Aflora una preocupación por el futuro de la Unión Deportiva Las Palmas la próxima temporada. No olvidemos que existe la antesala de una segunda vuelta de un equipo venido a menos, la gestión conflictiva de la salida de Quique Setién y el culebrón del técnico italiano (Roberto De Zerbi) que nunca llegó. Y con estos mimbres toca preparar un proyecto del que existen dudas por lo tarde (y la manera) que se ha perfilado el nombre del entrenador y la marcha de Roque Mesa que aportará dinero al club pero vista la política de no fichar para no gastar cabe preguntarse dónde irá destinados esos fondos.
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Lo que se verá en unos meses, y en función de cómo vaya el conjunto amarillo en el inicio de la liga, es quién de los dos tenía razón en el pulso de la campaña pasada: Miguel Ángel Ramírez o Setién. Vaya por delante que Manolo Márquez goza de la presunción de profesionalidad debida y que se ha ganado su oportunidad en cuanto que lo han designado. Pero todos somos hijos de nuestro tiempo, y en este caso al banquillo amarillo le toca dilucidar el porqué y las razones del abrupto desenlace del entrenador cántabro. A Ramírez siempre le quedará exigir, llegado el caso, responsabilidades a su entorno. A fin de cuentas, Setién no estaba predispuesto a ser un entrenador manejable al que endosar los fichajes y que tragara con una política de dirección donde su criterio no contaba. Y precisamente eso, que tuviera su propia decisión y enfoque, molestaba a más de uno. Por eso lo más interesante una vez que arranque la liga será visualizar quién sale airoso después de lo sucedido, si Ramírez o Setién que se acordará de Gran Canaria desde la distancia.
Por otro lado, la venta de Mesa deja un hueco irremplazable. No es un centrocampista cualquiera, como tampoco lo fue en su día Juan Carlos Valerón. Canteranos de su nivel no salen todos los días. A saber cuándo volvemos a contar con un jugador de semejante perfil. Mesa era polivalente, con mucho ritmo, cambiaba el juego rápido y su estatura y condición física le permitían desenvolverse de una manera muy peculiar. Se ha ido y sorprende que la primera reacción sea no buscar otro al que fichar que en algo se asimile a Mesa. Solo esperar y esperar, acaso al mercado de invierno. Si Mesa fuera cambiable por otro sin más ya esa conclusión hubiera sobrevenido antes. Mesa y Jonathan Viera formaban un formidable tándem que entusiasmaba al aficionado amarillo. Se echará mucho en falta a Mesa. Y ojalá no nos preguntemos a lo largo de la temporada si realmente era necesaria su venta.
En definitiva, solo resta pensar que Márquez sea consciente de todo esto, que haga respetar su proyecto y desearle lo mejor para una temporada en la que la Unión Deportiva Las Palmas debe aspirar a garantizar razonablemente pronto la salvación. Es decir, no sufrir. Ese es el listón, a pesar de la triste segunda vuelta, que dejó Setién. Y toca mantenerlo.
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