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Villarreal-Inter, 1-0. Gesta enorme del Villarreal

El Villarreal no para de crecer. Frente al Inter de Milán el equipo castellonense firmó una nueva gesta en Europa, en esta caso de proporciones enormes, al clasificarse por primera vez en sus 83 años de historia para las semifinales de la Liga de Campeones. El modesto debutante ya es uno de los cuatro mejores equipos de Europa, después de remontar la eliminatoria ante el experto y teóricamente poderoso conjunto italiano, que tuvo que rendirse ante el fútbol del novato español. El Villarreal hizo enorgullecerse como nunca a una ciudad de sólo 48.000 habitantes que tiene en este equipo a su mayor símbolo y se ha ganado el respeto de todos sus rivales y su derecho a seguir soñando. Liderado por el genial Riquelme, el equipo dirigido por Manuel Pellegrini dio en la segunda parte una lección a un triste Inter, que llegó al Madrigal pensando sólo en defender el 2-1 de la ida y lo pagó.

Vicente Acosta / Colpisa

Viernes, 17 de julio 2020, 09:33

1 Villarreal: Viera, Javi Venta, Quique µlvarez, Peña, Arruabarrena, Senna, Tacchinardi, Sorín (Josico, min. 77), Riquelme, José Mari (Guille Franco, min. 77) y Forlán (Calleja, min. 90).

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0 Inter de Milán: Toldo, Zanetti, Materazzi, Samuel, Córdoba, Figo (Mihajlovic, min. 74), Verón, Cambiasso, Stankovic, Recoba (Martins, min. 56) y Adriano.

Árbitro: Kyros Vassaras (Grecia). Mal. Debió pitar penalti y expulsar a Materazzi en el minuto 67 por un codazo a Sorín en el área. Tarjetas amarillas a Tacchinardi, Figo, Martins y Verón.

Gol: 1-0. Minuto 58. Arruabarrena peina una falta sacada por Riquelme.

Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de la Liga de Campeones. Estadio de El Madrigal. Lleno. 22.000 espectadores. En el encuentro de ida disputado en San Siro el Inter ganó por 2-1.

Un club que hace sólo 15 años militaba en Tercera División ha conseguido dar un espectacular salto de calidad gracias a la inyección económica de Francisco Roig. Ahora el Villarreal asombra a Europa con un equipo muy equilibrado, sacrificado, pero también con clase, que antepone el juego colectivo a las individualidades. Todo lo contrario que el Inter, impotente en una segunda parte en la que el gol de Arruabarrena, el mismo héroe que frente al Celtic, hizo justicia. Ni siquiera ensució la grandiosa noche del Villarreal y del fútbol español el brutal codazo de Materazzi a Sorín que abrió el párpado del argentino.

El Villarreal y su afición, como era de esperar, tuvo que sufrir demasiado, sobre todo en la recta final, aunque tampoco lo pasó bien en el primer tiempo el equipo local. Sin embargo, nada tuvo que ver la segunda parte con la anterior, porque en los últimos 45 minutos el Villarreal bailó al Inter. Aunque el Villarreal ya llevó el mando durante casi todo el primer periodo, sólo tuvo entonces un disparo a puerta, y sin demasiado peligro. El Inter se defendió como se esperaba, con mucha seriedad y sin dejar apenas espacios a un Villarreal que anduvo temeroso durante varios minutos, hasta que en los minutos previos al descanso apareció Riquelme para levantar a su equipo y su ilusionada afición. No había un marcaje individual sobre el argentino, pero estuvo muy vigilado y no entró en juego hasta que en el minuto 42 realizó una jugada grandiosa, dejando tirados a Cambiasso y Verón, que no culminó por falta de puntería. A Forlán tampoco le llegaron en el primer tiempo muchos balones, y José Mari tampoco encontraba forma de desbordar. Afortunadamente para el Villarreal, el Inter no encontró nunca el contragolpe y Adriano, en muy baja forma, estuvo desaparecido.

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Después de un arranque esperanzador del Villarreal, a los castellonenses les entraron después las dudas y fue el Inter el que pasó a dominar por momentos, aunque también sin profundidad. Prefería defender con todo. Con mucha igualdad, el Villarreal dejó de combinar y era preocupante su falta de ideas para sorprender. El Inter se sentía supercómodo defendiendo e incluso alejando a los locales de las inmediaciones de su área. Al Villarreal le costaba un mundo llegar, y no se aprovechó de la presencia del reconvertido Córdoba en la banda izquierda. Sólo una vez se fue del colombiano Javi Venta, pero su remate lo cabeceó con falta José Mari. Con Riquelme desasistido, la lucha y verticalidad de Sorín eran lo único que parecía poner en algún aprieto a la defensa visitante. Pero no hubo oportunidades hasta esa recta final de la primera parte en la que Riquelme, intentó, en principio sin éxito, devolver la vida a su equipo.

Crecidos tras el gol

Pese a sus problemas en ataque, el Villarreal ya había demostrado estar capacitado para el triunfo. No cambió la dinámica en la reanudación, con el Villarreal lanzado, y ahora con más precisión y ritmo a por el gol. Así, las ocasiones comenzaron a llegar sin pausa y por fin le tocó trabajar a Toldo. Dos disparos casi consecutivos evitó el portero del Inter a remates de José Mari y Riquelme. Y el Inter seguía a lo suyo, creyendo que destruyendo y sin pasar del medio campo podía llegar lejos. Hasta que Arruabarrena volvió a ser protagonista, al igual que en la eliminatoria frente al Celtics de Glasgow, al aprovecharse de un error defensivo de Samuel y compañía y adelantarse en el remate de cabeza a Toldo. El Madrigal enloqueció con el gol del 'Vasco', con la colaboración, cómo no, de Riquelme.

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Se crecieron los locales con el gol, e hicieron sufrir y temblar a los italianos durante un largo tiempo. Totalmente encerrados en su área, Senna, Sorín, Riquelme y Forlán cercaron al Inter y si no llega a ser por un paradón de Toldo al delantero uruguayo en el 61 el Villarreal habría aumentado su merecida ventaja. Ya había sacado Mancini a Martins, que en teoría iba a meter mucho más miedo que Recoba, pero el Villarreal no se asustó. Después llegó lo más triste, la agresión de Materazzi a Sorín que llenó de sangre la cara del argentino y le obligó 10 minutos después a dejar con rabia el partido, porque con una venda en su cabeza tenía el ojo izquierdo casi completamente cerrado. La afición despidió a Sorín con una ovación inolvidable y después comprobó cómo su equipo iba a aguantar con solvencia, aunque con mucho sufrimiento, las acometidas del Inter a la desesperada. Y Forlán y Riquelme pudieron fulminar a nueve minutos del final. El trallazo de Riquelme, desde la banda derecha lo sacó de forma milagrosa Toldo, pero habría sido la guinda para dar la tranquilidad absoluta a un equipo que ya no sorprende. Porque en el minuto 92, hasta Viera tuvo que intervenir para que la fiesta continuase en las gradas y en las calles de Villarreal.

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