Valerón en su país de las maravillas
El regreso de Juan Carlos Valerón a Riazor ha engullido todo el ruido mediático en torno a un partido trascendente como pocos, el que libra hoy Las Palmas frente al colíder. Valerón no es un cualquiera en A Coruña. Aquí alcanzó la excelencia y escribió una historia irrepetible. Forma parte del escudo del Deportivo, representa lo que nunca antes consiguió nadie.
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Valerón estaba superado anoche por el recibimiento que le esperaba a la llegada de la expedición, tanto en el aeropuerto de Alvedro como en el Hotel Hesperia. Fue el foco de flashes y miradas. Reclamo estelar. Como si nunca se hubiese ido. Cuando estaba en la cima siempre resultó ejemplar su atención al público. Y ahora que ya viene de vuelta conserva esos modos y maneras que enternecen. Nadie se queda sin una foto, a todos una sonrisa, la mano tendida, autógrafos sin prisas. Grande con la pelota y más grande todavía lejos del césped. Valerón es arte y afectividad, un genio que se ha ganado el corazón del pueblo y al que ovacionan en cada plaza. Hoy Riazor será un clamor por él.
Tanta pirotecnia traerá sin cuidado a los técnicos, más aferrados a la realidad de los puntos. Puntos que, por cierto, son muy necesarios en cada equipo. Deportivo y UD comparten una estadística poco acreditativa: un triunfo desde noviembre. Unos y otros arrancan la segunda vuelta con obligaciones evidentes, pues esta aritmética amenaza con reventar cada proyecto. Si resulta paradójico que Fernando Vázquez mantenga a sus muchachos al frente de la tabla con semejante sequía, más ilustra la igualdad (o mediocridad) de la categoría que una UD empequeñecida aceche el liderato en caso de victoria. Es, en todo caso, un partido grande, en el que rivalizan dos escudos con sed de gloria y que quieren reivindicar su cartel a la vista de toda España.
Con toda la segunda vuelta por correr, Riazor va a calibrar la armadura de la UD, que se agarra a las piernas de Valerón para torear un examen de cuidado. El inefable Fernando Vázquez se ha encargado de calentar la previa: «Es una oportunidad única para macharcarles». Veremos.
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