Arrimadas y la necesidad de proponer. Si le hacemos caso a las encuestas, Inés Arrimadas puede ser la gran sorpresa de las elecciones catalanas del día 21. La candidata de Ciudadanos parece tenerlo todo: un discurso claro y contundente, verbo fácil, capacidad de comunicación y tenacidad frente a la adversidad y, sobre todo, frente a los improperios que le caen encima un día sí y otro también. De hecho, seguro que si Ciudadanos la presentase como candidata en las elecciones generales, sus resultados serían como mínimo iguales a los de Albert Rivera. El conflicto catalán, que tanto ayudó a catapultar la imagen de Ciudadanos, ha servido también de trampolín para Arrimadas, cuya fama supera las fronteras de aquella región y se extiende por toda España. Pero el problema de Ciudadanos es que todo su discurso se articula a la contra y está por ver qué hará ese partido si de verdad tiene posibilidad de gobernar. Como también está por ver con qué aliados. En política lo fácil es oponerse y hay partidos que asumen que jamás tendrán la oportunidad de coger el bastón de mando, pero Ciudadanos no debe quedarse en esa burbuja.
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El pasa de un divorcio traumático a una ruptura civilizada. Londres y Bruselas han llegado a un principio de acuerdo y se dan un año para cerrar los flecos pendientes. Lo que hasta no hace mucho era un divorcio con una guerra frontal pasa a convertirse en una ruptura civilizada, aunque, eso sí, con un cheque carísimo para los británicos. Pero es que tampoco la Unión Europea está como para alargar el proceso, pues siempre existe el riesgo de que otros países se planteen si no les irá mejor fuera del club comunitario. La duda estriba en qué pasará el día que los conservadores pierdan las elecciones en el Reino Unido y ganen los laboristas, que nunca vieron con cariño la aventura de romper con la UE. En todo caso, el brexit es el resultado de una decisión democrática. Posiblemente errónea, pero ya se sabe que la democracia no es perfecta. Y el brexit es una de las mayores imperfecciones de los últimos años.
Un concierto que podría institucionalizarse. El auditorio Alfredo Kraus celebró esta semana sus 20 años con un espléndido concierto que contó con varios bises ante un público entregado. No está de más que se planteen los responsables del auditorio y de la Orquesta Filarmónica repetir ese formato todas las navidades, con piezas variadas, con un toque popular y con vocación de continuidad.
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