El Puerto de la Cruz, su gente, hace realidad estos días la decimoséptima edición del Festival de Arte en la Calle, Mueca. Desde el jueves hasta el domingo más de cien artistas procedentes de Austria, Reino Unido, Francia y España ponen en escena espectáculos que van del circo al teatro, pasando por piezas de clown, danza, música y perfomances en hasta 15 espacios repartidos por toda la ciudad, que desde hace un tiempo figura como referente en esta oferta que, hay que decirlo alto, se mantiene viva en estas fechas gracias a la tozudez de la ciudadanía portuense frente a la necedad de no pocos responsables políticos municipales. Y es que, así les pese, Mueca tiene narices y solo es entendible y posible con la participación ciudadana.
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Ocurrió que este año, para ocultar miopía y torpeza, el Ayuntamiento, escudándose en la cita electoral, decidió darle largas al festival y anunció que lo aplazaba a septiembre, ignorando que los auténticos protagonistas de éste son los ciudadanos, sus auténticos elementos constituyentes, los mismos que ya corrigieron la desidia municipal cuando lo dejó morir en 2010 y 2011 y lo recuperaron para ponerlo en el calendario de las citas inexcusables, hasta convertirlo en referente con el que este municipio turístico diversifica su oferta, al margen de situarlo entre los más importantes no solo de España sino de Europa.
Mueca tiene narices y así se lo demostró a los políticos que siguen sin aprender, parapetados en sus poltronas y aislados en las instituciones, que no habrá gobernación que valga si no se cuenta con los sujetos protagonistas y destinatarios de cuanto acontece en una sociedad adulta y democrática; y que, aunque les cueste creerlo, la dinámica del cambio no pasa exclusivamente por los parlamentos o los plenos municipales, sino también por la interacción entre los gestores públicos y ciudadanos. Eso es lo que demuestra la Plataforma Cómplices de Mueca, que activó la campaña Mueca tiene narices, un ejemplo de movilización de la ciudadanía, entidades y empresas que están haciendo realidad una experiencia inédita de la cultura, que entiende la calle como espacio de creación, punto de encuentro, motor de dinamización social y, por supuesto, económico y que no debe sucumbir a clientelismos, mediocridades políticas ni menudeos electoraleros.
Mueca le ha echado narices. La ciudadanía ha logrado que el festival perviva y dejado claro que el poder público, obligado a desarrollar la gobernabilidad democrática, tiene que preservar, estimular e inventar los mecanismos que permitan la implicación de todos en la toma de decisiones.
Que los representantes del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz hayan sido desautorizados y tenido que disculparse por su decisión unilateral de postergar el festival es un hito político y cultural del valor y poder de la implicación de la gente. Otro punto más para Mueca, esa propuesta hermosa que une a vecinos y visitantes, desbordando la ciudad portuense.
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