Valencia ya huele a fallas

Valencia ya cautiva con su arte fallero

Convertida en una amalgama de olores, sonidos e imágenes falleras, el segundo día grande de las Fallas se vive entre la alegría de los que ya se saben la mejor falla infantil, la Maestro Gozalbo-Conde Altea, y los nervios de conocer el dictamen del jurado para ser la mejor falla «grande» de 2018, y aún con mucha fiesta por disfrutar.

Mientras los jurados escudriñan cada detalle de los monumentos, cientos de personas se arremolinan para visitarlas e inmortalizar con sus móviles -las cámaras casi han pasado a la historia- el arte efímero y satírico de las fallas.

Con alturas que este año varían entre los quince y los veintitrés metros de altura y costes de 90.000 a 200.000 euros, las fallas de la Sección especial son las que más expectación despiertan por su apuesta arriesgada e innovadora, lo se aprovecha para llenar sus alrededores de mercadillos, «gastronetas» y atracciones infantiles.

Entre la terna de aspirantes, la falla del Pilar, en una pequeña plaza que acrecienta su habitual espectacularidad, es favorita, con sus 22 metros de altura y 160.000 euros de presupuesto y en la que se muestran los pecados que inundan la Tierra y su expiación.

«En el pecado va la penitencia» es el título del monumento, en el que aparecen líderes políticos internacionales como Trump, Putin y Kim Jong-un pecando de soberbia o nacionales como dos «avaros» Rajoy y Montoro rodeados de billetes de 500 euros.

También acapara miradas Convento Jerusalén-Matemático Marzal, un monumento que ha costado 200.000 euros, de 20 metros y con 40 figuras, que narran las fantasías de una familia a lo largo de su vida en la alegoría «Per Naturalea» (Por Naturaleza), que no olvida la sátira y la crítica social y política.

Quienes este viernes se han acercado hasta esta céntrica falla se han topado con el presidente del Ciudadanos, Albert Rivera, rodeado de una maraña de medios que ha molestado a más de un visitante.

Sus integrantes han confesado que «crecen los nervios» conforme se acerca la visita del jurado a las cinco de la tarde.

La inesperada triunfadora de 2017, L’Antiga de Campanar, que ha sido la primera visita del jurado a las 8 horas, aspira a ser de nuevo coronada con «Arre unicornio, arre» (de 170.000 euros), un canto a la locura que es la vida actual, de 23 metros y hasta 50 ninots que invitan a creer en lo imposible.

Este año, a través de la aplicación municipal Fallas 2018, se podrán visitar por diez euros y sin colas ni esperas las nueve fallas de la Sección especial, que también despliegan su sátira e ingenio a través de una boda, el canto a la libertad, la búsqueda del Dorado, los universos paralelos o las bocas de personajes literarios.

La Falla Municipal, fuera de concurso y con permiso de las de Especial, vuelve a ser el foco de atención con un diseño colorista, vanguardista y poliédrico de Okuda San Miguel, que rompe moldes y genera debate y con el que el artista cántabro, con una creciente proyección internacional, viste en 3D los típicos personajes de su obra.

La creación de los artistas falleros Pepe Latorre y Gabriel Sanz, bajo el nombre «Equilibrio universal», representa un tótem, rodeado de quince figuras de animales, cuerpos humanos, caras y detalles de gran formato e inundadas de los colores del arco iris, y sobre él dos venus poliédricas con una bola del mundo en forma de hucha, en cuya ranura entra un euro sonriente.

Pasacalles y «despertaes», recogidas de premios y castillos de fuegos artificiales llenan cada día de las Fallas, que este sábado vivirán la primera jornada de la Ofrenda, uno de los actos más emotivos y multitudinarios, con más de 100.000 falleros y músicos desfilando ante la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad.

Mientras, prosiguen las mascletaes y este viernes, al balcón del Ayuntamiento se han subido Albert Rivera y el dirigente de Podemos Íñigo Errejón, en una imagen de líderes políticos nacionales que no se prodiga mucho los últimos años.

Con un gentío abundante a las puertas del fin de semana y en ambiente soleado y reivindicativo -los policías se han manifestado por el centro para reclamar equiparación salarial-, Valencia coge impulso para seguir viviendo las segundas Fallas como patrimonio inmaterial de la humanidad.

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