Una vida que gira en torno al dolor
Marta Ramos
Martes, 21 de julio 2020, 20:53
Ana Díaz lleva tres años de lucha por tener «un mínimo de calidad de vida», que hasta el momento, se le resiste. Desde 2013, esta vecina de Escaleritas padece dos hernias discales que apenas le permiten moverse, una dolencia que se ve agravada por su discapacidad visual y por su carencia de redes familiares.
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Es una de las miles de personas que copan las listas de espera del Servicio Canario de Salud (SCS) y su caso es cuanto menos angustioso. Sus problemas de hernias discales empezaron hace seis años pero se le agravaron en 2013, cuando fue derivada a la Unidad de Raquis del Hospital Doctor Negrín. Tras una largo periodo y varias reclamaciones, fue vista por el especialista a finales de 2015 y desde marzo de este año figura en la lista de espera para ser intervenida de manera preferente de la columna. Como ella misma cuenta, esa operación podría tardar en llegar «años», ya que lo único que le han dicho es que la espera es «extensa», un tiempo en el que teme empeorar porque no puede tratarse en la Unidad del Dolor ni acudir a rehabilitación, según denuncia la mujer, de 42 años. Mientras aguarda su intervención, lucha cada día contra el dolor. «El daño nervioso que tengo es muy grande, pero me han dicho que si estoy en una lista de espera para operarme no me pueden atender en la Unidad del Dolor ni a rehabilitación», sostiene Ana Díaz, que desde 2014 no ha podido volver a trabajar por sus molestias. «Quiero saber cuándo me van a operar porque voy a peor. Tengo mucho miedo, porque con la discapacidad visual que tengo del 83%, si llega un momento en que no puedo mover las piernas, ¿qué va a ser de mí?», manifiesta la mujer, quien además vive sola en un piso compartido. Hasta el momento, Ana ha lidiado con su dolor con tratamientos y visitas continuas a urgencias, pero, como sus médicos le han dicho, sin cirugía, sus problemas solo irán a peor. Con esta situación, Ana asegura que estar perdida porque no sabe qué hacer ante la falta de respuestas. «Es desastroso. Yo, de momento me puedo seguir moviendo aunque lentamente, y hay gente que estará en peores condiciones, pero en el futuro ¿cómo lo voy a aguantar?», reclama con rabia, quien se pregunta qué hubiera ocurrido si no hubiese reclamado. «Es triste, pero si no lo llego a hacer, a lo mejor el especialista me ve por primera vez en 2017», lamenta.
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