El papelón de Ciudadanos

Jueves, 16 de julio 2020, 18:13

El PP perdió el Gobierno y Ciudadanos su liderazgo en el juego político de la etapa Rajoy. Albert Rivera gozaba de una situación política de extrema comodidad con el viejo Rajoy liderando la gobernabilidad y la oposición. Con una mano lo sostenía en el poder y con la otra lo asfixiaba ante sus votantes y simpatizante. La firmeza con Cataluña y su talante “macroniano” disparaban sus expectativas en las encuestas. Pero de la calle vino Pedro Sánchez y desarticuló su chiringuito, arrinconando su protagonismo y robando su modelo de gobierno social.

Publicidad

La irrupción y el triunfo de la moción de censura del PSOE deja a Rivera en el alero. Un daño de difícil cálculo político en este instante. El diseño del Gobierno ha sido otro duro golpe a las expectativas de Rivera. Pedro Sánchez compone un Ejecutivo que no es estrictamente político, sino civil, social, una de las ideas del centro derecha naranja que hasta ayer buscaba bajo las piedras candidatos de la vida pública, con perfil profesional y comprometidos con la sociedad. Ese es exactamente el perfil del nuevo Gobierno, un mix en el que predominan las mujeres hechas y derechas, los profesionales con trayectoria y prestigio, además de moderadas dosis políticas, que quedan en el núcleo duro del Ejecutivo. El macronismo practicado por Pedro Sánchez al constituir su Ejecutivo carga de simbolismo a los ministros para la sociedad civil, al propio partido, a los independentistas, al centro y a la derecha. Una estrategia perfectamente hilvanada que no deja cabo suelto y que pretende llegar a toda la sociedad para despejar cualquier duda sobre el futuro socialista y sobre la forma de llegar al poder. Un Gobierno para todos que limpia los posibles borrones de una sustitución que se produjo sin elecciones por medio, sin programa concreto, sin proyecto para el futuro de España, sin presupuesto propio y sin capacidad legislativa en el futuro.

Ministro arriba ministro abajo, es el gobierno que hubiese creado Albert Rivera, ahora en la encrucijada de volverse a resituar. Ciudadanos tiene por delante el reto de recolocar sus fichas en el nuevo «Stratego» político y repensar su táctica ante la posibilidad de quedar aislado entre la dura oposición que ha anunciado el PP y la incapacidad de influir en el devenir del Gobierno a través de apoyos inviables, que con toda probabilidad le pedirá Sánchez para mantenerlo en la contradicción permanente.

El partido naranja no es ajeno a esta situación y ya prepara sus nuevas tácticas y prioridades políticas, además de reenfocar su estrategia. para adaptarse al nuevo escenario. En este nuevo escenario la cuestión catalana mantendrá despierto a Ciudadanos. Las primeras concesiones de Sánchez ya han abierto las espitas naranjas en un asunto en el que no moverán el foco, entre otras cosas porque la nueva política, la de los gestos y el diálogo, dará mucho que hablar y creará incertidumbre ante el rearme del independentismo. Arrimadas ya lo advertía el viernes: “Ya sabemos qué pactó Sánchez con Quim Torra: abrir la caja del dinero público para que sigan financiando el proyecto independentista”. Un mensaje que sigue calando.

El tiempo, la eficacia de las medidas que adopte Pedro Sánchez y la adversidad parlamentaria, la debilidad, son factores a los que se agarrará Albert Rivera, quien está convencido de que estos “golpes de efecto” tienen los días contados. Su gente está cree de que el tiempo es su gran aliado y que se recolocará y resucitará en medio del caos político.

Publicidad

La derechización del PP y su aislamiento para la defensa frente a la corrupción, son hechos incontestables que benefician a Ciudadanos, cuyo espacio público ha sido la moderación en el centro y la corrección. Al margen de los réditos que pueda dar el independentismo catalán a Ciudadanos, Podemos puede ser otro de sus aliados cuando Pedro Sánchez tenga que recolocarse más a la izquierda y abandonar el centro que ha ocupado ahora para combatir el empuje de los morados, primeros decepcionados de la etapa Sánchez.

Sea como sea, el partido que ayer estaba llamado a gobernar por las encuestas y el líder más apreciado, han quedado sepultados por la irrupción de un Sánchez al que todos colocaban fuera de la escena política y muerto por tercera vez en las urnas, pero que de la noche a la mañana ha tomado la iniciativa política y se ha colocado en La Moncloa con un Gobierno, que al margen de los flecos de postureo ministeriales de alguno de sus miembros, ha sido aprobado por la opinión pública y sobre el que se depositan expectativas que sólo el tiempo podrán satisfacer.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad