Urgente Uruguay, Arabia Saudí y Cabo Verde, rivales de España en el Mundial

Gran Canaria no tiene quien la defienda en Tenerife

Jueves, 16 de julio 2020, 04:38

Es de todos conocidos que al presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, y su consejera de Hacienda, Rosa Dávila, les gusta la grandilocuencia. Suelen apelar a los Guiness políticos para presentar sus actuaciones. Es así como el Fondo de Inversiones de Canarias se convirtió en el mejor instrumento de todos los tiempos, con el que cambiaría el PIB de Canarias, o como la ley del suelo, que nos sacaría de la miseria. Ahora son los presupuestos, los «mejores de la historia», aunque, como todo, lo que hacen desde que se hurga un poco es desmoronarse. Y eso está pasando con las “mejores cuentas de la historia”, en las que tienen casi mil millones de euros más gracias a que la recaudación de impuestos va como un tiro. No han hecho mucho caso al PP y no los han bajado. Más dinero de Nueva Canarias y CC, que aprovecharon la minoría de Mariano Rajoy para arrancar unos millones más al Estado.

Publicidad

No es oro todo lo que reluce. El PP está un poco escaldado de la situación. El PSOE, que estaba entusiasmado con ayudar a Clavijo, vive mosqueado. Podemos, que se prestó también a la «unanimidad» como valor universal, ve como sus propuestas se volatilizan en unas cuentas mucho menos sociales que lo que la izquierda quería.

Pero la cuestión se centra en la tajada del pastel de las inversiones, en las que el Gobierno ha tirado, como no, para Tenerife en contra de islas como Gran Canaria, Lanzarote o Fuerteventura. Un desequilibrio inversor que logró unir el pasado jueves en el Parlamento de Canarias al PP y al PSOE y que se resolvió, por parte del Gobierno, con la excusa de que las inversiones estaban pactadas con los cabildos. No del todo cierto, porque, según cuentan en los cabildos, al final el Gobierno hizo lo que le pareció mejor, es decir, escuchar atentamente a Carlos Alonso, y ponerle unos cuantos millones más en el presupuesto, perjudicando a otras islas, entre ellas a Gran Canaria.

En el reparto de las inversiones entre Gran Canaria y Tenerife, Coalición Canaria siempre despreció las necesidades como criterio para repartir el dinero. Lo hizo mitad por mitad, con lo que evitaban conflictos como el que ahora plantea Gran Canaria. Pues bien, ahora, cuando ATI exige su parte de la tarta cambia el criterio, y el vicepresidente alega «necesidades» para justificar que en Tenerife se invierte más que en Gran Canaria. Podría ser un criterio razonable, y de hecho lo es, hasta justo, pero en boca de un Gobierno al que le cerca la sospecha, por imparcial e insularista, suena a excusa para justificar la maniobra.

Nos puede pesar más o menos, a los grancanarios mucho, pero el Gobierno que nos ha tocado sufrir tiene su alma y su esencia en Tenerife. No se trata solo del reparto del dinero, hay muchas cuestiones que afectan a Gran Canaria que se deciden en esa isla, por esos políticos que deben obediencia a su organización, que tienen prioridades electorales, intereses de todo tipo y el objetivo de sostener la hegemonía sobre el resto del archipiélago. Quien manda en Coalición Canaria es ATI, la fuerza hegemónica que ha impedido, por ejemplo, que el presidente del Gobierno sea de otra isla. Quien manda en CC manda en el Gobierno. Quién maneja el Gobierno maneja el dinero, los recursos públicos. Quien parte y reparte se lleva la mejor parte. Para algo el presidente es de aquella isla, y ejerce como jefe de CC a pesar de no tener ningún cargo orgánico. Por algo la consejería más importante del Gobierno, Hacienda, está en manos de una de las mujeres más activas del tinerfeñismo, Rosa Dávila.

Publicidad

Gran Canaria no tiene quien la defienda en ese Gobierno, entre otras cosas porque Coalición Canaria en esta isla está desarbolada, en manos de Pablo Rodríguez, uno de los hombres del presidente, entregado a la causa, como ha demostrado desde el minuto uno al frente de Obras Públicas, tratando de traspasar competencias de la Comunidad Autónoma al Cabildo de Tenerife en materia de carreteras. Junto a Pablo Rodríguez, CC en esta isla está en manos de un grupo muy compacto de asesores y empleados del propio Gobierno, que nada plantean dentro de la organización y que si se les pide saldrán a defender a Tenerife, como ya lo hicieron, de forma inédita, con la moción de censura en Granadilla.

El resto de representantes de Gran Canaria en el Gobierno de Clavijo nada dirán, entre otras cosas porque no son de CC, ni son políticos, sino profesionales del ámbito empresarial a los que les interesa salir bien parados en la gestión y no morder la mano del presidente que los nombró.

Publicidad

Y como digo, no es solo una cuestión de dinero, sino de gestos y de cariño. Poco se le ve a Fernando Clavijo por Gran Canaria. Casi todos los actos institucionales se celebran en Santa Cruz de Tenerife, en la presidencia del Gobierno, como la mayoría de los Consejos de Gobierno, a pesar de que Las Palmas de Gran Canaria es la capital por turnos, tal y como recoge el Estatuto de Autonomía. Es más, me gustaría saber cuántas noches al año pasa Clavijo en su vivienda oficial. Sospecho que muy pocas o ninguna, las mismas que pasa en Gran Canaria fuera de lo imprescindible que le marca su agenda.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad