El PSOE grancanario no deja de darnos sorpresas. Esta vez le ha tocado el turno a la agrupación de Las Palmas de Gran Canaria, donde los jóvenes militantes del partido que forman las Juventudes Socialistas, no podrán votar en las primarias para elegir al nuevo secretario local.
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Tiene que tener mérito ser un millenial y formar parte del partido que dirige la joven promesa en Gran Canaria, Chano Franquis. Mérito y un toque de masoquismo. Un partido que presume de regeneración, como bien apuntaba su líder en Canarias, Ángel Víctor Torres, en su célebre frase antes de encumbrar a la joven promesa: «La política es un relevo intergeneracional para que los y las jóvenes transmitan ilusión a los que ya llevamos un tiempo en política». Le faltó añadir: «Transmitan toda la ilusión que quieran, pero dejen votar a los mayores».
En política, que está todo inventado, nada ocurre por casualidad. Habrá que preguntarse a qué candidato hubiera beneficiado la participación de Juventudes en las primarias. Interpretando las reacciones de unos y otros, no hay que ser un genio para intuir que el actual alcalde de la capital grancanaria es el más afectado por esta decisión. Porque esto no es un duelo entre Augusto Hidalgo y Miguel Ángel Pérez. Lo es entre Hidalgo y Chano Franquis, cuya sombra es casi tan larga como su trayectoria en política. Si hay que borrar del mapa a los fieles jovencitos que nos aplauden en los mítines, pues lo borramos. Problema menor.
Y mientras tanto, estos jovencitos aceptan con lágrimas este hecho. Alguna queja esporádica, pero nada importante. Deben estar acostumbrados a este tipo de desplantes. Eso sí, no se olvidan de decir que los y las jóvenes (ese «los y las» lo tienen bien aprendido) están para cumplir la disciplina de partido. No vaya a ser que los castiguen sin dibujos.
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