidos (por cada uno de que se vendía de los Lunnis, se vendían diez de Cantajuego) y su canal oficial en YouTube tiene más de un millón de suscriptores, acumulando la friolera cifra de más de 1.600 millones de reproducciones, lo que les convierte en uno de los artistas españoles más exitosos en esta plataforma. Sin ir más lejos, el pasado año su trabajo ‘¡Viva Mi Planeta 2!’ fue nominado a los premios Latin Grammy en la categoría de Mejor Álbum de Música Latina para Niños.

Buena parte de ese éxito le corresponde a Eugenia Cabrera y a sus coreografías que se han convertido en un lenguaje que todos los más menudos de la casa entienden. Manos palmeando como si fuera la boca del cocodrilo o juegos que convierten las manos en una cuchara, una taza, una tetera o un cucharón, a modo de figuras familiares que todos entienden e imitan desde la butaca.

Según explica esta coreógrafa, actriz, cantante y educadora social «el principal activo de nuestro proyecto es la infancia. Su éxito se fundamenta en que entusiasma a los niños y niñas porque contemplan a sus padres y madres, abuelos y abuelas jugando con ellos. Conectamos con los pequeños en nuestros espectáculos porque los escuchamos, les preguntamos y así les recordamos también que les estás hablando a ellos. Ese vínculo familiar se genera, entre otros recursos, con las coreografías», dice Eugenia, que asimismo se responsabiliza de las producciones videográficas del grupo, «respetando siempre el espíritu original del proyecto pedagógico-musical que ha sido desarrollado por especialistas en la estimulación psicomotriz y el trabajo psicopedagógico», añade.

Somos muy cuidadosos y responsables con lo que hacemos. Detrás de tanto juego y tanta canción hay un trabajo de lo más estudiado para concebir los movimientos de las coreografías con la finalidad de que asocien los movimientos a conceptos: el sol está arriba en el cielo o la tierra en el suelo, de esa manera van organizando su mundo», dice. «Cada personaje tiene una personalidad donde cada niño o niña puede verse identificado en su desarrollo y sentirse integrado en cada show».

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En el montaje musical que girará por Canarias en septiembre, ‘Yo tengo derecho a jugar’ «los hits no faltarán», puntualiza. «Es importante mantenerlos y al público también le gusta ir a un concierto y poder cantar y bailar lo que ya conoce». El montaje dura una hora y media y los actores bajan en dos o tres ocasiones al patio de butacas. Al finalizar en show firman autógrafos, comparten fotografías y selfies con sus pequeños fans. «Esta entrega que dirige Zaidman es más musical que las anteriores, casi un concierto, aunque hay texto y diálogos», subraya.

Para Eugenia, «lamentablemente muchos padres y madres ya no saben cómo se juega con sus hijos, lo han olvidado. Nuestra filosofía en Cantajuego es transmitirles las herramientas y recordarles que tienen mucho que aportar a sus hijos. Aunque canten y bailen de pena. Lo importante es la vivencia. Salen de la función como si hubieran realizado una sesión de spinning. No obstante, el público infantil es tan agradecido como sincero. Si decide no aplaudir o se muestra inquieto en la butaca es que el espectáculo no le está gustando», sostiene. «Orientado a los niños y niñas de 0 a 6 años, Cantajuego propone utilizar la música y el movimiento para poner en funcionamiento la imaginación y la fantasía; estas vivencias desarrollan la psicomotricidad, potencian el mundo afectivo y las relaciones sociales», añade la coreógrafa canaria que, además, interpreta a algunos de los divertidos personajes que aparecen y conviven sobre el escenario en el mundo de la fantasía y del juego como a la Pizza Margarita, a la doctora naturópata Ungüento o a la abuela canaria de Rodri.

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Cabrera Zambrano, que se inició en las academias de Leticia Soria y Nayra Ruiz, todavía se entusiasma sobre el escenario cantando los temas populares como ‘La vaca lechera’, ‘Susanita tiene un ratón’, ‘El tallarín’, ‘Coco y pepe’, ‘Sol solecito’ o la de los elefantes que se balanceaban sobre la tela de una araña. «Estudié Educación Social en la isla y luego teatro musical en Madrid. Me presenté hace nueve años a un casting convocado por la compañía de Zaidman en la que solicitaban además de cantantes y bailarines pedagogos y maestros, y hasta la fecha», dice. Entrena a diario el cuerpo, la interpretación y la voz para afrontar las duras giras del grupo que, desde el año 2010, ha expandido su radio de acción a Latinoamérica para acercarse este año a los fans de Bogotá, Buenos Aires y Lima. Eugenia Cabrera avanza que detrás de cada espectáculo de Cantajuego hay mucho trabajo. «Por ejemplo, para la serie, desde un año o año y medio antes se empieza a pensar en la historia, a trabajar en las canciones, coreografías, y a nivel de espectáculo hay que pensar cómo queremos la coreografía».

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