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El invierno encarece el Festival de Música de Canarias

La memoria de la última edición, la 33ª, enuncia los problemas y los retos para mejorar la cita musical.

Jueves, 16 de julio 2020, 12:31

Nunca, o al menos no hay «constancia», se ha elaborado una memoria en ninguna de las 32 primeras ediciones del Festival de Música de Canarias. La última, la 33ª, si cuenta con este documento en el que se presentan los problemas y retos que se tuvieron que superar y se exponen algunos cambios para mejorar la cita musical en el futuro.

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En este informe se reconoce que en mayo de 2016 «la situación del Festival era preocupante», siendo el primer problema y «más urgente» la necesidad de «completar la programación de 2017. De hecho, lo que se expone en la memoria rompe con el mantra que suele acompañar al festival: la necesidad de contratar «con años de antelación». Al parecer esto solo es un eslogan pues «en el mes de abril de 2016 solo existía un documento borrador donde constaba aproximadamente el 30% de lo que sería la programación de la 33 edición». Es más, dice la memoria, había «una ausencia total de información por escrito de la relación y los acuerdos establecidos entre los agentes artísticos y la exdirectora, sin prueba alguna del grado de compromiso que se había adquirido».

El festival, asimismo, carecía hasta entonces de «información sobre perfiles de los públicos, encuestas de satisfacción, manuales de calidad y de procedimiento, plan estratégico o plan de marketing».

La ausencia de control iba más allá- el propio dominio web del Festival (www.festivaldecanarias.com) «estaba a nombre de un particular ajeno a Canarias Cultura en Red S.A. o de la Consejería de Cultura», reza la memoria que presentó el coordinador, Nino Díaz, al finalizar la edición número 33.

Díaz, además, señala en este documento que tras la presentación de la programación que preparó se vio envuelto en «una campaña de acoso en los medios» acompañada de «presiones [...] mediante chantajes, insultos y amenazas, y de un boicot por parte del que fuera gerente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria en aquellos momentos [se refiere a Juan Mendoza] que hizo peligrar la participación de la misma».

La memoria continúa con el listado de los principales cambios que se introdujeron en el Festival de Música, así como con un detallado desglose de las formaciones, solistas y directores que participaron en la 33 edición, incluyendo el programa que se interpretó, los escenarios y los distintos cachés.

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Todo ello concluye con un somero estudio en el que se relaciona la inversión con los resultados. Según esta memoria, la polemizada participación de las bandas municipales en la programación del Festival fue «lo más rentable» en la relación euro invertido y euro ingresado, «ya que con poca inversión se obtiene un rendimiento muy por encima del resto de formaciones».

El problema que detecta es que la participación de la Banda Municipal Sinfónica de Las Palmas de Gran Canaria actuó «con aproximadamente un 50% de su plantilla de refuerzo, es decir, músicos contratados como extras que encarecieron considerablemente el coste de la banda».

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También se llama la atención sobre el hecho de que «las formaciones internacionales como la Mahler Chamber Orchestra y el Mozarteum no ocupan los sitios de mayor rentabilidad».

En el análisis de la producción del festival, la memoria recalca que «hasta el mes de noviembre de 2016, tan solo a dos meses vista del inicio del evento, no se había gestionado ni tramitado ningún contrato ni con artistas, ni recintos, o carta de compromiso, convenios de colaboración con las administraciones públicas implicadas, reservas de hoteles, transportes internos, etcétera». Todo ello contribuye a que el Festival de Música de Canarias sea más caro de producir pues, obviamente, las reservas se hacen a última hora. «Un Festival que se realiza en un territorio fragmentado como el nuestro necesita de una previsión de costes en transportes de personas y equipos y costes en alojamientos y dietas en las diferentes islas que no consta en ninguna memoria anterior», señala.

Con respecto a los costes, la memoria también menciona la necesidad de «reflexionar sobre la época en la que se desarrolla el Festival». Actualmente, recuerda, se encuentra «incrustado entre Navidad y carnavales», algo que «no ayuda a la venta de entradas». Pero, al desarrollarse en invierno, no se pueden hacer coproducciones con otros festivales ni se pueden aprovechar giras internacionales ya que estas se desarrollan principalmente en verano». Por eso, continúa, «es razonable pensar la posibilidad de realizar el Festival en otoño» y colocar los conciertos entre el jueves y el domingo.

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El documento también invita a pensar en el modelo de Festival que se quiere desarrollar para el futuro -más centrado en las islas capitalinas o regional-, así como critica el hecho de que en anteriores ediciones se ha devuelto a los patrocinadores «gran parte o casi la totalidad de su aportación» en forma de entradas, con lo que legalmente sería «un trueque».

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